Diferencia entre revisiones de «La casa y su entorno»

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En este capítulo se recoge la influencia que el suelo y el clima han tenido a la hora de levantar las casas tradicionales. Se analizan aspectos como la naturaleza del suelo que no sólo condiciona la profundidad de los cimientos sino también el tipo de piedra con el que se edifica la casa, la presencia de agua en el subsuelo, el relieve, la defensa ante las condiciones climáticas adversas y en definitiva la influencia que el clima ha tenido en el modo de construir.
 
En este capítulo se recoge la influencia que el suelo y el clima han tenido a la hora de levantar las casas tradicionales. Se analizan aspectos como la naturaleza del suelo que no sólo condiciona la profundidad de los cimientos sino también el tipo de piedra con el que se edifica la casa, la presencia de agua en el subsuelo, el relieve, la defensa ante las condiciones climáticas adversas y en definitiva la influencia que el clima ha tenido en el modo de construir.
  

Revisión del 11:45 13 feb 2018

En este capítulo se recoge la influencia que el suelo y el clima han tenido a la hora de levantar las casas tradicionales. Se analizan aspectos como la naturaleza del suelo que no sólo condiciona la profundidad de los cimientos sino también el tipo de piedra con el que se edifica la casa, la presencia de agua en el subsuelo, el relieve, la defensa ante las condiciones climáticas adversas y en definitiva la influencia que el clima ha tenido en el modo de construir.

Al final se trata la relación entre la casa y el modo de vida de sus moradores, mayoritariamente dedicados en las áreas rurales a las actividades agrícolas y ganaderas.

Las casas se levantaban teniendo en cuenta la proximidad de las tierras cultivadas, la orientación, el estar en lugar abrigado de los vientos y el disponer agua en las proximidades. Como las zonas de tierra más fértiles se reservaban para cultivarlas, las casas se edificaban en lugares más pedregosos, menos aptos para la labranza (Orozko-B).

En relación a los terrenos pertenecientes a la casa se consideraba que lo más aconsejable era que cada una dispusiese de tierra junto a ella, que era la destinada al cultivo de productos hortícolas para consumo propio y de los animales domésticos. Una huerta alejada constituía un problema tanto para cultivarla como por el mayor riesgo de robos. Desde la perspectiva de un ganadero la situación ideal era la de toda la tierra concentrada en un único pedazo con la casa y las construcciones anejas ubicadas en el mismo, que fuese llana o al menos ligeramente ondulada, que tuviese suficiente profundidad pero que no se encharcase, expuesta al sur y nunca al norte, atravesada por un curso de agua o que contase con manantiales y con algo de arbolado que proporcionase sombra al ganado (Valle de Carranza-B).

La suma de todos estos factores determinaba en tiempos pasados los lugares idóneos para asentarse. En otros casos resultaban más importantes los históricos o de otro tipo tal y como se trató en el capítulo inicial dedicado al poblamiento. En todo caso se ha alcanzado una solución de compromiso entre la situación ideal y las posibilidades reales de cada familia.

La mayor parte de los aspectos recogidos en el capítulo se tratarán más extensamente en otros o en apartados de los mismos como los dedicados al tejado, a los cimientos y paredes, a la orientación del edificio o a los tipos de casas.