Remedios protectores
El mal de ojo, sobre todo el que pudiera recaer sobre los niños, fue una preocupación constante para las madres. Han sido diversos los preservativos, ritos y fórmulas que se han utilizado para protegerse de este maleficio.
Contenido de esta página
Kutuna. Evangelios
El preservativo más común contra el mal de ojo, ha sido el kutun; era considerado como un talismán eficaz. En otros tiempos este amuleto era imprescindible en la indumentaria infantil; a los niños recién nacidos se lo prendían con un imperdible en los pliegues de la faja con que se les envolvía, o se les colgaba del cuello; cuando eran más crecidos se los cosían en su ropa interior.
Tambien portaban kutunes las personas mayores. En Zerain (G) lo llevaban las mujeres, jóvenes y mayores, en una prenda interior, gonauntza, que solía tener una presilla especial o un botón para colgarla de la misma. En Lemoiz (B) lo colocaban en la faltriquera.
El uso del “kutun” o “Evangelio” como preservativo del mal de ojo, begizkorik kuxu ez daien (Orozko-B) ha estado muy extendido. Entre los informantes una gran mayoría dice que ya apenas existen las creencias y supersticiones de antaño: con todo, el uso de kutunes o Evangelios se ha registrado en Amézaga de Zuya, Apodaca, Bernedo, Mendiola (A); Bedarona, Bermeo, Durango, Nabarniz, Orozko, Zeanuri (B); Arrasate, Astigarraga, Beasain, Berastegi, Bidegoian, Elgoibar, Oñati, Zerain (G); Bera y Viana (N). En Moreda, Pipaón (A); Aoiz, Goizueta, Lezaun y Obanos (N) se ponen medallas con imágenes religiosas. Esta práctica de colocar medallas religiosas a los niños es muy común[1].
Los kutunes eran confeccionados por las monjas religiosas de clausura y presentaban una gran variedad. Había, con todo, un modelo común que consistía en una bolsita cuadrada de 2 x 2 ó 3 x 3 cm con tapa de tela fuerte o badana clara; en su interior dos cuadraditos unidos, forrados de tela basta o lanilla, que contenían un trozo de papel en el que estaban escritas las primeras palabras del Evangelio de San Juan. Esta bolsita solía estar bordada o pintada a mano representando flores, motivos religiosos, iniciales del niño, etc. La tapa se cerraba con un botón y llevaban para colgarlo una presilla o un cordón.
El llamado “Evangelio” tenía un tamaño mayor: 5,5 x 4 cm y en su interior llevaba hojas pegadas a modo de librito con el texto inicial de los cuatro evangelistas en latín (Zerain, Elgoibar-G).
En algunos pueblos del Goierri (G), a principios del siglo XX, se usaban kutunes en forma de un saquito cuadrado hecho de tela que contenía una cinta de varios colores; tal cinta procedía de las cruces que los santeros llevaban por las casas cuando iban a pedir limosnas para sus ermitas. Las madres cortaban un fragmento de tela de tales cintas que pendían de la cruz y lo colocaban dentro de una bolsita que desde aquel momento se convertía en kutun. En trueque, ataban a la cruz una cinta cualquiera que hallasen a mano en su casa. Así resultaba que aquel haz abigarrado de cintas venía a ser una cantera inagotable de amuletos o kutunes, gracias a su contacto con la cruz. En Ataun (G) era muy usual colocar a los niños en la faja o en otra prenda una de estas cintas que habían estado colgadas de la cruz de un santero que andaba de casa en casa pidiendo limosna para su santuario[2].
En Bermeo (B) otro amuleto de carácter religioso que no era tan conocido y utilizado consistía en un trozo de tela que se pedía en la iglesia de Akorda (B) y que tenía la misma finalidad que el kutun. Solía portarse metido en una bolsita y colgada al cuello o bien cosido a la ropa interior.
En Carranza (B) hacía las veces del kutun un amuleto denominado la piedra lara considerada eficaz contra la acción de las brujas. Venía a ser un trocito de mármol blanco que provenía del ara del altar –de aquí su nombre– que contenía las reliquias. A los niños pequeños se les colgaba el saquito que contenía esta piedra lara de la camiseta con la ayuda de un imperdible. Cuando el niño comenzaba a sentirse mejor se le quitaba y se dejaba la bolsita debajo del colchón.
En el santuario de San Bartolomé de Rocaforte situado cerca de Sangüesa (N) existe una morera seca que fue plantada por San Francisco de Asís, al decir de la gente del lugar. De ella se cortaban “chirlas” o trocitos que introducían en una bolsita y después de bendecirla se la colgaban al cuello de los niños[3].
Antiguos kutunes
Tanto la Encuesta del Ateneo, a primeros del siglo XX, como Azkue y Barandiaran[4]algún tiempo después, indican que antaño los kutunes se confeccionaban en casa. Estos amuletos más primitivos contenían en su interior elementos vegetales como hierbas, carbón o ceniza; trozos de cordón umbilical, dientes de erizo, etc. La bolsa que encerraba un kutun debía estar bien cerrada; si se abría la de un niño, éste se quedaría mudo o no aprendería a hablar (Oiartzun-G)[5]. En Ataun (G) el cordón umbilical envuelto en una tela se empleaba como amuleto eficaz contra el aojo en los recién nacidos[6]. En Gernika (B) dentro del kutun o acerico algunas madres metían trozos de carbón y muy a menudo la porción de ombligo disecado de la propia criatura[7].
Según Azkue “en pueblos de Bizkaia como Elorrio, Ermua, Lekeitio, Murelaga, Ondarroa así como en Amezketa (G) colgaban del pecho del niño una almohadillita que contenía carbón, una monedita, un pedazo del ombligo del niño y serpol”[8].En Zeanuri (B) para quitar el aojo se ponía en la faja del niño excremento de gallina y carbón del fuego. Cuando los de casa viajaban con él solían ponerle en el hombro derecho el amuleto que contenía los evangelios[9].
En Forua, Kortezubi y Muxika (B) el primitivo amuleto contra el aojo se componía de pan bendito, estiércol de gallina y carbón vegetal. Todo ello iba encerrado en un saquito de tela de forma de corazón[10].
En Zegama (G) el amuleto contra el aojo se componía de laurel, ajenjo, oliva, romero, ruda, apio, ceniza, carbón, ceniza y apio, digital y parietaria. Al de los recién nacidos le añadían además, el cordón umbilical[11]. En Itziar (G) introducían en el saquito algunas yerbas bendecidas por San Juan y en Bolibar (B) carbón vegetal[12].
Barandiaran señala que era poco frecuente el uso de la castaña de Indias como preservativo del mal de ojo; en cambio, el carbón de castaño era muy usado como kutun a principios del siglo XX. Lo llevaban colgado del cuello las muchachas de Elosua (G) cuando se dirigían a alguna fiesta o romería donde temían que alguien les hiciera aojamiento o begizkoa[13].
En nuestras encuestas de finales del siglo XX se han constatado usos similares: el kutun, tal como recuerda una informante de Zerain (G), contenía un trozo del cordón umbilical del propio niño, un trozo de carbón vegetal o en su lugar un poco de ceniza, envuelto en un trozo de lino de forma cuadrada o triangular. “Kutuna egiten zan, aurren zilla, sutako ikatz-koskor bat edo sutako auts pizkat, trapu zuri baten bildu (euna) ta berari jarri”.
En Almike, barrio rural de Bermeo (B), las chicas jóvenes de buena presencia, sobre todo cuando acudían a las romerías, y algunas mujeres mayores, solían utilizar como amuleto un trozo de carbón vegetal (egurren iketz zatitxu bat) introducido en una bolsita de tela y colgado al cuello, su finalidad era la de que no se “pegara el mal de ojo” (begi-zantarra ez pegateko).
En Elgoibar (G) antaño al recién nacido se le ataba a la cintura con una cinta una bolsita, kutuna, hecha de lino con forma de corazón; en su interior contenía un trocito de cordón umbilical seco. Este amuleto era elaborado por la propia familia y lo portaban por espacio de unos cuatro años. En Oñati (G) los kutunak llevaban en su interior tres hierbas, errueria, erbasantia (hierba santa) y afixua.
Azkue anotaba que en Olaeta (A) antiguamente cosían en la ropa del niño dientes de erizo; posteriormente se les ponía en el amuleto un evangelito o una imagen del Corazón de Jesús[14]. Las mismas funciones que el kutun desempeñó antaño otro amuleto: se solía colgar del cuello del niño una garra de tejón –”antes se valían de él públicamente, ahora sólo a escondidas”–. Aporta como testimonio una estrofa escrita por el escribano Barrutia, de Arrasate (G) en su obra teatral “Acto para la Noche Buena” escrita en el siglo XVIII:
- Azkonarraren atzapartxoa
- Ekarriko dot menditi
- Begizkorik eztegizuen
- Bulartxorean isegi.
- (Traeré del monte una garrita de tejón, te la colgaré del pechecito para que no te hagan mal de ojo)[15].
En el Goierri guipuzcoano, en Amezketa, Ataun, San Sebastián (G) y Lekeitio (B) solían colgar de la muñeca del niño una garra de plata[16]. En Ordizia (G) Barandiaran constató el empleo de una manecilla de plata que los niños llevaban pendiente de la muñeca[17]. En Laguardia (A) era costumbre poner al niño una campanilla de plata[18].
Paxea
La primera salida de casa del recién nacido solía ser a la iglesia y tenía lugar al día siguiente de su nacimiento; se realizaba con toda clase de precauciones. Se colocaba al niño una faja especial, paxea, que tanto en la Burunda (N) como en las Améscoas (N) se conservó hasta los años setenta. Era una prenda imprescindible en el ajuar del bautizando.
Según Satrustegui “Se trata de una pieza de tela de color, o retales bordados de ornamentos de iglesia, recargada de motivos religiosos y profanos. Lleva en el centro un crucifijo que (...) es siempre de plata. Lo adornan con lazos y pequeñas cintas de colores. A veces le sirve de fondo un escapulario grande de la Virgen del Carmen. Lleva también medallas y pequeñas estatuillas, en algunos casos (...). Cada faja iba rematada con dos cintas largas, una por cada extremo, y servían para sujetarla al cuerpo. Las hay de ganchillo, casi siempre con hilos de varios colores, o tejidas en telares industriales con curiosas inscripciones”[19].
Medallas religiosas
En nuestras encuestas se ha constatado que ha sido muy general que tanto los niños como los mayores porten medallas y detentes bien colgados del cuello o prendidos de las ropas. Algunos consideran que su finalidad era la de preservar de cualquier mal, incluido el mal de ojo.
- ↑ Una amplia descripción de estos amuletos o signos protectores y sus características puede verse en ETNIKER EUSKALERRIA. Ritos del Nacimiento al Matrimonio en Vasconia. Atlas Etnográfico de Vasconia. Bilbao, 1998, pp. 141-148.
- ↑ José Miguel de BARANDIARAN. Voz kutun in Diccionario Ilustrado de Mitología Vasca. Obras Completas. Tomo I. Bilbao: La Gran Enciclopedia Vasca, 1972.
- ↑ José Mª JIMENO JURÍO. “Ermitas de Sangüesa” in Navarra. Temas de Cultura Popular. Núm. 193. Pamplona: 1974, p. 16.
- ↑ Encuesta del Ateneo de Madrid (1901-1902). ADEL; vide también Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid: 1935, pp. 122-123 y José Miguel de BARANDIARAN. “Paletnografía vasca” in Euskalerriaren Alde, X. San Sebastián: [s.n.], 1920, pp. 456-457.
- ↑ José Miguel de BARANDIARAN. Voz kutun in Diccionario Ilustrado de Mitología Vasca. Obras Completas. Tomo I. Bilbao: La Gran Enciclopedia Vasca, 1972.
- ↑ José Miguel de BARANDIARAN. Voz begizko in Diccionario Ilustrado de Mitología Vasca. Obras Completas. Tomo I. Bilbao: La Gran Enciclopedia Vasca, 1972.
- ↑ Encuesta del Ateneo de Madrid (1901-1902). ADEL.
- ↑ Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid: 1935, p. 123.
- ↑ Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid: 1935, p. 123.
- ↑ José Miguel de BARANDIARAN. Voz kutun in Diccionario Ilustrado de Mitología Vasca. Obras Completas. Tomo I. Bilbao: La Gran Enciclopedia Vasca, 1972.
- ↑ José Miguel de BARANDIARAN. Voz begizko in Diccionario Ilustrado de Mitología Vasca. Obras Completas. Tomo I. Bilbao: La Gran Enciclopedia Vasca, 1972.
- ↑ José Miguel de BARANDIARAN. Voz kutun in Diccionario Ilustrado de Mitología Vasca. Obras Completas. Tomo I. Bilbao: La Gran Enciclopedia Vasca, 1972.
- ↑ José Miguel de BARANDIARAN. Voz kutun in Diccionario Ilustrado de Mitología Vasca. Obras Completas. Tomo I. Bilbao: La Gran Enciclopedia Vasca, 1972.
- ↑ Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid: 1935, p. 122.
- ↑ Pedro Ignacio de BARRUTIA y BASAGOITIA (1682-1759). Acto para la Noche Buena. Se dio a luz este Acto por primera vez en las hojas de Euskalzale el año de 1897, tomo I, pp. 414-450. Citado por Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid: 1935, p. 125.
- ↑ Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid: 1935, p. 122.
- ↑ José Miguel de BARANDIARAN. “Paletnografía vasca” in Euskalerriaren Alde, X. San Sebastián: [s.n.], 1920, p. 458.
- ↑ Rafael SALILLAS. La Fascinación en España. Madrid: 1905, p. 85, citado por José Miguel de BARANDIARAN. “Paletnografía vasca” in Euskalerriaren Alde, X. San Sebastián: [s.n.], 1920.
- ↑ José Mª SATRUSTEGUI. “Pediatría y medicina popular vasca” in Gaceta Médica de Bilbao, LXXV (1978) p. 972.