Consideraciones generales
En el territorio de Vasconia las casas tradicionales cuentan con un número de plantas variable que oscila desde una sola hasta cuatro.
El tipo de casa más habitual dentro de las rurales, que son las que se describen mayoritariamente en este capítulo, es de tres plantas, si bien la tercera a veces es de baja altura siendo sólo aprovechable la zona central. En otras ocasiones, como la forma más generalizada del tejado es a dos vertientes, si la casa cuenta con altura suficiente en la tercera planta queda bajo la cumbre un pequeño espacio a modo de camarote.
La cuadra ha ocupado íntegramente, o en la mayor parte, la planta baja de las casas; en las áreas de mayor vocación agrícola solía haber una estancia donde se almacenaba parte del grano. En aquéllas en las que la cocina compartía esta misma planta, ocurría a veces que en una de sus paredes, o bien en un pasillo anejo, se abrían unas trampillas que permitían dar de comer directamente a las vacas. En estas cocinas, mientras tuvieron el suelo de tierra apisonada, las gallinas solían picotear los restos caídos de comida. En definitiva, además de con gatos y perros, el contacto con los animales fue más cercano e intenso que en los tiempos actuales.
En este sentido se puede afirmar que se ha producido un alejamiento bien porque en las casas se ha abandonado la actividad ganadera o al contrario, porque ha sido necesario incrementar el número de animales hasta tal punto que se han construido recintos apropiados o más modernos fuera de las casas.
Los edificios rurales, si tienen la suficiente antigüedad, se edificaron pensando en la actividad agraria de los moradores, de ahí que en general el espacio destinado a esta función soliese ser mayor que el ocupado por la vivienda propiamente dicha. Con el paso de las décadas se ha producido un incremento de esta última en detrimento de la anterior dedicación hasta el punto de que hoy en día es habitual que muchas de estas casas se hayan transformado íntegramente en vivienda humana no quedando resto alguno de su pasado agrícola, ya que la adecuación a esta nueva función ha exigido la remodelación de todo su interior. A lo sumo han permanecido espacios sin utilizar, los ocupados antes por los animales o por otras necesidades agrarias.
El elemento más importante de la casa, la cocina, por ser donde tradicionalmente se ha hallado el fuego, puede presentar por lo general dos ubicaciones: en la planta baja o en el primer piso. La ventaja principal cuando se encuentra en la baja es que se evita tener que subir escaleras para acceder a ella. Por este mismo motivo también suele ser frecuente que junto a la cocina haya una habitación utilizada por el matrimonio de más edad, que es el que padece mayores problemas de movilidad.
Estas razones han llevado a que en las restauraciones recientes de casas que contaban con cocina en la primera planta, si han abandonado la actividad agrícola o ganadera de tal modo que la cuadra haya perdido su función original, en algunos casos construyen una cocina en este recinto o más frecuentemente preparan un txoko donde cocinar y reunirse.
En cuanto al modelo con cocina en la primera planta, por lo general coincide con la necesidad de destinar íntegramente la planta baja a actividades ganaderas.
Otro rasgo común de la distribución interna de las casas es la existencia de un espacio tras la puerta principal que recibe diferentes nombres y que actúa como distribuidor de las estancias de esa planta. Desde él también se accede a la cuadra y a las escaleras que llevan a la planta superior. En esta primera planta la función de distribución la cumple la sala o un pasillo amplio al que se llega por las escaleras. En las casas más cúbicas este espacio central difiere del pasillo por sus dimensiones y por tender a ser cuadrado; desde él se accede a todas las estancias de esta planta y desde él también arrancan las escaleras que llevan a la última planta situada bajo el tejado.
La sala se suele ubicar en la parte más soleada de la casa, coincidente con la fachada, por lo que es habitual que se sitúe sobre el portal. Es la estancia más noble si bien, precisamente por ello, la menos utilizada, destinada a acontecimientos importantes.
Como veremos a lo largo de las próximas descripciones, el escusado es un recinto que en tiempos pasados no existía en las casas y que ha sufrido una progresiva evolución hasta adquirir la importancia que tiene en la actualidad el cuarto de baño. Esta es la razón de que no suela tener una ubicación propia sino que se haya aprovechado cualquier hueco de escaso uso para su acomodo y que su implantación y mejora hayan estado siempre ligadas a reformas en la estructura de la casa.
La última planta no suele estar tabicada, aunque como veremos, esta afirmación muestra un buen número de excepciones. Es una estancia destinada en parte a pajar o a almacén de hierba seca y en parte a granero y depósito de los productos de la huerta, y por ello no está herméticamente cerrada sino que a menudo se persigue que se encuentre bien ventilada. También cumple la función de trastero.