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Revisión del 08:51 19 dic 2018

En muchas casas, en su interior, generalmente en el establo, existía una distribución de la cuadra para que los distintos animales ocuparan su espacio y no estuvieran mezclados. Algo parecido ocurría con el estercolero, y los útiles y herramientas necesarios para el trabajo con los animales. Debido a la falta de espacio, a razones de higiene, a la necesidad de tener los recintos más ordenados e independientes, al crecimiento o disminución de la actividad agrícola o ganadera, se fueron levantando en el exterior de la casa construcciones complementarias. Unas veces, adosadas, otras exentas aunque siempre próximas a la casa y, en ocasiones, simultaneando ambas cosas. También hay ejemplos en que desde un principio se han conocido estas construcciones complementarias que forman un todo con la casa.

En cuanto a los materiales con los que se han construido son similares a los de la edificación principal. En Obanos (N) han consignado que hasta los años cincuenta se empleó adobe de barro y paja, también han utilizado y utilizan ladrillo sin enlucir. La distribución interior se ha solido hacer con materiales más endebles.

En Sara (L) describió Barandiaran un modelo de casa rural con las distintas construcciones complementarias con las que puede contar. Recogió que la casa no era generalmente una construcción aislada y única, sino que, además del edificio principal, podía comprender otras construcciones, unas contiguas o próximas a aquél, otras dispersas por el campo de su dominio. Es, pues, un grupo o constelación de construcciones. El nombre del establo es ei: aziendatei o beitei, cuadra de las vacas; beortei, establo de las yeguas; aldatei, hórreo; ongarritei, estercolero; labetei, cobertizo del horno de cocer el pan; zerritei o zerrizola, pocilga; arditei, redil; oilotei, ollotei, gallinero; masti-etxola, choza de viñedo, refugio; kisulabe, calero; gaztain-espil, recinto circular rodeado de pared de piedra, depósito de castañas; jarleku, asiento en la iglesia parroquial; y ehortzeleku o tomba o ilharri, sepultura familiar en la iglesia o en el cementerio.

Etxaldea, conjunto de edificaciones en Nafarroa Beherea, 2011. Fuente: Michel Duvert, Grupos Etniker Euskalerria.

En el Valle de Roncal (N), en el contorno de la casa, etxeondo, se encontraban con frecuencia sus propiedades o etxebazter, las que estaban separadas se denominaban bazterretxe: el gallinero, oilotegi; el rancho o corral, soto o bera txarko; y si la casa era muy importante, una vivienda para pastores, segadores y peones.

En Sangüesa (N) muchas casas tienen en la parte posterior lo que llaman el sitio o la trasera, espacio que prolonga el solar de la casa, a veces considerablemente. En este lugar se ubican una serie de edificaciones para los animales: gallineros, pocilgas, conejeras, o pajares y almacenes para guardar herramientas o productos agrícolas.

En otras ocasiones, bien porque se trata de una localidad de población concentrada o del núcleo de un pueblo no es posible levantar construcciones adosadas o complementarias o han sido retiradas.

Así en Agurain (A) se ha recogido que las construcciones complementarias no se dan porque la mayoría de las casas son contiguas. Son excepción los caseríos que disponían de terreno cercano que han podido adquirir una casa lindante para destinarla a almacén de maquinaria, cuadra, pajar, gallinero o similar. También los artesanos, tenderos y algunos oficios han logrado ampliar sus negocios construyendo edificios anexos.

En Astigarraga (G), en las casas de las zonas más urbanizadas, donde el ganado ha sido retirado, permanecen las construcciones complementarias adosadas a la casa, aunque son pocas ya que los terrenos contiguos se han visto mermados por exigencias urbanísticas. Estas chabolas se utilizan para guardar herramientas de labores hortícolas y, en ocasiones, acondicionadas como lugar de trabajo de algún artesano. En las casas más antiguas del casco urbano se destina algún espacio techado y cercano a la casa como leñera.

En la comarca de Busturialdea (B) también se ha constatado la existencia de pequeñas construcciones para distintos menesteres, edificadas cerca o pegadas al caserío: caseta que alberga el horno, labie, donde se elaboraba el pan que, a veces, contiene gallinero y cochiquera. También en ocasiones hay una cuadra para el ganado, korta-ganadue, y un edificio donde guardar el estiércol.

Construcciones complementarias de un caserío. Bermeo (B), 2011. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.

Con carácter previo a la descripción de los distintos apartados hay que señalar que en este capítulo se recogen las construcciones complementarias de la casa en tanto que independientes o adosadas al edificio principal, no cuando las distintas instalaciones están integradas en la casa, ya que estos supuestos han sido tratados en otro volumen de esta obra[1]. También hay que anotar que a menudo estas pequeñas edificaciones no responden a una única finalidad sino que se les asignan diversas utilidades. Así por ejemplo la caseta del horno de fabricar el pan puede acoger a un lado la cochiquera o el gallinero, y al otro un espacio para guardar los aperos de labranza y la leñera; o también puede ser una construcción de dos plantas con el estercolero en la planta baja y la pajera en la alta. La casa, como algo vivo que es, va ampliando continuamente su espacio con nuevas edificaciones próximas a ella, adaptadas a las necesidades que surgen.

En la vertiente atlántica el espacio tanto de la casa como de los edificios complementarios es abierto, en tanto que en la vertiente mediterránea las construcciones anejas miran hacia el interior y generalmente están cerradas alrededor de un descubierto.

Respecto a la distribución geográfica, señalar que en las localidades de población concentrada las edificaciones complementarias se ubican en la periferia, mientras que en las de población dispersa se sitúan alrededor o cerca de la casa.

La casa suele tener terrenos alejados donde también hay casetas o chabolas, tema que ha sido tratado en el volumen de este Atlas dedicado a ganadería y pastoreo y será estudiado también en un tomo próximo que se ocupará de la agricultura. Ha sido una forma de colonización del territorio y con el tiempo algunas de esas chabolas se han convertido en casas. Los viñedos suelen contar también con casetas de vigilancia. Es la consecuencia de un principio lógico que exige que a medida que la tierra está alejada de la casa principal, tiene que haber una presencia de la misma en dicho lugar.


 
  1. Véase el capítulo “Establos y recintos para la cría de animales” in ETNIKER EUSKALERRIA. Ganadería y pastoreo en Vasconia. Atlas Etnográfico de Vasconia. Bilbao, 2000, pp. 215-247.