Mosquitos, tábanos, piojos y pulgas
No sólo las abejas y avispas son causantes de picaduras molestas, también otros insectos las producen.
Recuerdan en Apodaca (A) que en verano suelen picar los mosquitos, sobre todo por la noche. A algunas personas les producen habones y hay quienes resultan picados con más frecuencia, se cree que es debido a que tienen la sangre dulce o la piel fina. En Durango (B) igualmente se piensa que tienen la sangre dulce.
En Moreda (A) para evitar las picaduras de los mosquitos se les ahuyenta con humo de tabaco. También se dice que si uno se frota el cuerpo con una loción de vinagre evita las picaduras. En caso de que ya se hubieran producido toman vahos de tomillo y romero. En Elgoibar (G) cuando atacan los mosquitos se frota la zona con amoniaco. En Nabarniz (B) consideran bueno darse fricciones con ajo o con limón en el lugar donde han picado. En Bedarona (B) se frotaban con vinagre o con una patata partida.
En Lezaun (N) cuando picaba un tábano o insecto similar se hacía una cruz apretando fuertemente con la uña sobre el picazo, de esta forma se aliviaba y se evitaba estar rascándose continuamente.
El parásito externo más habitual ha sido el piojo. Hoy sólo se detecta esporádicamente, pudiéndose adquirir en el mercado varios productos para combatirlo. Hace unas décadas, cuando abundaban estos parásitos, en Carranza (B) se empleaba el petróleo para acabar con ellos. Al afectado, antes de acostarse, se le humedecía el pelo con petróleo y se le envolvía con un paño. Al día siguiente se lavaba bien para quitar el olor y se le pasaba una peineta para eliminar los piojos y liendres muertos. El uso de la peina o peineta era habitual con los niños para arrancar las liendres adheridas a los cabellos.
En Hondarribia (G) a los chavales antes de ir a la escuela se les pasaba por el pelo el peine prieto, zorri-orrazia, para evitar los huevos de piojos o liendres, que a veces aparecían en la cabeza de algún crío, generalmente entre gente poco limpia.
En Nabarniz (B) para quitar los piojos, zorriak, a los niños se compraban unos polvos granulados que se mezclaban con aceite y con ello les friccionaban la cabeza antes de acostarse. Tras frotar bien el pelo les ponían un pañuelo a la cabeza para que hiciera más efecto y la cabellera estuviera toda la noche en contacto con el potingue. A la mañana siguiente se les pasaba un peine duro por la cabeza y la porquería resultante, piojos incluidos, quedaba depositada en el delantal de la persona que les rascaba. Recuerda una informante que les hacía este tratamiento dos veces por semana y que quemaba la piel de la cabeza. En Ajuria (B) para el tratamiento de los piojos y de las liendres, bartzak, se cortaba el pelo al cero y se empapaba bien la cabellera con vinagre. Transcurrido un tiempo, se pasaba un peine duro por la cabeza para eliminar la porquería acumulada.
En Mendiola (A) en el caso de los piojos consideran que el mejor antídoto son las fricciones con antiparasitarios como el DDT. A este respecto dicen que antaño se creía que los piojos eran benignos para la salud pues chupaban la mala sangre. Otros en cambio creían lo contrario y se untaban el cuero cabelludo con aceite de oliva para provocarles la muerte. En Izal (N) se quitaban lavando la cabeza con agua de la colada, con cenizas.
En Mendiola (A) para las picaduras de pulgas, mosquitos o tábanos, se recurre al alcohol, al amoniaco y al vinagre. En Amorebieta (B) cuando pican los mosquitos o las pulgas se frota con vinagre la zona afectada.
En Carranza (B) la pulga ya no es frecuente en las casas debido a la mayor higiene, pero lo fue y mucho en tiempos pasados. Contra estos parásitos no quedaba prácticamente más remedio que ser escrupulosos con la limpieza. Sin embargo se conoce una planta a la que se atribuye la propiedad de ahuyentarlas: la menta de burro o menta silvestre. Antaño se introducían unas plantas de menta entre las sábanas de las camas al objeto de evitar que las pulgas hiciesen de las suyas durante el sueño. Según advierte un informante, en verano, para deshacerse de estos insectos, se solía barrer el piso de la vivienda con escobas hechas de mentas o helechos verdes, otra planta a la que se atribuye la misma virtud.
En Amorebieta y en Durango (B) para combatir las pulgas ponían en la cama y en la ropa ramas de la planta aromática llamada patana.
En Goizueta (N) para evitar tener pulgas se extendía junto a la cama kukuso-belarra, es decir, menta poleo (Mentha pulegium).
En Mendiola (A) como repelentes de los insectos se utilizan productos comerciales o el humo de las velas o el tabaco.
Dicen en Muskiz (B) que para evitar la picadura de muchos insectos lo mejor es soplar sobre ellos pues al intentar cazarlos se defienden clavando el aguijón.