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Revisión actual del 07:02 15 abr 2019
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Familia
En Améscoa (N), a principios del siglo XX, se entendía por familia la comunidad de personas que vivían en la misma casa, mesa y compañía, alimentándose y calzándose, así en salud como enfermedad, con el producto de cuantos bienes en la casa existían y con el trabajo común. Ordinariamente, la familia estaba formada por un matrimonio de ancianos (los abuelos), el heredero y la mujer o la heredera y su marido, los hijos de este segundo matrimonio y en muchos casos los tíos (hermanos de los abuelos o hermanos de los herederos) que, nacidos en la casa, no hubieran tomado estado.
En Obanos (N) a la familia se la identifica con este mismo nombre y comprende indistintamente tanto la familia nuclear como la familia extensa, es decir, no sólo a padres e hijos sino también a abuelos, padres, hijos, tíos y sobrinos, en primer grado. Pero familia son los que viven en la casa. En San Martín de Unx (N) por familia se entiende propiamente a quienes viven bajo un mismo techo, que suelen ser los abuelos, los padres, los hijos-nietos, y tal vez algún tío que les acompañe.
En Allo (N) el término familia se emplea para designar a quienes están vinculados en primero y segundo grado de consanguinidad, es decir, padres e hijos, abuelos y nietos, hermanos y tíos, sobrinos y primos carnales. El mismo concepto abarca también a parientes que lo son a partir del segundo grado, pero suele anteponerse el cuantitativo “algo”. Así se dice: “Somos algo familia porque tu padre y el mío eran primos carnales”.
En el Valle de Roncal (N) el grupo familiar quedaba ampliado por el sistema troncal. El grupo doméstico se configuraba con los parientes, ascendientes, descendientes y los criados no parientes. No eran extraños los lazos matrimoniales entre grados de parentesco distantes o entre casas originarias del mismo tronco. Existe el dicho: Los roncaleses, los reyes y los gitanos, entre sí primos hermanos.
En Valtierra (N) abuelos, padres e hijos constituían el núcleo familiar en la primera mitad del siglo XX. Con frecuencia había algún otro miembro: tíos abuelos, hermanos de los padres y otros parientes, formaban parte del núcleo familiar, por enfermedad, por haberse quedado solos o por costumbre al no haber constituido su propia familia.
En Abezia (A) se ha consignado que la familia está constituida por los parientes más cercanos, además de los consanguíneos pueden pertenecer los afines. Es un concepto con un contenido más amplio que la llamada “familia nuclear”. Lo normal ha sido que en una misma casa convivieran juntos los abuelos, un hijo casado, los nietos y biznietos y algún tío soltero. Hoy día el concepto de familia ha quedado casi reducido a la familia nuclear (padres e hijos).
En Bernedo (A) la familia tiende hoy a reducirse a padres e hijos, pero hasta hace poco tiempo formaban parte también los abuelos. Hoy es frecuente ver cómo éstos viven independientes de los hijos casados, en casa aparte o retirados en un piso de la ciudad, incluso en una residencia de ancianos. Otros recorren por turno las casas de los hijos casados. También hay familias que siguen conviviendo con el matrimonio de un hijo incluido algún tío soltero que permanecía en casa de los padres.
En Agurain, Apodaca, Berganzo, Moreda, Pipaón, Ribera Alta y Valdegovía (A) a la familia se le designa con este nombre y tiene el sentido ordinario que se da al término. En Apodaca, cuando están todos los parientes reunidos en una casa se utilizan expresiones del tipo: “Se ha reunido toda la familia” o “He reunido a toda la familia”. En Ribera Alta se han recogido las denominaciones de familia próxima y familia lejana que responden al significado mismo de las palabras. En Trapagaran (B) se denomina familia al conjunto formado por padres e hijos, hermanos de los padres e hijos de éstos.
A principios del siglo XX, según la encuesta del Ateneo, en Vasconia, con carácter general, fue frecuente el que los medio hermanos y los hermanos se trataran con cierto recelo. No obstante, en Gernika (B); Zestoa (G); Estella, Monteagudo y Pamplona (N) se registró el dato de que no había distinción entre hermanos y medio hermanos. Lo mismo se recogió en Falces (N) donde además señalaban que respetaban al hermano mayor[1].
En esa misma época en Castejón (N) se constató que entre los hermanos existía poca unión, prefiriendo siempre más a los hermanos que a los medio hermanos. En Falces (N) señalaban que las relaciones entre padres e hijos eran cordiales en cuanto a los hijos del mismo matrimonio pero variaban mucho si se trataba de hijos de distinta procedencia, en las segundas o posteriores nupcias. Si los hijos eran de la mujer todo seguía igual pero si eran del marido siempre resultaban preferidos los del último matrimonio, no sólo por la mujer, sino por el mismo padre[2].
Parentesco
En algunas localidades han señalado que parentela y parentesco son dos aspectos de una misma realidad, viniendo a ser la parentela el grupo familiar o el conjunto de los integrantes de una familia en sentido amplio, y el parentesco la relación o vínculo existente entre esos mismos familiares. A veces hay confusión entre ambos vocablos y los conceptos se entremezclan.
En Obanos (N) el parentesco comprende una relación más amplia que la familia, no sólo el primer grado (abuelos, padres, hijos y hermanos) sino también el segundo y hasta el tercer grado. Hay frases en que ambos términos, familia y parentesco, parecen significar lo mismo: “Somos familia, y te duele…”, cuando no se ha tenido en cuenta ese parentesco, esa relación especial que existe y crea ciertos lazos. En el valle de Urzainki (N) se ha consignado que el parentesco alcanza hasta los primos segundos. Con los primos terceros se sigue teniendo mucho trato y con ellos termina el parentesco.
En Abezia (A) el parentesco comprende una relación familiar que incluye a miembros menos directos que la familia cercana como primos y tíos segundos, etc. En Pipaón (A) se ha recogido la expresión “tener parentesco con Fulano” para significar que uno es respecto de otro, primo en tercer o cuarto grado por parte de madre, padre, etc. En Trapagaran (B) los familiares que tienen un grado de parentesco más alejado son los parientes.
En Allo (N) el término parentesco no es muy común y se usa para expresar de forma genérica que entre dos o más personas existe consanguinidad, sin concretar el grado pero se sobreentiende que es lejano o apartado de la familia troncal.
Parentela
En Obanos (N) la parentela comprende una relación aún más extensa que la de familia y par entesco y tiene un cierto tono despectivo. A este término afectan expresiones como las que siguen: “¿Qué quieres, que invitemos a toda la parentela?” o “Se presentó con toda la parentela”.
En Abezia (A) parentela no es un término frecuente. En ocasiones se emplea para referirse a familiares no directos: “Vino con los primos, los tíos y toda la parentela”. Los consuegros, por ejemplo, no se incluyen dentro de la familia, pero de alguna forma pertenecen a la parentela.
En Valdegovía (A) dicen que el término parentela es coloquial, pudiendo tener cierto sentido despectivo. En Pipaón (A) se utiliza para referirse a un familiar lejano y con poca relación, así se dice: “Somos de la misma parentela”. En Agurain (A) al conjunto familiar se le denomina parentela y en este caso se habla también de parentesco.
En Allo (N) el concepto de parentela es empleado para englobar a todos los parientes comprendidos entre el primero y tercer grado de consanguinidad. Por ejemplo, se dice: “En el funeral del abuelo se reunió toda la parentela”. En San Martín de Unx (N) nunca se ha abandonado la relación con los parientes de tercer grado, comprendidos también dentro de la familia, pero con un sentido mayor de parentela.
Otros parentescos
En Obanos (N) un vocablo bien arraigado es el de contrapariente: se refiere a los parientes “políticos”, sobrevenidos por matrimonio. Por ejemplo, los hermanos de los cuñados son los concuñados o contraparientes. Tanto los suegros-yernos-nueras como los cuñados, se consideran parientes, aunque se reconozcan como familia política, pero familia al fin y al cabo. Los consuegros también entrarían entre sí en la categoría de contraparientes. En Allo (N) el término contrapariente indica la relación de dos familias que han emparentado por el matrimonio de sendos miembros. Dentro de él se incluyen consuegro y concuñado. Son consuegros los padres del esposo para los padres de la esposa y viceversa. Y concuñados son indistintamente los hermanos del marido para los hermanos de la mujer.
Se ha recogido que un parentesco importante, de carácter espiritual pero que genera ciertas obligaciones, es el de los padrinos de bautismo, aunque no sean de la familia. Se establecían unos vínculos especiales, que hoy siguen vivos, entre padrinos-ahijados (Obanos-N)[3].
Un género particular de parentesco, antaño relativamente frecuente y hoy en extinción, era el de ser hijo o hermano de leche[4]. Se establecía esta relación cuando un niño a quien su madre natural no podía amamantar por falta de leche era criado por otra mujer mejor dispuesta que ella y que había procreado por las mismas fechas. Esta situación era más frecuente entre las familias de buena posición que podían costearse el sustento de la nodriza, si bien también entre los pobres se hacía por solidaridad. La relación de estos niños y sus padres y hermanos de leche fue siempre buena, conservando por lo general y pese al paso de los años, un vínculo recíproco de amistad, considerado en muchas ocasiones como genuinamente familiar (Allo-N). En algunos lugares agregan que la relación llegaba al punto de que si vivían fuera del pueblo, cuando volvían de vacaciones la primera visita era para el hermano de leche (Obanos-N).
En Obanos se ha consignado que aunque no entraña parentesco los tocayos (personas bautizadas con el mismo nombre) sentían una especial atracción y trato entre sí. Hoy se le da menos importancia, apenas se conoce el significado de la palabra tocayo.
- ↑ EAM, 1901 (Arch. CSIC. Barcelona).
- ↑ EAM, 1901 (Arch. CSIC. Barcelona).
- ↑ Sobre el parentesco espiritual y afinidad entre padrinos y ahijados puede consultarse: ETNIKER EUSKALERRIA. Ritos del nacimiento al matrimonio. Bilbao: 1998, pp. 174-176.
- ↑ Sobre el parentesco espiritual y afinidad entre padrinos y ahijados puede consultarse: ETNIKER EUSKALERRIA. Ritos del nacimiento al matrimonio. Bilbao: 1998, p. 116.