Diferencia entre revisiones de «Relaciones entre padres e hijos. La autoridad paterna»
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Revisión actual del 08:54 19 dic 2018
Las relaciones entre padres e hijos han experimentado notables modificaciones, ya no son tan respetuosas como antaño, el tuteo que deja de lado las diferencias de edad y dignidad se ha hecho común, y la autoridad paterna es hoy menor. Algunos informantes señalan que se ha perdido el respeto que los niños tenían para con los mayores.
Para observar estas transformaciones operadas a lo largo del siglo XX se aporta el caso de Zeanuri (B) que es generalizable a otras muchas localidades.
Es opinión común que la autoridad paterna sobre los hijos se ha debilitado desde la Guerra Civil, como queda reflejado en la expresión: “Gerratik ona asko galdu de errespetoa”. Esta guerra fue causa para los mayores de una profunda desestabilización moral y espiritual. El tipo de autoridad que ejercían los padres en las primeras décadas y hasta mediados del siglo XX se considera hoy día rígido e impositivo. Los padres se hallan ahora desprovistos de recursos para ejercer alguna autoridad ante sus hijos e hijas jóvenes e incluso adolescentes. A menudo en contra de sus propias convicciones no tienen más remedio que adoptar actitudes permisivas.
En la base de esta crisis está la profunda transformación operada en el sistema de vida doméstico, al ir perdiendo la casa su condición de centro de una unidad de explotación económica. La desjerarquización es debida sobre todo al hecho de que los hijos adultos con estudios medios o superiores trabajan fuera de casa, en la industria o en servicios, percibiendo por ello, en muchos casos, ingresos superiores a los que obtienen los padres en su explotación familiar. Los padres se ven a sí mismos empequeñecidos y desarmados. Esta crisis se ha agudizado en la década de los setenta, hasta tal punto que los padres mayores viven en un mundo espiritual muy distante del de sus hijos. Los nuevos comportamientos venían pertrechados de cierta armazón ideológica, uno de cuyos principios era precisamente la negación de la autoridad que era definida así por una persona mayor: “Egundo ikusi ez dana: umiak etxean nagusi”, lo nunca visto, los hijos mandando en casa.
En muchas localidades encuestadas se ha consignado que en tiempos pasados a los padres se les tenía más respeto. El tuteo ha sustituido al trato de usted y las relaciones son más afectuosas. Los padres tienden a jugar más con los hijos, a pasear con ellos, a acompañarles en las tareas escolares y a mostrarse mucho más cariñosos. También padres e hijos tienden a una igualdad y liberación que antes no existía. La independencia económica de los hijos ha sido un elemento decisivo (Abezia, Agurain, Apodaca, Bernedo, Moreda, Pipaón, Ribera Alta-A; Andraka, Trapagaran-B; Allo, Améscoa, Elorz, San Martín de Unx, Sangüesa-N).
En algunos lugares aportan el dato de que los hijos incluso sin tomar estado, se independizan de los padres y se ponen a vivir en sus casas, pero van a comer a casa de los padres; algunos recurren a otros menesteres a la casa familiar tales como llevan a lavar, planchar y arreglar la ropa.
Recientemente y a pesar de haberse modificado tanto las relaciones paterno-filiales, se constata que los hijos tienden a permanecer en la casa paterna hasta edades más avanzadas que antaño, debido a la coyuntura económica que dificulta el abandono del hogar por parte de los jóvenes.
Respecto de la convivencia familiar se ha consignado que de la reunión para comer, charlar, realizar celebraciones y diversiones o trabajos familiares o con los vecinos, en las casas o en la calle, se ha pasado a tener diferentes horarios, distintos horarios de comida, preferir la televisión a la conversación, vivir apresurados sin comunicación en casa. Los jóvenes prefieren su “panda” o “cuadrilla”, se divierten en horarios nocturnos y los padres mantienen sus peñas y locales para reunirse a cenar y charlar con los amigos. La mujer, al incorporarse al trabajo fuera de casa ha ganado cada vez más en libertad, información, independencia y vida social. El trato y colaboración entre los miembros de la familia también ha cambiado. Antes había más unión y solidaridad entre los familiares y allegados. Hoy, por el contrario, se observa menor apoyo y cada cual atiende a sus intereses.