Remedios con vegetales. Belarri-belarra

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Las especies vegetales a las que se ha recurrido para calmar el dolor de oídos se han caracterizado por ser de hojas carnosas de tal modo que al estrujarlas desprendiesen fácilmente líquido, que era el que se vertía en el oído enfermo.

Una de ellas ha sido el ombligo de Venus (Umbilicus rupestris) especie habitual que crece en las paredes y la otra una siempreviva que se suele encontrar en los viejos tejados (Sempervivum tectorum). Ambas pertenecen a la familia de las crasuláceas. Como suele ser habitual los informantes utilizan a menudo una sola denominación popular para referirse a ambas especies, en este caso belarri-bedarra, con la que describen su uso sin diferenciar la especie de la que se trata. Si a esto se le suma que la identificación de las plantas recogidas ha sido realizada por los distintos encuestadores, se puede comprender que a veces no sea totalmente fiable.

En Zerain y Bidegoian (G) se recolectaba belarrimin-belarra (belarri-belarra en Bidegoian) (Sempervivum) que crece sobre los tejados y viejas paredes todo el año. Se le quitaba a la hoja la piel y se machacaba, introduciendo la savia en el oído. En Oñati (G) como remedio para la otitis se utilizaba la hierba siempreviva (Sempervivum tectorum) que se machacaba para ponerla en el oído con algodón. En Bedarona y Gorozika (B) se cogían unas plantas que crecían en los tejados, se les sacaba el agua y se echaba en los oídos. En Telleriarte (G) llamaban a estas plantas belarri-belarrak y se utilizaban del mismo modo.

Belarri-belarra, siempreviva. Fuente: Miren Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.

En Donibane-Lohitzune (L) recuerdan que sobre los tejados crecía una planta llamada teilatu-belarra y en francés joubarbe (jubarba). Se cogían sus hojas gruesas, se apretaban y las gotas que se desprendían se echaban sobre el oído dolorido. En Azkaine (L) también recurrían a esta siempreviva, teila-belarra.

En Ataun (G) se echaban en el oído cuatro gotas de belarri-belarra. Esta especie se guardaba en muchos caseríos con un poco de tierra encima de las tejas. Otro remedio recogido en esta localidad y que atañe a la misma especie vegetal consistía en freír las hojas de belarri-belarra en aceite y luego verter éste en el oído.

En Nabarniz (B) se conocía una planta a la que se denominaba precisamente belarriko miña kentzeko bedarra, planta para quitar el dolor de oído. Señala una de las informantes que en su casa crecía en el tejado de la caseta que cubría el horno de cocer el pan. De todas formas se la encontraba en todos los tejados viejos junto con el musgo. Producía unas bolas que semejaban alcachofas, de color verde y con mucha agua, que era la que había que echar en el oído. Se trataba de una planta resistente a las heladas. En Sara (L) se echaban gotas del zumo de la yerba llamada beharriko minain belarra o beharri-belarra, alcachofa silvestre. En Beasain (G) recomiendan verter en el oído, por la mañana y por la noche, las gotas que segrega al presionarla la gruesa hoja de esta misma planta, belarri-belarra.

En Elgoibar (G) se recogía una planta también habitual en los tejados. Se aplicaba sobre el oído afectado y debido a que estaba fría calmaba el dolor. Sin embargo los informantes cuentan que hace tiempo que dejaron de verla crecer en estos ambientes.

En Arraioz (N) se exprimía la hoja carnosa de la planta que llaman bearri-belarra, en este caso el ombligo de Venus, para extraerle unas gotas que se vertían en el oído. En Bermeo (B) utilizaban una planta de hojas gruesas y esponjosas que crece en los tejados o entre las rendijas de las piedras que llaman ebai-bedarra (ombligo de Venus). A las hojas de esta planta se les eliminaba la cutícula y se aplastaban entre los dedos de forma que el abundante líquido que desprendían se introdujese en el conducto auditivo.

En Elosua (G) se conoce una hierba pequeña que nace en los huecos de las paredes, pareta-zuloko bedarra (Umbilicus), cuya vaina desprende un líquido que se echaba en el oído. Según otro informante el líquido que se extrae de las hojas de belarri-bedarra (Umbilicus rupestris) se considera bueno para el dolor de oídos. También se aconseja templar las hojas de belarri-bedarra (Sempervivum tectorum) y tras apretarlas echar unas gotas sobre los oídos.

Belarri-belarra, ombligo de Venus. Fuente: Archivo particular Familia de Iñaki Zorrakin Altube.

En Lemoiz (B) se ha constatado igualmente un modo diferente de utilizar una de las plantas citadas hasta ahora. En esta población se combatía el insidioso dolor de oídos con una cocción de la hierba llamada orma-bedarra, ombligo de Venus, mezclada con aceite. Después, como es habitual, se tapaba el oído con guaté.

En Zeanuri (B) se aprovechaba el vaho del cocimiento de las hierbas llamadas de oídos, belarri-bedarra. Se recogían en los tejados y eran muy gruesas[1].

En Lekunberri (N) se aplicaban unas gotas del líquido resultante de preparar una infusión de hipericón. También se aplicaba otro remedio, se ponía al fuego una rama de fresno, lizar-arbazta, y cuando comenzaba a gotear el líquido que desprendía se vertía en el oído. Aseguran que era un buen analgésico para combatir este molesto dolor.

En Amézaga de Zuya (A) era el perejil el que aplicado sobre la zona dolorida se consideraba un remedio eficaz.


 
  1. Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 231.