Causas de la locura

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Se ha recopilado cuantiosa información sobre las distintas causas que popularmente se consideran que provocan esta enfermedad. Sin embargo apenas se han hallado remedios para tratarla y los pocos datos encontrados tienen que ver con prácticas para calmar los estados nerviosos, por lo que se detallarán más adelante.

Sufrimiento y depresión

En cuanto a las causas a las que se atribuye la locura en un buen número de localidades encuestadas los informantes hacen mención al sufrimiento causado por problemas de diferente naturaleza. Entre los mismos destacan las desavenencias familiares, los desengaños amorosos, y la pérdida de seres queridos y de bienes materiales.

En Agurain (A) se atribuye al sufrimiento, los disgustos y la tiranía. En Amézaga de Zuya (A) a disgustos, malas noticias y mal de amores. En Mendiola (A) a disgustos causados por la pérdida de algún familiar o de un bien material. En Moreda (A) a problemas graves que surgen en el discurrir vital y a desavenencias familiares. En Ribera Alta (A) a disgustos graves que van desde la pérdida de un ser querido a infortunios económicos. En Valdegovía (A) a preocupaciones, disgustos, sustos y al miedo. En Liginaga (Z) a disgustos.

En Lemoiz (B) a algún susto o a alguna pérdida económica. En Astigarraga (G) a disgustos, a la miseria, la pobreza, los problemas graves de la familia y el no poder afrontarlos. En Beasain (G) a los problemas familiares y a sentirse siempre desplazado o inútil. En Bidegoian (G) a los disgustos o a una vida difícil. En Elosua (G) a sustos y a disgustos. En Durango (B) y Hondarribia (G) a un disgusto muy fuerte. En Oñati (G) a disgustos y a desengaños amorosos. En Abadiano (B) a problemas de dinero.

En Aoiz (N) a una dificultad importante no superada o a una pena grande como un desamor, la desaparición de un ser querido, o el haber estado en el frente durante la guerra. En Lezaun (N) a disgustos. En Obanos (N) a desengaños amorosos. En Viana (N) a sustos, malos tratos o disgustos familiares.

En Valle de Erro (N) entienden que los problemas o disgustos pueden influir pero no los consideran determinantes “pues todos tenemos un viernes a la semana” apostillan, queriendo decir que todo el mundo tiene problemas.

Las depresiones y otros desarreglos psicológicos se consideran en ocasiones fuente de trastornos más serios.

En Pipaón (A) se atribuye a graves depresiones que no se curan. En Aoiz (N) también a depresiones.

En Abadiano (B) a problemas personales como la baja autoestima y el verse marginado. En Muskiz (B) a obsesionarse por determinados asuntos no pudiendo dejar de dar vueltas a los mismos, a la nostalgia y a las presiones fuertes. En Izal (N) a “darle vueltas a las cosas”.

En Murchante (N) afirman que los que han llegado a locos por enfermedad son personas de mente débil o que se han dejado arrastrar por una obsesión. En San Martín de Unx (N) a la falta de equilibrio.

Esfuerzo mental y golpes en la cabeza

En un buen número de localidades encuestadas se ha recopilado la creencia de que el esfuerzo mental puede conducir a la locura.

En Apodaca (A) piensan que la mayoría de los que terminan locos llegan a ese estado de tanto pensar. Es decir, se trata de personas muy listas. En Mendiola (A) se atribuye al desgaste mental por pensar o estudiar en exceso. En Moreda (A) por pensar demasiado. En Valdegovía (A) entre otros factores consideran que puede influir el haber sufrido un fuerte desgaste mental, por ejemplo en el caso de una persona que haya estudiado mucho. En San Martín de Unx (N) piensan que es debido a una inteligencia excesiva.

Los golpes recibidos en la cabeza también pueden estar en el origen de los desarreglos mentales según nuestros informantes (Amézaga de Zuya-A; Lezaun, Murchante-N).

Herencia y consanguinidad. Odoletik

Los informantes también juzgan que entre las causas que originan la locura desempeña un papel importante la herencia. Así se ha constatado en un buen número de localidades como Agurain, Bernedo, Mendiola, Moreda, Ribera Alta, Valdegovía (A); Durango, Gorozika (B); Bidegoian, Elosua, Hondarribia, Oñati (G); Allo, Aoiz, Eugi, Goizueta, Lekunberri, Obanos, San Martín de Unx, Sangüesa, Valle de Erro, Viana (N) y Donoztiri (BN).

En Amézaga de Zuya (A) también se atribuye a la herencia. En este sentido y en ciertos casos no se trata de locos propiamente dichos sino de personas con comportamientos un tanto extraños, fuera de lo corriente.

En Pipaón (A) se dice que hay familias que lo llevan en la sangre y que lo heredan en mayor o menor grado.

En Carranza (B) se estima igualmente que la locura se hereda. Cuando alguien muestra un comportamiento anormal o una locura incipiente se justifica diciendo que “no es de extrañar porque viene de familia de locos”.

En Zerain (G) se cree del mismo modo que viene por herencia. Se recurre a frases que parecen tener esa interpretación: “Odolan indarrik ez, eta burua jo” (Tiene sangre débil y esa debilidad ataca la cabeza).

En Bedarona (B) también se vincula a la herencia. Así si en una familia había alguien que había padecido una enfermedad mental y al de tres generaciones volvía a sufrirla alguno, la gente decía: “Bai, jakina zan, etxekoak ikusita” (Sí, eso era cosa sabida, no hay más que verles a los de casa).

En Murchante (N) los informantes de mayor edad distinguen dos tipos de locos, los que han llegado a este estado por razones hereditarias y los que han enfermado.

La locura también se considera fruto de la consanguinidad.

En Nabarniz (B) la enajenación mental se consideraba una enfermedad degenerativa; era algo que provenía de la sangre, odoletik. Situaciones de este tipo se daban cuando se casaban entre sí primos carnales o personas unidas por fuertes vínculos de consanguinidad. Ello podía provocar el que los hijos fueran ciegos, locos, etc. Los testimonios de otros informantes apuntan en este mismo sentido pues indican que la endogamia tiene una influencia directa en los trastornos de la descendencia; esos casos se dan cuando se casan personas de parentesco demasiado cercano. Una de las personas encuestadas dice que es fruto de una tendencia o inclinación personal si bien también es fruto del exceso de consanguinidad. Un informante que ha sido pastor dice que el mismo fenómeno se observa en el mundo animal y recurre al ejemplo de las ovejas a las que les pasa lo mismo si no se cambia de carnero. En Lekunberri (N) también se atribuye al parentesco entre los cónyuges.

Fisiología reproductora femenina

Determinados aspectos referidos a la fisiología reproductora de la mujer también influyen, a juicio de los informantes, en el agravamiento de los estados mentales de algunas mujeres.

En Amézaga de Zuya (A) se conoce el caso de personas que padecen de locura temporal. Se habla de mujeres que “no estaban bien de la cabeza” cuando tenían el periodo.

En Aoiz (N) en el caso de las mujeres de edad existe la creencia de que la menopausia es un momento delicado. Algunas, con antecedentes de locura en otras mujeres de su familia, se dice que pueden desarrollar esta enfermedad. En Mendiola (A) también se atribuye a la menopausia.

En Carranza (B) algunos relacionan la locura con lo que llaman “tener la sangre gorda”; si a los que la tienen así se les “sube a la cabeza” se vuelven locos. Según las informantes para “adelgazar la sangre” lo mejor es casarse y tener familia. Los solteros enloquecen con más frecuencia que los casados, especialmente las mujeres al no sufrir “desgaste”. Recuerdan haber oído de niñas que las mujeres que permanecían solteras se volvían locas “porque se les quedaba la sangre gorda”.

En Bedarona (B) un informante recuerda que su madre solía decir: “Ori (el nombre de la persona) zoratu egin da, seguru odol lodia daukola” (Fulano se ha vuelto loco, seguro que tiene la sangre gorda).

La luna y el viento sur

Existen factores físicos externos a los que también se atribuye la capacidad de provocar la locura o al menos agudizar la situación de quienes ya padecen de problemas mentales.

En Amézaga de Zuya (A) dicen que la luna llena y el viento solano contribuyen a aumentar el grado de locura de ciertas personas; a este respecto se conservan ciertos dichos como “Le ha dado la lunada” o “Ése es un lunático”.

En Carranza (B) las crisis nerviosas y los empeoramientos en el estado mental de las personas que ya han experimentado episodios de locura se asocian también al viento sur y al plenilunio. En Izurdiaga (N) se desconocen las causas aunque piensan que la locura tiene algo que ver con las fases de la luna.

En Bedarona (B) se relaciona con el viento sur y el cambio de luna y se pensaba que repercutía más en los solteros que en los casados.

Edad avanzada y otras causas

La edad también contribuye; en este sentido se trataría de demencia senil.

En Moreda (A) se atribuye en ocasiones a la edad, ya que algunos al envejecer pierden el juicio. En Muskiz (B) también a la ancianidad. En Valdegovía (A) se dice que la enajenación mental puede aparecer con la edad, entonces se dice de la persona afectada que tiene falta de riego.

Más causas a las que se atribuye la alienación son las siguientes.

En Obecuri (A) la atribuían a un castigo y era muestra de que el padre había faltado o violado a una mujer.

En Mendiola (A) a enfermedades como la sífilis, epilepsia o tumores cerebrales. En Moreda (A) también a enfermedades que hacen que el paciente pierda facultades.

En Lekunberri (N) reconocen asimismo que en Larraun ha habido bastantes casos de locura debido sobre todo a la bebida. En Sangüesa (N) también se tiene a la bebida como una causa importante.

En Sara (L) además de al exceso de penas y de tristeza se atribuía a las bebidas espiritosas. En Muskiz (B) a determinadas drogas.

En Berganzo (A) se achacaba a que una persona simplemente “había dado en loca”, a los nervios o a un susto. Había personas de las que se decía que tenían ojos de locos.

En Valle de Erro (N) apenas se han conocido casos pero en el pueblo vecino de Ardaiz sí se volvía loca la gente y les daba por tirarse a los pozos de agua que tenían delante de las casas. Creen que el agua que bebían les volvía locos pues no encuentran ninguna razón para tan particular comportamiento.

En Mendiola (A) también se dice que puede deberse a comer las uñas o a arrojar ceniza, por ejemplo de la colilla de un cigarro, en una cerveza que se va a beber.

En Bermeo (B) se ha recogido igualmente que un sujeto podía enloquecer si ingería, mezclado en la bebida o la comida, el polvillo resultante del limado de las uñas. Creencias similares se han recogido en Olaeta (A); Carranza, Durango (B) y San Martín de Unx (N).

En la Montaña Alavesa se decía que si se echaban raspaduras de uña al vino, el que lo bebía, aunque no fuese más que un vaso, se emborrachaba. Otros afirmaban que se volvía loco[1].


 
  1. Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. “Folklore de la Montaña Alavesa” in AEF, XX (1963-1964) p. 27.