Remedios

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En Moreda (A) como remedio casero, se tomaban infusiones de “cola de caballo”, yerba que crece en las orillas de los ríos. En Valdegovía (A) para controlar la tensión arterial se bebía infusión preparada con unos trocitos de karraskilla, que es un arbusto de madera dura y amarillenta, de la que no conviene abusar. En Lekunberri (N) las infusiones se hacían de la hierba de San Roberto y de geranio. En Elgoibar (G) se adelgazaba la sangre, causa de los males del corazón, con infusión de espino blanco, arantza zuria, que se tomaba templada tras hervirla durante unos diez minutos. En Valdegovía con la misma finalidad de aligerar el espesor de la sangre, se ingería infusión de ortigas.

En numerosas localidades encuestadas, entre los remedios actuales recomendados, figuran observar una dieta equilibrada, prescindir de la sal, trabajar moderadamente, hacer ejercicio, vivir tranquilo, evitar preocupaciones y no fumar ni beber (Moreda, Valdegovía-A; Hondarribia, Telleriarte-G). También se ha consignado que hoy día para regular el ritmo cardíaco se colocan marcapasos y mucha gente toma medicamentos para controlar la hipertensión y otras dolencias que pueden afectar a la buena marcha del corazón (Durango-B).

En Olaeta (A) recogió Azkue que para disminuir la palpitación cardíaca, que se consideraba incurable, se metía una llave en la boca[1].

Se aportan seguidamente unos remedios creenciales para la curación de las dolencias cardíacas.

El P. Donostia, a comienzos del s. XX, recogió sendos remedios de distinto signo. El primero dice que se ha de comer todo sin sal durante un año y un día mientras que según el otro, el dolor se quita arrojando saliva en una piedra (esaten dute biotzan jartzen danean miña arriari txistua bota ta kentzen dala)[2].

En Ereño (B), por la misma época, constató Barandiaran que había un individuo que padecía una enfermedad cardíaca. Consultada una curandera y adivinadora, aztua, de la localidad próxima de Mundaka (B), ordenó que matasen dos gallinas. Arrancó el corazón a una de ellas y después de acribillarlo a alfilerazos, lo enterró, asegurando que, al pudrirse el corazón de la gallina se acabaría la enfermedad del cardíaco[3].


 
  1. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 232.
  2. APD. Cuad. 4, ficha 411 y Cuad. 8, ficha 794. El remedio de la piedra y la saliva ha sido muy utilizado para las dolencias del bazo tal y como se describe en otro apartado de este mismo capítulo.
  3. José Miguel de BARANDIARAN. Mitología Vasca. Madrid: 1960, p. 42.