Apéndice 2: Gangailak o escrófulas del cuello. Ritos y fórmulas de curación

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Causas y denominaciones

Hay ciertas hinchazones o infartos del cuello, que a veces se han confundido con la sarna u otras afecciones cutáneas, conocidas en euskera con los nombres de angaillak, angabillak, gangaillak[1], gongoilak, gaingillak, gangarabillak, kirkillak para cuya curación además de los remedios empíricos mencionados en este capítulo se ha recurrido a otros remedios creenciales que tienen en común la utilización de la sal (trigo, laurel o estiércol en algún caso) y el fuego, el recurso a símbolos o rezos religiosos y la recitación, en ayunas, de una fórmula mágica enumerativa ascendente y descendente impetrando la eliminación del mal[2].

Barandiaran decía que en esta práctica se veían asociadas la magia de similitud o de imitación y la de contacto. El curandero tomaba una cosa que representara las escrófulas, por ejemplo granos de sal, y para aplicar el principio de contacto, frotaba con los mismos la parte enferma. El número de hinchazones no era arbitrario, se solía hablar de nueve. El enumerarlos en sentido inverso, de más a menos, tenía su razón de ser en que se quería que la enfermedad tomara curso contrario, fuera en disminución, razón por la que había que invertir el orden en la enumeración. Finalmente se destruía el grano de sal, que era la imagen de los males y éstos desaparecerían irremisiblemente[3].

Azkue ya señaló a principios del s. XX que, como muchas otras cosas, también para designar a esta pequeña enfermedad existían en euskera demasiados nombres: bolada (Larraun-N), bolaga (Valle de Erro, Valle de Ultzama-N), gangaila (Valle de Arratia, Orozko-B), gangailena (Txorierri-B), gangarabila (Valle de Baztan-N), gingila (Amezketa, Hernani, Oiartzun-G; Baigorri-BN; Uztarroz-Valle de Roncal-N), girgila (Bizkaia y Lapurdi), kirkila (Murelaga-B), maizandrea (Urroz-N), papera (Valle de Salazar-N).

Curación mediante granos de sal, gatz pikorrak

Las fórmulas, ritos y métodos de curación utilizados son similares en los testimonios recogidos; unas veces se utilizan nueve granos de sal y otras tres granos.

En Andoain, Oiartzun, Tolosa y Urnieta (G) recogió Barandiaran el siguiente remedio para curar las hinchazones o infartos del cuello llamados gaingillak. Consistía en que el paciente, estando en ayunas, tomara en la mano un grano de sal y se frotara con él la parte enferma formando cruces y diciendo al mismo tiempo, sin respirar, este conjuro: “Gaingillak dira bederatzi / bederatziak zortzi / zortziak zazpi / zazpiak sei / seiak bost / bostak lau / lauak iru / iruak bi / biak bat / gaingillak egin dezala zirtzart” (los infartos son nueve / los nueve ocho / los ocho siete / los siete seis / los seis cinco / los cinco cuatro / los cuatro tres / los tres dos / los dos uno / haga el infarto zirt-zart, destrúyase). Al pronunciar estas últimas palabras lanzaba al fuego el grano de sal que al instante crepitaba, hacía zirt-zart. Tomaba otro grano y repetía la operación, acompañada siempre de la misma fórmula, y así hasta que hubieran sido arrojados al fuego nueve granos de sal. Esto se había de hacer en nueve días consecutivos[4].

En Labaien y Oloriz (N) constató el P. Donostia otras fórmulas similares. En una de ellas se tomaban los nueve granos de sal y se ponían en tres montones. Cada vez se cogían tres granos y haciendo cruces desde el bigote hasta la barbilla y hasta los dos lados de los labios, formando una cruz se recitaba la fórmula y se rezaba un credo[5].

En Ultzama y en varias localidades navarras registró Azkue fórmulas y métodos similares con ligeras variantes, como en Larraun donde había que practicarlo tres viernes consecutivos o en Urroz y Elbetea de Baztan (N) que a veces utilizaban hojas de laurel, erramu-ostoak, en vez de granos de sal, gatz pikorrak. En el Valle de Salazar (N), el remedio para curar las escrófulas, paperak, consistía en recoger flor de esparto, zamuka lorea, en la mañana del día de San Juan, antes de que saliera el sol, se dejaba secar y después se echaba sobre dos brasas y en aquel humo se calentaba un trapo que se ponía sobre la escrófula. En Baigorri (BN) se calentaban las escrófulas con vela bendita tres veces cada día, mañana, mediodía y noche, y una viuda realizaba el rito y pronunciaba la fórmula[6].

En Goizueta (N) una vez recitada la fórmula se debía rezar un rosario a San Prudencio. En casa o en la iglesia se encendía una vela tan alta como la persona que padecía la enfermedad. Una fórmula parecida se aplicaba para curar los bultos sebáceos que salían en cualquier parte del cuerpo, llamados txoriak[7]. Según Barriola, en esta localidad navarra el vocablo txoriak tenía una acepción amplia que abarcaba también a los quistes sebáceos y a pesar de la diferente significación de gaingillak y txoriak, advierte que los incluye en el mismo apartado no sólo por su parecido, sino porque el remedio empleado para su curación era idéntico. El procedimiento utilizado para sanar gaingillak consistía en coger nueve granos de sal y signar los tumores con cada uno recitando al mismo tiempo la conocida fórmula. Para txoriak el método era parecido pero más complicado ya que debían hacerse 81 cruces con otros tantos granos de trigo y rezar después 81 credos y el conjuro utilizado era similar. El mismo autor aporta el testimonio de la curandera de Idarregi (Auza-N) que recomendaba pasar un garbanzo 100 veces sobre el quiste, rascándolo al mismo tiempo, siguiendo la dirección del tendón[8].

Los ritos anteriormente descritos se han realizado sirviéndose de nueve granos de sal, pero parecidos procedimientos y fórmulas se han empleado en otras localidades para curar las escrófulas utilizando tres granos de sal, tal y como se ha constatado en Amezketa, Hernani, Oiartzun[9] (G) y Ollo[10] (N).

En Ondarroa (B), en un relato recogido en el segundo decenio del s. XX se describe la kirkilla como un grano o bulto que aparecía entre la barbilla y la nuez. La madre del afectado aplicó el remedio poniendo en un papel tres granos de trigo y una moneda de un céntimo, cogió este envoltorio con la mano derecha y lo puso en la zona afectada y colocando la izquierda sobre la cabeza del afectado pronunció, de un aliento, la siguiente fórmula: “Kirkillak bat eta kirkillak bi / kirkillak ditu amabi; / Amabitik amaikara / Amaikatik amarrera... Batetik bapez / Kirkillik bapez.” (Kirkillak una y kirkillak dos / kirkillak tiene doce / De doce a once, etc. De una a ninguna / Kirkillak ninguna). Finalizado el recitado, el papel, los granos y la moneda fueron lanzados al fuego[11].

En Bermeo (B) se ha constatado la existencia en los años treinta y anteriores del s. XX, de la enfermedad denominada gangaillena. Afectaba sobre todo a niños y jóvenes y se consideraba contagiosa. Se manifestaba por la aparición en el mentón y en los codos de pequeñas tumoraciones con una mancha o punto oscuro en su centro. La mayoría de los informantes lo identifican con la sarna pero se trata de otra afección cutánea difícil de precisar ya que ha desaparecido totalmente. El tratamiento se denomina igual que el mal, gangaillena.

Cualquier persona no podía aplicar el remedio y normalmente se recurría a alguien avezado en su tratamiento. Consignamos el procedimiento utilizado por una curandera. Ésta se coloca frente al enfermo. Con la mano izquierda toma en un recipiente nueve granos gordos de sal o de trigo. Se santigua tres veces seguidas, coge entre sus dedos pulgar e índice un grano, lo coloca sobre uno de los puntos oscuros y apretándolo contra él, recita rápidamente una fórmula. Entre las recogidas en nuestra encuesta, transcribimos la más completa: “Gangallentxu zenbat dozuz, bederatzi, bederatzitik zortzi, zortzitik zazpi, zazpitik sei, seitik bost, bostik lau, lautik iru, irutik bi, bitik bat, batetik bapez, gangallentxu baperez” (cuántos bultitos –gangallentxu– tienes, nueve, de nueve ocho, de ocho siete, etc. de uno ninguno, no queda ningún bultito). Separa el grano que ha utilizado y tomando uno distinto repite la misma operación y fórmula en otro de los puntos oscuros de la zona afectada. Así en nueve puntos distintos con sendos granos. Finalizada la operación, los granos de trigo se entierran y si se han utilizado los de sal, se colocan debajo de una piedra del río.

En Murueta (B), a principios del s. XX, para curar el mal conocido como gangallena se recogió un procedimiento consistente en hacer sobre él 49 cruces con otros tantos granos de trigo mientras se recitaba la fórmula. Después introducían los granos usados en el agujero de una pared donde decían que no se debían ver[12]. Un rito parecido utilizando también granos de maíz se constató en Lekeitio[13] (B).

En Azkaine (L) recogió Larzabal en los años treinta un método y una fórmula de tratamiento de gongoilak, ganglios infartados, que él califica de superchería, errankizun. Durante nueve tardes en otros tantos cruces de caminos, gurutze bide, por tres veces en cada cruce y de un tirón sin tomar respiro había que pronunciar la fórmula: “Gongoilak badira bederatzi; bederatzi zortzi... bortz, lau... hiru, biga; biga bat. Nere gongoilek egin dezatela zirt eta zart”. (Las gongoilak son nueve; de nueve, ocho... de dos, una. Desaparezcan mis gongoilak).

Curación con moneda

En Murelaga (B) recogió Azkue a principios del s. XX que para quitar las escrófulas se frotaban los granos con una monedita de cuatro maravedís, laumarikoa, y se decía en un aliento la siguiente fórmula: “Kirkila bat eta kirkila bi, kirkilak dira amabi: amabitik amaikara, amaikatik amarrera, amarretik bederatzira, bederatzitik zortzira, zortzitik zazpira, zazpitik seira, seitik bostera, bostetik laura, lautik irura, irutik bira, bitik batera, batetik bapezera” (una escrófula y dos escrófulas, las escrófulas son doce: de doce a once, de once a diez... de una a ninguna). Esta moneda se metía en un papel con cinco granos de maíz y el papel se dejaba en un cruce de caminos. Los granos de la escrófula se adherían al que levantase el papel y lo guardase. Muchos no levantaban la moneda, aunque la viesen junto a los granos de maíz[14].

En Baraibar de Larraun (N) para quitar las escrófulas, maizandreak, se ponía sobre ellas una peseta bendecida, haciendo poco antes una cruz. Después se rezaban tres padrenuestros. Haciendo esto tres viernes, la escrófula desaparecía. También decían que frotando con sangre de cresta de gallo se curaba este contagioso mal de la piel[15].


 
  1. Barriola dice que al tratarse de una afección ganglionar, considera acertada la interpretación que da Justo Gárate del vocablo gangailena, derivada de ganglión. Vide Ignacio Mª BARRIOLA, La medicina popular en el País Vasco, San Sebastián: 1952, p. 79.
  2. Se trata de una fórmula muy antigua porque ya se conocía en el s. IV, pues aparece mencionada en el libro De Medicamentis de Marcellus de Burdeos, llamado El Empírico. Vide José Antonio de DONOSTIA. “Apuntes del folklore vasco” in RSBAP, V (1949) pp. 7-10.
  3. José Miguel de BARANDIARAN. “Paletnografía vasca” in Euskalerriaren Alde, X. San Sebastián: [s.n.], 1920, p. 397. Este autor ofrece aquí prácticas similares realizadas en Galicia y la similitud de la fórmula del conjuro con fórmulas de algunos juegos infantiles.
  4. José Miguel de BARANDIARAN. Mitología Vasca. Madrid: 1960, pp. 34-35.
  5. APD. Cuad. 1, fichas 55, 75 y 97. El P. Donostia anota que en esta práctica popular hay una enumeración descendente, enumeración que debe hacerse sin tomarse un respiro. Vide José Antonio de DONOSTIA. “Quelques notes au sujet des médecins et médecines populaires au Pays Basque” in Gure Herria, XXXIII (1961) pp. 29-30.
  6. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, pp. 246-248.
  7. Nuestra actual encuesta llevada a cabo en esta misma localidad navarra ha recogido una variante de la fórmula empleada para la sanación de las adenitis de cuello.
  8. Ignacio Mª BARRIOLA, La medicina popular en el País Vasco, San Sebastián: 1952, pp. 80-81.
  9. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 246.
  10. APD. Cuad. 7, ficha 777. Otras fórmulas parecidas recogidas también por el P. Donostia pueden verse en APD. Cuad. 11, ficha 998 y Cuad. 13, ficha 1.263. Esta última modalidad tiene la particularidad de que el elemento empleado para curar gangilak es el estiércol, un poco del cual se lanzaba al fuego al finalizar el rito. En Lesaka (N) se recogió en los años cuarenta un método igual a los que se hacían con sal. Vide José Mª IRIBARREN. Batiburrillo navarro: anecdotario popular pintoresco. Pamplona: 1972, p. 237.
  11. APD. Cuad. 8, ficha 855. (Tomado de Euzkadi, 2 de julio de 1927, firmado por Zubi alde).
  12. Recogido por Jesús ORBE: LEF. (ADEL).
  13. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 246.
  14. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, pp. 244-246.
  15. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, pp. 247-248.