La vestimenta. Jantzi osasungarriak eta kaltegarriak
Los informantes consideran que las ropas tejidas con productos naturales son más adecuadas para la salud corporal que las obtenidas mediante fibras sintéticas. En la actualidad se emplea una gran variedad de tejidos en la confección de las prendas de vestir y no se presta tanta atención como antes a esta cualidad, salvo por parte de la gente mayor o de personas que sufren alergias.
Se destaca la estima que antaño tuvo el tejido de lino porque las prendas confeccionadas con esta fibra vegetal no permitían que el cuerpo cambiase bruscamente de temperatura (Zerain-G). La ropa de lino, aunque áspera, es mejor para el verano por ser fresca y resulta óptima también para el enfermo con fiebre (Apodaca-A, Orozko-B).
Antaño se confeccionaba con lino la ropa interior tanto de hombre como de mujer, así como la ropa de cama (Moreda, Ribera Alta-A). Tras el lino la mejor consideración es para el algodón bien sea para la confección de prendas interiores o de sábanas (Moreda, Ribera Alta-A; Durango, Orozko-B). Ello es debido a su capacidad de absorber el sudor y evitar por consiguiente las irritaciones. A los ancianos y a los niños se les protegía con ropa interior de felpa por sus propiedades aislantes del frío (Carranza-B).
La lana proporciona más calor si bien produce picor por lo que se suele evitar su rozamiento directo con la piel; se utiliza la lana para la confección de medias y calcetines y otras prendas de abrigo como jerséis, chaquetas, bufandas, etc. También la pana está considerada como una tela sana.
Hacia mediados del siglo XX comenzaron a utilizarse prendas confeccionadas con tejidos de fibra sintética; se introdujeron impermeables de plexiglás que eran muy ligeros de peso; se decía de ellos que eran nocivos para la salud porque impedían la transpiración del cuerpo (Apodaca-A; Berastegi-G; Obanos, Lezaun-N).
Hasta los años setenta en las zonas rurales los hombres ceñían la cintura con una larga faja que en euskera se denomina gerrikoa; actualmente su uso es cada vez más escaso. Según los informantes de más edad era una prenda que “sujetaba el cuerpo”, protegía los riñones en los trabajos esforzados y evitaba el frío al estómago (Bernedo-A; Nabarniz-B; Bidegoian, Astigarraga-G; Murchante-N).
Hoy en día se piensa comúnmente que las prendas de sujeción que oprimen no son buenas para la salud. Mujeres informantes mayores cuentan que siendo jóvenes llevaban el corsé tan ajustado que apenas les permitía respirar (Allo-N). En tiempos pasados se pensaba que no era sano llevar el pecho sin sujeción por lo que a las mujeres desde niñas las acostumbraban a ponerse el corpiño, gonauntza (gorantza), (Zerain-G). Hoy en día se sostiene que la ropa debe quedar holgada, y no llevarla ajustada, para que se ventile el cuerpo.
Se piensa que el mejor calzado es el de piel y cuero porque permite que los pies transpiren mejor (Agurain, Apodaca, Bernedo, Mendiola, Ribera Alta-A; Durango, Muskiz, Orozko-B; Astigarraga, Telleriarte-G; Aoiz, Arraioz, Eugi, Izal, Murchante, Tiebas, Viana-N).
Antes de la generalización de las botas y zapatos de material, en el mundo rural se usaban las abarcas, a menudo confeccionadas por los propios usuarios (Agurain, Amézaga de Zuya-A; Berastegi, Bidegoian-G; Goizueta-N). Estas abarcas de cuero curtido artesanalmente se consideraban más sanas que las de goma que se comercializaron posteriormente aunque éstas resultaran mucho mejores para proteger los pies de la humedad exterior (Bidegoian, Elgoibar, Elosua, Oñati-G). Las abarcas de cuero se calzaban con medias de lana, artilana, con lo que se lograba que los pies no sudaran aunque hiciera calor.
Las alpargatas de cáñamo o esparto han gozado de gran predicamento por la comodidad, flexibilidad y porque su uso no provoca sudor.