Remedios con ajos
En Moreda (A) dicen que el dolor de muelas es debido a los males de amores. En Lezaun (N) algunos llamaban a este dolor, mal de amores.
En Elgoibar (G) para combatirlo se colocaba un diente de ajo sobre la arteria cubital de la mano contraria a donde se tenía el dolor, sujetándolo con un pañuelo hasta que se calmase. En Zerain (G) contra los males de dientes colocaban atado un diente de ajo en la zona de la muñeca donde se tenía el pulso, concretamente en la muñeca del lado contrario al dolor.
En Hondarribia (G) recuerdan un tratamiento que recomendó una gitana a una persona con dolor de muelas. Le vendaron un diente de ajo en el pulso de la muñeca del mismo lado al que tenía el dolor y éste desapareció, si bien en el lugar donde puso el ajo le salió un enorme moratón. En Sangüesa (N) recomendaban poner un ajo en la sien bien apretado.
Azkue también constató esta práctica en tiempos pasados. En Elorrio (B), Beizama y Ordizia (G) se desmenuzaba un ajo y se mantenía sobre la muñeca durante veinticuatro horas. En Larraun (N) si el dolor afectaba a la mandíbula derecha se ponía ajo en el pulso del lado izquierdo, también veinticuatro horas[1].
En Apellániz (A) se ponía en la muñeca una patata bien machacada previamente.
En Carranza (B) recuerda una informante que en un almirez se majaban dos o tres ajos a los que se añadía una pizca de sal. Una vez deshechos se depositaban los restos sobre un trapo que se doblaba para cubrirlos. Después se ataba a la pantorrilla y se tenía un rato, hasta que se notaba escozor. De este modo asegura que se quitaba el dolor de muelas. Esta especie de cataplasma de ajos no se debía tener mucho tiempo en contacto con la piel ya que el “ajo es muy ardiente y levanta ampollas”.
En Ataun (G) también se recogió una práctica similar para calmar el dolor de muelas consistente en picar ajo, envolverlo en una tela y ponerlo bajo un pie.
- ↑ Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 221.