Remedios para las caries e infecciones dentales
En tiempos pasados no era frecuente limpiarse los dientes. Recuerdan en Allo (N) que la boca se lavaba muy de tarde en tarde, casi siempre cuando dolía alguna muela o cuando así lo aconsejaba el médico. A menudo lo hacían con agua y vinagre. También se llegaron a utilizar productos adquiridos en la botica.
En Murchante (N) limpiaban los dientes con bicarbonato. Ponían en un platillo una cierta cantidad y con un cepillo lo aplicaban directamente sobre los dientes. También los cepillaban con jabón.
En Carranza (B) para limpiar los dientes oscurecidos por la falta de higiene se restregaban con el polvo obtenido de machacar tizones de madera apagados del fuego bajo. También se recurría al bicarbonato.
En Gautegiz-Arteaga (B) recuerdan que los cepillos y los dentífricos se introdujeron más o menos a la vez, hacia los años treinta.
En Obanos (N) para no sufrir a causa de una muela dicen que “lo mejor, enseñársela al ojo”, esto es, extraerla. Hasta los años setenta no se valoraba la dentadura íntegra y en lugar de empastar los dientes se solían sacar aunque fuesen los definitivos. En Sangüesa (N) consideran igualmente que lo mejor “enseñarle la raíz al sol”.
Con carácter preventivo en Gorozika (B) se decía que si se despedazaba con los dientes un helecho recién brotado, los mismos no se pudrían. En Beizama, Oiartzun (G); Markina y Otxandiano (B) para conservar fuertes y enteros los dientes y muelas se recomendaba cortar las uñas cada lunes. En Elorrio (B) con este mismo fin se aconsejaba frotarlos con orina[1]. En Alcoz[2] y Aniz[3] (N) decían que las uñas debían cortarse los lunes para que no dolieran las muelas.
En Alcoz decían que si se besaba a un niño antes de que le bautizasen, no se padecería de dolor de muelas[4].
Azkue también recogió varias prácticas preventivas para evitar el dolor de muelas y dientes. En Markina (B) se decía que por la mañana debía uno rascarse bien el reverso de las orejas de arriba abajo. En Larraun y Baraibar (N) al levantarse de la cama se metían los pies en un caldero lleno de agua. En Durango (B); Arrona (G) y Larraun (N) se consideraba bueno rezar un padrenuestro a Santa Apolonia en el tiempo que mediaba entre alzar la hostia y el cáliz. En Salazar (N) también se estimaba conveniente rezar con el mismo fin a Santa Apolonia[5].
Las caries han sido la principal causa de dolor en las piezas dentarias, sobre todo cuando eran lo suficientemente avanzadas como para alcanzar el nervio. Las prácticas recogidas han ido encaminadas a atenuar el dolor que provocaban ya que como es evidente no se ha dispuesto de remedios populares para curarlas.
Además de los calmantes o analgésicos propios de cada época, algunos de tan largo uso que su nombre comercial se ha convertido en popular, tal es el caso de la aspirina y el optalidón, se han empleado otros remedios de distinta naturaleza para calmar los males de dientes, desde los que pueden tener una base empírica a los puramente mágicos. Los describimos a continuación.
Enjuagues y cataplasmas
Sahumerios y vahos
Aplicación de calor
Aplicación de frío
Remedios para los flemones y otras inflamaciones
Remedios con ajos
Otras prácticas
Prácticas creenciales