Procedimientos antiguos de alumbrado: tea, azaoa
En nuestras encuestas se han recogido algunos procedimientos antiguos de alumbrado.
En el Valle de Roncal (N), en otro tiempo, la cocina, sukalte, se iluminaba con tederos de hierro, que en las salas inferiores eran de lajas de piedra incrustadas en la pared, alimentados con teas de pino, lerki, o de otras de maderas diferentes, zuzu. En Urzainki (N) había tederos en la cocina, los del establo eran losas de piedra clavadas en la pared; también los dormitorios se alumbraban con teas. En Romanzado y Urraúl Bajo (N) los informantes de más edad guardan memoria de la iluminación de la cocina con teas. Había uno o dos tederos o soportes para la tieda, tea, que en los fogones centrales solían ser fijos, también se encontraban, a veces, sobre los apéndices de los moricos. En el Valle de Elorz (N) se recuerda que eran de uso común las tiedas de pino. En Izal (N) las teas se colocaban en el tedero de la cocina que colgaba de un lateral del lar de hierro forjado; también con ellas se iluminaba el establo. En Aintzioa y Orondritz (N) los troncos de pino con mucha resina se utilizaban para iluminación como teas o antorchas apoyadas en cualquier saliente de la pared de la cocina; en Aria (N) las teas, teak, se hacían con raíces de pino. En Mirafuentes (N) las teas consistían en unos palos largos de boj bien preparados, a cuyos extremos se prendía fuego.
En el Valle de Urraúl Alto (N) se ha recogido que las teas, conocidas también como tieras y tiedas, precisaban de una preparación trabajosa. Se conseguían de la parte del pino que quedaba con las raíces después de la tala. Una vez cortado el árbol esperaban a que se pudriera la parte de madera más blanda y arrancaban lo más duro, el coral. Una vez los trozos de coral en casa, lo colocaban en el tostador de teas, llamado tostadero, de madera o metal, que colgaba de una de las vigas que sostenían la campana de la cocina de hogar central, donde permanecía hasta secarse. Perdida la humedad se ponían tres o cuatro teas en el tedero y les prendían fuego para alumbrar la cocina.
En Heleta (BN), a comienzos del siglo XX, para el alumbrado se utilizó resina, arraxina, que en las cuadras solía estar apoyada en una horquilla de madera, xardea, metida en un muro. En Ortzaize, Uharte-Hiri (BN), Ataun, Elosua (G) y Liginaga (Z) se utilizaron asimismo velas domésticas hechas con resina, arrexina, erretxiña, errezina, respectivamente y en Uharte-Hiri (BN) también con cera, ezkua. En Sara (L) antaño había velillas de resina, arroxina, y de cera, ezko-xigor, que alumbraban la cocina, colocadas sobre un soporte vertical de madera, argimutil, que terminaba en horquilla. También servía de soporte a tales velillas un palo horizontal, metido parcialmente en un muro de la cocina.
En Lezaun (N) un método de alumbrado común y rudimentario era el de las paquias. Se trata de unos palitos delgados de boj que se secaban en el interior de la campana del fogón y hacían la vez de velas. Cuando estaban bien secas se les daba fuego y ardían sin apagarse hasta consumirse totalmente. En esta misma localidad señalan que cuando se trasnochaba, jugando a las cartas por ejemplo, para no hacer un gasto excesivo o inhabitual, se alumbraban con una nuez. La parte interna de la nuez o mame ardía al contacto de la llama y se mantenía tiempo ardiendo. Aunque la luz que aportaba era escasa, proporciona la suficiente para ver la baraja.
En el Valle de Carranza (B), en tiempos pasados, en casas y caseríos de los barrios de la zona sur de este valle, las cuadras se iluminaban con el vienzo. Se trataba de una antorcha fabricada con la corteza del abedul, clavándole en la terminación un espino negro para evitar que se desenrollase.
En Andraka, Ereño, Orozko, Zeanuri (B); Beasain (G) y Sara (L), antiguamente, en las noches oscuras, para desplazarse de un lugar a otro se utilizaban antorchas o teas, zuzi-argia; zuziak en Zeanuri (B); en Ataun (G) lastargi; en Sara lastorgai; hechas con haces de paja de trigo bien prensada, gari-txorta, en Beasain lastabala. Producían gran resplandor y tardaban en consumirse. En Urzainki (N) se ha recogido la denominación “fallón” de tea. En Bedarona y Gorozika (B) también hay constancia del uso de gavillas encendidas, azauak, que hacían de antorcha; anotan en Gorozika que si el camino era largo llevaban tres o cuatro gavillas. En Abadiño (B) se llevaba una antorcha de paja, lasto-eskuta, o un farol. En Trapagaran (B) se usaban “pajones de trigo” para alumbrarse de noche en los caminos. En Orexa (G) señalan que la gavilla además de con cereal podía estar hecha con helechos.
En Zerain (G) el mazo de paja recibía los siguientes nombres: lasto-zuzkie, lasto-azaoa, zikiro-lastoa o gari-balak. Para confeccionar la antorcha se cogía la bala de paja, se partía por la mitad y a una mitad se le daba la vuelta de arriba hacia abajo, se volvía a unir y se ataba fuertemente por ambas puntas, luego se encendía por un extremo. Al estar la paja prensada tardaba en quemarse y el atado se iba bajando a medida que se consumía. Si la llama languidecía se agitaba para que tomara aire y se reavivara. Recuerdan que en otro tiempo fue costumbre que cuando se cosechaba el centeno y luego el trigo, cada casa entregase diez mazos, azaoa, en el ayuntamiento-posada para que pudiera aprovisionarse cualquiera que necesitara luz para regresar a casa. En esta misma localidad se ha constatado que para alumbrar el exterior en tiempos pasados se utilizaba zuziri o zuzie, que era un trozo de madera grueso del mango de una azada al que se abría en tiras delgadas librando un trozo para agarrar, dejándolo secar durante unos meses.
En Ataun (G) para alumbrar el camino por la noche se utilizaba la gavilla de paja de trigo, lastargi, atada en dos o tres lugares; quien la llevaba la agarraba de un extremo y la encendía por el otro haciendo que conservara la llama sacudiendo la gavilla al aire. Más antiguamente se usaba zazi-tea que era palo seco deshilachado mediante golpes de martillo.