El llar, laratza

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En el cañón de la chimenea hay una barra de hierro clavada transversalmente de la que cuelga una cadena de hierro (en Izurdiaga-N y en Amorebieta-Etxano-B dicen que tenía alrededor de 1,5 m de largo) conocida como llar, formada por sólidas argollas redondas (de unos 8 cm de sección cuadrada de cerca de 1 cm en Beasain-G) con un doble gancho, elatza, (Beasain-G) en la parte inferior. La cadena podía ser también de cobre o de lata más modernamente (Valle de Zuia-A). En Liginaga (Z) un informante describió el llar, laatza, como “katea bat duzu uxtun-uxtune, eta kakua burdiñazkua”, una cadena de eslabones y gancho de hierro. Este gancho de hierro en Ezkurra (N) se denomina labatz-burni. También en Itziar (G) se recogió la denominación kakua para el gancho utilizado para cambiar de lugar la cadena.

El doble gancho permite colgar del extremo de uno de ellos un recipiente y con el otro regular la altura. La cadena sirve para colgar los calderos por medio del gancho y, a veces, de una pieza soporte llamada neskamea (Beasain, Elosua, Ezkio-Itsaso, Orexa-G), neskatoa (Donoztiri, Heleta-BN; Liginaga-Z) o kriaria (Oñati-G). El doble gancho es de hierro forjado, en ocasiones decorado, de entre 40 y 70 cm de largo. Sus dos extremos están doblados en forma de gancho pero en direcciones contrarias entre sí. En Zerain (G) señalan que el gancho de inicio de la cadena de hierro iba seguido de tres o cuatro pinchos, vueltos hacia arriba, “sorgiñak ez sartzeko”, para que no entraran las brujas, y rematado en otro gancho que regula la altura del enganche al que se sujetan los calderos.

Del gancho colgaban el balde para cocer la leche, la caldera con la comida de los cerdos, bazka, en Aintzioa y Orondritz (N) o con el agua caliente para fregar o hacer la colada. El caldero o pozal podía ser de cobre (Goizueta-N), hojalata o latón (Murchante-N). En Beasain y en Berastegi (G) anotan que cuando lo que se deseaba colgar de la cadena era un puchero o cazuela se utilizaba la pieza soporte llamada neskamea que consta de una base circular sujeta a un puente que cuelga del gancho y está hecha con pequeñas llantas de hierro. En Garagartza (G) señalan que el gancho colgador era una pieza de hierro con un disco metálico, situada sobre la comida que pendía del gancho, cuya chapa circular impedía que un ratón bajando por la viga alcanzara el alimento. En Hondarribia (G) llaman deblua al gancho de hierro que soporta el asa del puchero y sardangua a la chapa circular. En Abadiño (B) denominaban tinglaue al anillo de hierro que se colgaba del llar y se usaba para colocar las cazuelas sobre la llama.

Llar. Otsagabia (N), principios del siglo XX. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.

En la zona rural de Deba-Mutriku (G), en tiempos pasados, el llar constaba de una madera, laatz-egurra, provista de varios orificios, que colgaba de un travesaño que se hallaba en el techo, y de un gancho de hierro, laatza, de alrededor de un metro de largo, que se articulaba en uno de los orificios de laatz-egurra. También en Kortezubi (B), antiguamente, el llar era así.

En Romanzado y Urraúl Bajo (N) se ha constatado que la cadena también podía colgarse de un grueso tronco de roble atravesado en la chimenea central y en algunas cocinas suntuosas pendía de un artístico arco de hierro en cuyos soportes se encontraban unos grandes tederos para iluminar el hogar. En Pipaón (A) se consigna también que no en todas las casas el travesaño era de hierro, hasta que fue obligatorio, lo que provocaba numerosos fuegos y por ello cada cierto tiempo lo cambiaban. En Izal (N) el lar era de hierro forjado, con dos pies y pieza horizontal que sobresalía a ambos lados, del que se colgaba en su centro el caldero y a los lados un tedero para alumbrar con teas.

Recuerdan los informantes de más edad que siempre había un caldero, besua, en Aria (N); lapikua en Astigarraga (G); pazia o maskelue en Garagartza (G); pertza en Goizueta y en Mezkiritz (N), colgado del llar que se subía o bajaba en función de las necesidades. Según algunos, un balde permanecía siempre en ese lugar para cumplir un doble cometido, el de tener siempre a mano agua caliente y evitar que el fuego subiera directo a la chimenea con el peligro de que se pudiera provocar un incendio (Valle de Zuia-A).

Para llamar a esta cadena de hierro se ha recogido la voz llar en Abezia, Agurain, Añana, Apodaca, Berganzo, Bernedo, Markinez, Moreda, Pipaón, Ribera Alta, Valdegovía (A); Trapagaran (B); Hondarribia (G); Aintzioa y Orondritz, Allo, Aoiz y Obanos (N). En Apellániz (A); Mirafuentes, Monreal, Romanzado y Urraúl Bajo (N) se ha registrado la denominación lar; en Améscoa (N) el elar; en San Martín de Unx (N) el alar o agar y en Romanzado y Urraúl Bajo (N) también ar. En Moreda (A) algunos vecinos le llaman ollar. En Murchante (N) gancho. En Sangüesa (N), en documentación antigua, se conoce como “enganchador de fierro”.

En euskera se ha recogido la denominación laratza en sus diferentes variantes fonéticas. Laratza en Busturia, Gautegiz-Arteaga, Gorozika, Kortezubi (B); Aria, Bera, Goizueta, Mezkiritz, Valle de Roncal y Luzaide/Valcarlos (N); laatza en Oiartzun (G); Iholdi, UharteHiri, Urepele (BN), Ainhoa, Sara (L), y en Liginaga (Z); laratza o laratzue en AmorebietaEtxano (B); laratzue (Abadiño, Andraka, Durango, Orozko-B); latzue (Zeanuri-B); leatza en Heleta (BN); elatza en Elosua, Ataun, Itziar, Zerain (G); elasue (Garagartza-G), labatza en Andoain, Berastegi, Orexa (G) y Ezkurra (N); gelatza es el llar giratorio en Elosua y en Telleriarte (G); gelatzua en Oñati y en Leintz-Gatzaga (G). En Bermeo el llar se llama laraskue y el travesaño de hierro del que cuelga, garatzue. En Irisarri (BN) gerena. En Beasain y Hondarribia (G) katea. En Lezama (B) karaltzoa. En Liginaga (Z) el llar de muchas chozas, olha, pastoriles se llama zurkatxa y es todo de madera salvo el gancho que es de hierro.

Laratzua, llar. Zeanuri (B), 1978. Fuente: Ander Manterola, Grupos Etniker Euskalerria.

En la zona rural de Deba-Mutriku (G) se recogió que el llar era uno de los objetos más representativos de la cocina. A quienes a ocultas practicaban conducta menos decente, se les reprendía diciendo: Danak ezautuko gaitu laatzak, a todos nos conocerá el llar. Similar dato se constató en Kortezubi (B), así cuando se quería dar a entender que, aun cuando los extraños ignoraran la conducta de una persona, sus familiares la conocían, se empleaba la frase: etxeko laratzak danak ezaututen dittu, el llar doméstico conoce a todos. En Ataun (G), cuando se quería manifestar que se ignoraba la conducta de una persona, se decía de ella: sukaldeko elaatzak jakingo do orren berri, el llar de la cocina conocerá sus noticias.