Lagos y bodegas
En Monreal (N), las casas que poseían viñas instalaban en el patio el lago que era un recinto de cemento cuadrado de un metro de altura donde se echaba la uva para pisarla. El lago se comunicaba con la bodega que estaba en la planta baja por medio de unas cañerías; cuando éstas no existían, el zumo se recogía en cubos y se bajaba a la bodega. En la época que no había uva el lago servía para guardar la remolacha y las patatas.
En San Martín de Unx (N) un departamento de las casas, emplazado en los bajos, eran los lacos o lagos para el vino, fabricados con ladrillo macizo, armados de varilla de hierro. Hoy día se usan como almacenes pues desde mediados del segundo decenio del siglo XX no se elabora vino en las casas. En Obanos (N) los datos recogidos son similares.
En Allo (N), en las bodegas, las cubas y barricas de vino se colocan adosadas a la pared. En este recinto también se guardan las comportas de una vendimia a otra. Como generalmente la temperatura de estos lugares era baja y se mantenía constante a lo largo del año, en las proximidades de la bodega o en sus escaleras de acceso se adosaban armarios o despensas, conocidos como fresqueras, para guardar los alimentos perecederos además de la bota, el porrón, el botijo de agua y similares. En Artajona (N), en los lagos, las prensas solían ocupar los rincones angulares. Las más primitivas tenían el cabezal de madera, de pared a pared. Durante el año, los lagos se convertían en almacén de sarmientos, leña, serrín, residuos de los huesos de la oliva triturada, güesillo, empleados como combustible, comportas, etc. En las bodegas iban las cubas, tinos y otros enseres.
En Murchante (N) cuando una casa tenía una importante cosecha de vino solía edificarse una bodega aparte, que podía también ser compartida por varios copropietarios. Se trataba de un edificio de una sola planta y cubierta a dos aguas. Generalmente tenía un zócalo construido en mampostería o cantos rodados y el resto de adobe con pilares de ladrillo. Se accedía por una puerta adintelada baja que daba a uno o dos escalones. El interior era húmedo y no presentaba ninguna distribución. El suelo era de tierra pisada. En la bodega se guardaban los objetos necesarios para la obtención del vino y su posterior almacenamiento en cubas y pipas. Al exterior podía presentar alguna pequeña ventana. Hoy día existen grandes bodegas y cooperativas; se trata de importantes construcciones de cemento, tipo almacén. En Romanzado y Urraúl Bajo (N) se ha recogido que quienes poseen viñas necesitan un local bodega en la bajera de la casa, tanto mayor cuanto más grande sea el viñedo que se tenga.
En Moreda (A), en la parte subterránea, hay muchas casas que poseen cuevas y bodegas. Las hay de todos los tamaños, a nivel de calle y más profundas. Todas ellas están bien trabajadas en piedra. En su estructura interior poseen diversos arcos de medio punto de piedra. Dentro hay botelleros, cubas, comportillos, porrones y otros elementos. Por el exterior disponen de una visera o respiradero también de piedra denominada tufera, de varios ojos o aberturas, que sirve para eliminar el tufo que se desprende durante la fermentación de la uva en los lagos, y del vino en las tinas de piedra y en cubas de roble. Las tuferas están aéreas y adosadas a las fachadas de las casas en el casco urbano o formando un promontorio de tierra coronado de piedra en el campo.
En Berganzo (A) las bodegas se utilizaban como fresqueras para conservar los alimentos. Las había con la única función de servir de almacén de vino y otras donde además se elaboraba. En ellas se podían encontrar los siguientes elementos: comportas, que eran unas canastas más anchas por arriba que por abajo y que servían para transportar la uva durante la vendimia; cubas de madera para guardar el vino de distintas capacidades; lagos o lagares, depósitos rectangulares donde se deposita la uva para ser pisada; tinas, garrafones provistos de carcasa de paja, los más modernos de plástico; pellejos para transportar el vino en las caballerizas; depósito de cemento para guardar el vino y el trujal que era la prensa de palanca donde se estrujaban las uvas.
En el Valle de Carranza (B), la cubera es el recinto que alberga el lagar de fabricar sidra y las barricas o cubas. En unos casos se ubica en la planta baja del caserío, en cuarto independiente de la cuadra al que se accede por una pequeña puerta. En otros, la cubera es una construcción aneja en uno de los laterales del caserío, con tejado a una agua y el frente abierto.
En muchas casas de localidades vizcaínas ha sido costumbre disponer de una dependencia que hace funciones de despensa donde se encontraban las barricas de sidra y txakoli, conservas caseras, jamones y chorizos. Hoy día en este lugar se almacena latería, aceite, legumbres y comestibles (Ajangiz, Lezama-B).