Golondrinos, txoriak
El divieso o grano que se forma en la axila se llama golondrino (Mendiola, Moreda-A; Obanos, Viana-N). Se le ha descrito también como un bulto o grano sin cabeza que sale en las axilas y en las ingles, que suele tener el tamaño de una nuez y en ocasiones puede alcanzar el de un huevo (Valle de Carranza-B). Para designarlo se han recogido en euskera los vocablos xoriak (Sara-L), kurintxoak y azikontxoak (Berastegi-G), esta última forma se emplea asimismo para designar a los ganglios y a las crecederas.
En Carranza (B) un remedio conocido para curar golondrinos consistía en calentar en una cazuela pez, agregar azúcar, aceite, cebolla picada, miel, una clara de huevo y vino, mientras se templaba se añadía de nuevo vino y aceite hasta que se espesase. La cataplasma se ponía en un paño que se colocaba sobre el golondrino. Otro procedimiento consistía en aplicar una pomada hecha con aceite, hiedra y cera virgen. En Mendiola y Moreda (A) recomiendan mucha limpieza de los sobacos porque dicen que son inflamaciones de las glándulas sudoríparas.
En Mendiola colocaban sobre los golondrinos trozos de tocino salado para acelerar su maduración. En Campezo (A), en los años cuarenta, se empleaba con éxito ceniza de sarmientos[1]. En Obanos (N) los solía sajar el practicante con un bisturí o se ponía una gasa impregnada en una sustancia desinfectante amarillenta que se compraba en farmacia llamada Tipolín.
De tipo creencial son los remedios recogidos en las dos localidades siguientes:
En Sara (L) se curaban recurriendo al siguiente procedimiento: el paciente, estando en ayunas, antes de que saliera el sol a la mañana, se santiguaba tres veces y apretaba el golondrino con tres dedos de la mano en tres posiciones diferentes. Repetía la operación diariamente procurando que entre tales días hubiera tres besta-buru, fiestas principales, seguidas. En Bera (N) había un curandero que recitando una oración especial curaba golondrinos y lamparones, gurenak[2].