Remedios empíricos
En Hondarribia (G) se ha recogido la denominación tropezia y con fines diuréticos tomaban infusiones de barbas de mazorca de maíz, arto-bizarra. En Lekunberri (N) la hidropesía o retención de líquidos se trataba de remediar con infusiones de flor de saúco, intxusa-lorea, así como con la ingesta de berza y puerro, hortalizas apreciadas por sus propiedades diuréticas. En Bidegoian (G) se tomaban infusiones de muchos tipos de hierbas pero señalan que si no se encontraba la causa de la retención de los líquidos, no se curaba. En Moreda y Mendiola (A) el remedio utilizado era tomar diuréticos y ponerse en manos del médico; al facultativo acudían también en Obanos y en Lezaun (N) donde llamaban hidropésia a la enfermedad. En San Martín de Unx (N) dicen que la gravedad que suponía la acumulación de líquido seroso en pulmones o vientre hacía que el médico prescribiese el ingreso del enfermo en el hospital.
En Ribera Alta (A) se recurría al médico que extraía el líquido pinchando en el vientre del enfermo y se procedía de este modo cuantas veces fuera necesario. La dolencia no se curaba pero aliviaba las terribles molestias de estos enfermos terminales de cirrosis. En Muskiz (B) dicen que una vez al mes había que pinchar el vientre del enfermo para extraer el líquido almacenado.
En Lizarra/Estella (N) se constató a comienzos del siglo XX que para quitar la hidropesía convenía estar un día entero envuelto en cataplasma de cebolla[1]. En Valdegovía (A) se cogían unas hojas de berza que se envolvían en un paño, se pasaba la plancha caliente y el emplasto se colocaba en el costado. En esta localidad se aplicaban también sanguijuelas para que extrajeran el líquido; cuando estaban llenas se quitaban y se echaban sobre ceniza para que vomitaran, una vez vacías, se las lavaba y se las volvía a poner.
- ↑ APD. Cuad. 4, ficha 459.