Ojos legañosos, makarrak, piztak
Las legañas son denominadas en euskera makarrak (Astigarraga, Hondarribia, Zerain-G); en Elgoibar y Elosua (G) bekarrak. En Bermeo, Busturia, Gorozika y Orozko (B) piztak. En Bermeo también beterriak.
En Viana (N) se les llama pitarras y al legañoso, pitarroso. En San Martín de Unx (N) hablan también de ojos pitarrosos y en Mendiola y Moreda (A) de ojos legañosos o pitañosos.
En Nabarniz y Orozko (B) al legañoso se le denomina pizterrea; popularmente se utiliza la expresión pizterri ori!, estás legañoso. En Carranza (B) a los niños que siempre tenían legañas se les llamaba legañosos.
En Amézaga de Zuya (A) precisan que este problema se manifiesta sobre todo en los niños pequeños, que no pueden abrir los ojos cuando se despiertan. En Bernedo (A) dicen que antaño los niños padecían a menudo de legañas y que al despertarse no podían abrir los ojos.
En Carranza (B) se imputaba este problema a estar los niños mal alimentados, “malcriaos”. La producción intensa de legañas también se atribuía a los estados catarrales. Entre los demás niños se consideraba que el legañoso lo era por envidioso. Esto último también se ha constatado en Bedarona (B). La aparición de legañas como consecuencia de estados catarrales se ha recogido además en Bedarona (B) y Astigarraga (G); en Hondarribia (G) por catarro de ojos.
En Moreda (A) se dice que las legañas son consecuencia del frío y también que son ocasionadas por el polvo.
En Allo (N) esta enfermedad se consideraba contagiosa:
- Legañosa, pitarrosa
- un cuartal de sal me debes
- y no quiero que me lo pagues
- porque no me las apegues.
En Izurdiaga (N) se conoce la makarra, que es una enfermedad que produce muchas legañas sobre todo al levantarse por las mañanas.
En Obanos (N) el enfriamiento de ojos provoca que éstos lloren por lo que los niños solían amanecer con legañas.
En Bermeo (B) cuando ha nacido un niño y la madre recibe las visitas, éstas son obsequiadas con jerez quina u otra bebida similar. En estos casos no se debe rechazar la invitación porque si no al niño le saldrán legañas.
En Carranza (B) si los niños pequeños se levantaban por la mañana con los “ojos pegaos”, esto es, con los párpados unidos por legañas, se preparaba una infusión de manzanilla y con la ayuda de una gasa o algodón humedecido en este líquido se le limpiaban con suavidad los párpados hasta conseguir despegarlos. También se ha recurrido a la infusión de manzanilla en Agurain, Bernedo, Mendiola, Moreda (A); Bedarona, Busturia, Orozko (B); Astigarraga (G); Allo, Izal, Murchante, Obanos, San Martín de Unx y Viana (N). En Amézaga de Zuya (A) e Izurdiaga (N) la infusión era de manzanilla y sal.
En Nabarniz (B) para aplicar la infusión de manzanilla se utilizaba un trapo de lino. En Hondarribia (G) también utilizaban un paño de hilo blanco.
Aparte de la infusión de manzanilla, como viene siendo habitual en este capítulo también se recurrió al agua de rosas (Amézaga de Zuya, Mendiola-A).
En Izurdiaga (N) para prepararla se utilizan las flores de rosales de jardín o las de la rosa canina. Se colocan los pétalos en agua destilada durante una noche y a la mañana siguiente se utiliza ésta. No es conveniente guardarla porque pierde cualidades.
Además de estas infusiones en Allo (N) se ha recurrido a la de té y en Amézaga de Zuya y Viana (N) al agua de malvas. En Viana también se han practicado lavados con hojas de laurel.
En algunas poblaciones se ha recurrido al sencillo remedio de utilizar agua templada (Mendiola-A; Astigarraga, Hondarribia-G; Allo, Obanos-N). En Agurain (A) se empleaba agua hervida; en Carranza (B) agua tibia en la que se hubiese diluido azúcar; en Viana (N) agua con sal y en San Martín de Unx (N) aguasal, que como se ha indicado antes era agua tibia saturada de sal, o agua boricada.
En Izal (N) se recurría al agua batueca, es decir, al agua de una fuente sulfurosa. En Moreda (A) aún utilizando agua normal, aseguran que la mejor y la más apropiada para lavarse los ojos era la procedente de una fuente del término de Larren.
Un recurso aún más sencillo era frotarse los ojos con la propia saliva (Sangüesa, Obanos-N), a ser posible cuando aún se estaba en ayunas (Amézaga de Zuya-A, Nabarniz-B, Elgoibar-G). En Olaeta (A), Zeanuri (B) y Arrona (G) la saliva en ayunas se consideraba buena para curar los ojos tanto de los niños como de las personas mayores cuando tenían legañas[1].
En Allo (N) antiguamente, algunas mujeres piadosas introducían un dedo en la lámpara del Santísimo y con el aceite se impregnaba el ojo enfermo.
- ↑ Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, p. 120.