Transformaciones
Antaño los materiales utilizados para construir el tejado de la casa, al igual que el resto de componentes, se obtenían del entorno más inmediato. Pero a lo largo del siglo XX, con las mejoras de las comunicaciones, se comenzaron a traer de territorios distantes. El resultado ha sido una creciente uniformidad independientemente de la localización geográfica ya que los materiales de las nuevas edificaciones son de origen industrial.
En cuanto a los empleados hoy en día se recurre preferentemente al hormigón. Las vigas del tejado han solido ser de este material y entre las mismas se colocaban bloques prefabricados de cemento. Para reducir el peso se sustituyeron éstos por rasillas, que son una especie de ladrillos amplios pero de escaso grosor y peso. En los últimos años, para hacer aún más liviana esta estructura, entre las viguetas se intercala poliestireno expandido. Independientemente de cuál sea el material utilizado, esta superficie se cubre con una capa de hormigón y sobre ella se fijan unos listones de madera que sirven de soporte y anclaje a las tejas. A menudo se colocan otros materiales que son aislantes térmicos lo que permite habilitar las dependencias situadas directamente bajo el techo como vivienda; además de componentes hidrófugos que solucionan el problema de las goteras y humedades, o ignífugos para reducir el riesgo de incendio.
Para la cubierta se utiliza mayoritariamente teja, aunque también se recurre a la pizarra. La teja se adquiere en el mercado y presenta mayor variedad de colores, formas y modelos que antaño; normalmente van fijadas a un soporte. El uso del fibrocemento, la conocida uralita, es menor en el caso de las viviendas, pero en el ámbito rural es importante en las construcciones agrícolas y ganaderas debido a la comodidad de su instalación frente a la tradicional teja, a que resulta más barata y a que es más eficaz desde el punto de vista de que se generan menos goteras. En las modernas granjas, de grandes dimensiones, se instalan placas onduladas que recuerdan a las anteriores pero son metálicas.
Los canalones que recogen las aguas del tejado y evitan que se mojen fachadas y paredes se han generalizado. Antaño solían ser de zinc pero hoy en día predomina el cloruro de polivinilo o PVC y el cobre, siendo de diferentes colores.
En los últimos tiempos también se han generalizado otras estructuras que no tienen que ver propiamente con el tejado sino con el hecho de ser la parte más elevada del edificio: las antenas, inicialmente de televisión, después parabólicas y más tarde de telefonía móvil.
Las transformaciones operadas en el tejado no sólo tienen que ver con las nuevas edificaciones. Cuando se restauran casas antiguas o bien se realizan mejoras, una de las partes que sufre un cambio importante es el tejado. Antaño esta labor se limitaba a un retejo más o menos intenso y a la sustitución de alguna tabla en mal estado, pero en los últimos años se ha generalizado la costumbre de modificarlo completamente. Esto supone el cambio de la madera original por otras que normalmente son más rectas y permiten crear una superficie completamente plana, un requisito obligatorio para la colocación de las nuevas tejas; además se suelen instalar canalones como antes se indicó y ventanas o claraboyas. Esos cambios en el tejado suelen suponer en ocasiones modificaciones en su estructura para convertir en vivienda la planta que se sitúa bajo él. En la parte septentrional del territorio la sustitución de la madera suele suponer el uso de otras de peor calidad ya que aunque su conservación se garantiza por varias décadas nunca llegarán a alcanzar la duración del roble o del castaño.