Techos de tabla
En la zona más septentrional de Vasconia, donde la madera es abundante, ha sido habitual en los caseríos que el suelo de tabla haya sido a la vez el techo de la estancia situada bajo él.
En Bedarona (B) en el interior de la casa el techo era de vigas de madera cubiertas de tablas. Pero no era regular y las tablas, de distintos tamaños, presentaban huecos entre ellas de tal modo que caían el polvo y la suciedad. Hoy en día se han hecho cielos rasos y se han introducido materiales mejores.
En Busturia (B) las vigas estaban al descubierto y para que no cayese polvo sobre las camas se colocaba una sábana de cualquier clase de tela, oge-zerue, en el tramo de techo situado sobre las mismas.
En Luzaide/Valcarlos (N) los techos son de madera. A veces están al natural y otras veces cubiertos de cal. En casas de cierta solera hay habitaciones con el techo cubierto de tablilla estrecha para evitar el polvo que cae del desván.
El recurso al cielorraso para solucionar el problema anterior y para mejorar el aspecto estético de las dependencias además de para aportarles mayor luminosidad ha estado extendido. Posiblemente esta fue una de las primeras reformas que se efectuó en los techos de los caseríos.
En Romanzado y Urraúl Bajo (N) el suelo de madera de los pisos constituye el techo de los inferiores o de las bajeras, de modo que generalmente tienen las vigas al descubierto; sin embargo a veces se recubren con tablas y sobre todo en tiempos más recientes con cielo raso.
En Monreal (N) los techos eran de madera con las vigas cubiertas con cielo raso, aunque actualmente se tiende de nuevo a dejar las vigas al descubierto.
En San Martín de Unx (N), en las habitaciones, se colocaban cañizos para formar el cielo raso.
En Eugi (N), en cambio, los techos no eran de cielo raso sino que se colocaban tablas pequeñas entre las vigas de madera de roble y castaño y en algunas ocasiones se empapelaban.