Secado y planchado de la ropa
En Astigarraga, Telleriarte y Zerain (G) se ha consignado que la ropa blanca, enjabonada y sin aclarar, se extendía al sol que la blanqueaba, en algún hierbal cerca de casa. Al mediodía cuando el sol daba más fuerte, se salpicaba con agua y al atardecer, seca, se recogía y se aclaraba en casa para luego tenderla. Para el secado se ha preferido el aire libre, al sol, y en invierno la cocina o el camarote.
En Amorebieta-Etxano, Lezama (B) y Beasain (G) la ropa se ponía a secar extendida sobre la hierba si hacía bueno y de lo contrario se colgaba dentro de la casa o en el camarote. En Lezama precisan que la ropa de color se ponía a secar a la sombra.
En Moreda, Valdegovía (A); Aoiz, Eugi, Goizueta, Mirafuentes, Sangüesa y Viana (N) en la época en que se lavaba la ropa en el río se tendía en espinos y matorrales, también sobre los rastrojos cuando la mies se segaba a mano y éstos quedaban más altos; en las gavilleras dicen en Mirafuentes (N). En Romanzado y Urraúl Bajo (N) se tendía la ropa en el campo sobre matas o en tendederos hechos en el huerto o en el patio. En Izal (N) se tendía en las eras o sobre ollagares y cuando se empezó a lavar en casa se colgaba en los balcones. En Orozko (B) la ropa se secaba colgada en los balcones de casa, procurando que los días festivos no hubiera ropa expuesta; estaba particularmente mal visto no retirarla en días señalados como Semana Santa y Pascua.
En Abezia, Murgia, Ribera Alta (A); Hondarribia, Telleriarte y Zerain (G) se ha recogido que la ropa quedaba más blanca si se tendía sobre la hierba gracias al verdín o si dejaba a la luz de la luna. Si se secaba a un sol fuerte se acartonaba. En casa se colgaba sobre unos alambres sujetos por postes que había en la huerta. Este último dato de que la ropa se secaba sobre unos alambres dispuestos sobre pivotes es común a otras muchas localidades y así se ha constatado también en Valdegovía (A); Elosua, Oñati (G) y Mélida (N). En Abezia (A) señalan que si hacía malo se secaba colgada en el portegado.
Tras el secado de la ropa, una tarea doméstica algo engorrosa era el planchado con planchas de hierro macizas que se calentaban directamente sobre las brasas del fogón, o encima de la cocina económica o en el horno de ésta. También se utilizaban las planchas de chimenea en las que se colocaba el carbón encendido dentro. Hoy día hay mejores planchas, eléctricas y a vapor, pero el planchado sigue siendo una labor ingrata.