Desarreglos de estómago, tripako minak
Popularmente, según se ha constatado en las encuestas, ha existido una cierta confusión entre tripas y estómago porque se daba una consideración unitaria a todo lo que se encuentra en el vientre, incluidas las vísceras abdominales. Por ello dolores de estómago, de tripas, urdailena, incluso ciertas dolencias específicas de la mujer como los dolores menstruales, aparecen mencionados en este capítulo y, por tanto, algunos de los remedios aplicados para aliviar o curar los distintos males han sido similares.
Las informaciones recogidas arrojan también el dato de que los remedios pueden ser complementarios. Así por ejemplo para resolver un desarreglo de estómago se puede tomar una infusión de manzanilla u otra hierba, ayunar durante un tiempo y seguir una dieta. En ocasiones los informantes entremezclan unas dolencias con otras: empacho, pesadez de estómago, ardor... En otras la distinción es clara, entre estreñimiento y diarrea o entre mala digestión y úlcera de estómago. Existe la constancia de que los transtornos estomacales producen tristeza.
En algunas localidades señalan el interés en cuidar bien el estómago porque es la fuente de la salud (Busturia-B) o bien porque “andar mal del estómago es cosa mala” (Amézaga de Zuya-A).
En Abadiano (B) cuando uno padece desarreglos de estómago porque ha comido demasiado o le ha sentado mal la comida utilizan la expresión “jana bidean gelditu”, es decir, que la comida se le ha quedado en el camino. En Gorozika (B) indican que la consecuencia principal de los trastornos digestivos es la dificultad de evacuar, obreu ezina. En Tiebas (N) aprecian que hoy día se produce mayor número de dolencias del estómago «por las porquerías que se comen».
También hacemos mención de la hernia inguinal, etena, en esta introducción a los males de estómago y tripas porque popularmente se la ha considerado como un bulto que aparecía en la región abdominal sin que tuviera una adscripción autónoma. Es más, no se han recogido remedios para curarla, a veces se ponían los conocidos bragueros para contener la hernia y en otras ocasiones no había más remedio que recurrir a la cirugía.