Cortesía y etiqueta
Es común el dato de que en tiempos pasados los esposos no tenían entre sí muestras y manifestaciones externas de cariño o eran escasas; tanto menos en zonas rurales y localidades pequeñas. Hoy día es corriente entre los matrimonios jóvenes mostrarse cariño en público, besarse, acariciarse, pasear de la mano o el marido pasando la mano por el hombro de la mujer. Los esposos jóvenes también se hacen frecuentemente regalos entre sí, sobre todo con motivo de sus respectivos cumpleaños.
En Ribera Alta (A) los informantes dicen que las personas mayores en otro tiempo no vivieron en una sociedad de refinamientos y no era raro ver casos de embrutecimiento, la sensibilidad no tenía muchas ocasiones de manifestarse. En Valdegovía (A) señalan que, como consecuencia de la educación recibida, aunque el tratamiento era cariñoso escaseaban las muestras de afecto en público, y la pareja se manifestaba fría y lejana.
En Zeanuri (B), en tiempos pasados, las muestras de cariño entre los esposos y cualquier gesto que implicara contacto y proximidad física, como besos, abrazos y caricias, pertenecían a la esfera íntima y oculta. Cuando los esposos caminaban juntos lo hacían uno al lado del otro, pero sin agarrarse del brazo. Antiguamente apenas se hacían regalos entre los esposos, los detalles y obsequios de dulces o regalos sencillos estaban destinados a los hijos pequeños o a los nietos.
En Zerain (G) la relación entre los esposos era digna pero fría, en público no se manifestaban expresiones cariñosas y cuando salían juntos iban uno junto al otro. En Beasain, Berastegi, Elgoibar, Oñati (G) y Valle de Roncal (N) la cortesía entre los esposos no se traslucía nunca, siendo el trato de respeto mutuo pero sin halagos de ninguna clase; en Hondarribia (G) agregan que ni siquiera efectuaban muestras de afecto en casa delante de terceras personas. En Mezkiritz (N) coinciden en la apreciación si bien señalan que si alguno de los dos estaba enfermo, entonces había una mayor manifestación externa de cariño.
En Agurain (A) se ha consignado que los esposos se tratan con amabilidad, comunicándose los planes y adoptando conjuntamente las decisiones en bien de la familia y de la casa. En Apodaca y Berganzo (A) resaltan la comprensión, mutuo cariño y buen trato recíproco. En Moreda (A) el tratamiento mutuo que se dan los esposos es cordial y afectuoso. Imperan los buenos modales procurando no decir o hacer algo que moleste al otro. La madre muestra más amor por los hijos que por el marido lo que ha quedado reflejado en el refrán popular: Los hijos del corazón / y el marido del talón. En Allo (N) se ha recogido que la cortesía era recíproca; en Elorz (N) que la nota dominante entre los esposos era la naturalidad y en Valtierra (N) que las señales de una buena convivencia eran el respeto, y salir y disfrutar juntos de las cosas.