Diferencia entre revisiones de «Remedios creenciales»

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Para Navarra contamos con un antiguo testimonio del s. XVIII en el que a quienes padecían herpes, tras recitar una fórmula, aplicaban chispas de una determinada piedra<ref>El Tribunal de la Inquisición de Logroño dio un decreto en 1725 prohibiendo una larga serie de prácticas supersticiosas en boga en Navarra y en el obispado de Calahorra. Entre ellas, des- cribe una contra el herpes, ''basasua'', para cuyo remedio utilizaban esta fórmula: ''“Vasasua, Ichasua, ozanera, y ducaelen semearquen semeo-robano Jaunchecago” ''y sacando con un eslabón de alguna piedra tres chispas, las aplicaban a quienes padecían dicha enfermedad. Vide Tomás de ASCARATE. “De Historia Navarra. Supersticiones” in ''Juventud Católico-obrera''. Núm. 18. Tafalla: 29-VI-1924, pp. 2-3.</ref>. Anota Barandiaran que la aplicación de la piedra, que sin duda sería de pedernal, a los herpéticos era quizá supervivencia de ritos prehistóricos. El uso de instrumentos de pedernal de época neolítica en significación de talismanes o amuletos contra diversas enfermedades, estuvo muy extendido y lo estaba todavía por aquellos años en muchos países<ref>José Miguel de BARANDIARAN. “Creencias y cultos megalíticos” in ''Eusko-Folklore. Materiales y Cuestionarios, ''XLVIII. Vitoria: 1924, pp. 46-47. Vide también Ángel IRIGARAY. “Dos casos actuales de interpolación de fórmulas mágicas en prácticas cristianas” in ''Munibe'', XXIII (1971) p. 491.</ref>.
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Para Navarra contamos con un antiguo testimonio del s. XVIII en el que a quienes padecían herpes, tras recitar una fórmula, aplicaban chispas de una determinada piedra<ref>El Tribunal de la Inquisición de Logroño dio un decreto en 1725 prohibiendo una larga serie de prácticas supersticiosas en boga en Navarra y en el obispado de Calahorra. Entre ellas, describe una contra el herpes, ''basasua'', para cuyo remedio utilizaban esta fórmula: ''“Vasasua, Ichasua, ozanera, y ducaelen semearquen semeo-robano Jaunchecago” ''y sacando con un eslabón de alguna piedra tres chispas, las aplicaban a quienes padecían dicha enfermedad. Vide Tomás de ASCARATE. “De Historia Navarra. Supersticiones” in ''Juventud Católico-obrera''. Núm. 18. Tafalla: 29-VI-1924, pp. 2-3.</ref>. Anota Barandiaran que la aplicación de la piedra, que sin duda sería de pedernal, a los herpéticos era quizá supervivencia de ritos prehistóricos. El uso de instrumentos de pedernal de época neolítica en significación de talismanes o amuletos contra diversas enfermedades, estuvo muy extendido y lo estaba todavía por aquellos años en muchos países<ref>José Miguel de BARANDIARAN. “Creencias y cultos megalíticos” in ''Eusko-Folklore. Materiales y Cuestionarios, ''XLVIII. Vitoria: 1924, pp. 46-47. Vide también Ángel IRIGARAY. “Dos casos actuales de interpolación de fórmulas mágicas en prácticas cristianas” in ''Munibe'', XXIII (1971) p. 491.</ref>.
  
 
En Donoztiri (BN) se recurría a dejar que un objeto se secara. Por ejemplo, se colocaba en la pared de la habitación del enfermo una cruz hecha con dos ramas verdes, una de acebo y otra de enebro, que en cuanto se secaran desaparecía la enfermedad<ref>Este remedio creencial se aplicaba también a los animales.</ref>.
 
En Donoztiri (BN) se recurría a dejar que un objeto se secara. Por ejemplo, se colocaba en la pared de la habitación del enfermo una cruz hecha con dos ramas verdes, una de acebo y otra de enebro, que en cuanto se secaran desaparecía la enfermedad<ref>Este remedio creencial se aplicaba también a los animales.</ref>.

Revisión actual del 08:10 10 jul 2019

Para Navarra contamos con un antiguo testimonio del s. XVIII en el que a quienes padecían herpes, tras recitar una fórmula, aplicaban chispas de una determinada piedra[1]. Anota Barandiaran que la aplicación de la piedra, que sin duda sería de pedernal, a los herpéticos era quizá supervivencia de ritos prehistóricos. El uso de instrumentos de pedernal de época neolítica en significación de talismanes o amuletos contra diversas enfermedades, estuvo muy extendido y lo estaba todavía por aquellos años en muchos países[2].

En Donoztiri (BN) se recurría a dejar que un objeto se secara. Por ejemplo, se colocaba en la pared de la habitación del enfermo una cruz hecha con dos ramas verdes, una de acebo y otra de enebro, que en cuanto se secaran desaparecía la enfermedad[3].

En Amaiur (N), según recogió el P. Donostia, la gente acudía a Harpeko Saindua para curarse de la dolencia llamada larratsua, que son unos granos que produce el calor en la piel. Se trata de una peña con forma de busto que produce una exudación de color amarillento donde se mojaba la mano que luego se pasaba por la parte dolorida. Muchos creían que se trataba de un santo y le invocaban, ofrecían velas encendidas, libros de misa, rosarios, monedas y otros exvotos[4]. También Barandiaran constató que en Heleta (BN) para curar el herpes se recurría a Harpeko Saindua, el santo de la cueva, o gruta de Bidarrai; igual costumbre se ha recogido en Donibane-Lohitzune (L) y en el valle de Baztan[5].


 
  1. El Tribunal de la Inquisición de Logroño dio un decreto en 1725 prohibiendo una larga serie de prácticas supersticiosas en boga en Navarra y en el obispado de Calahorra. Entre ellas, describe una contra el herpes, basasua, para cuyo remedio utilizaban esta fórmula: “Vasasua, Ichasua, ozanera, y ducaelen semearquen semeo-robano Jaunchecago” y sacando con un eslabón de alguna piedra tres chispas, las aplicaban a quienes padecían dicha enfermedad. Vide Tomás de ASCARATE. “De Historia Navarra. Supersticiones” in Juventud Católico-obrera. Núm. 18. Tafalla: 29-VI-1924, pp. 2-3.
  2. José Miguel de BARANDIARAN. “Creencias y cultos megalíticos” in Eusko-Folklore. Materiales y Cuestionarios, XLVIII. Vitoria: 1924, pp. 46-47. Vide también Ángel IRIGARAY. “Dos casos actuales de interpolación de fórmulas mágicas en prácticas cristianas” in Munibe, XXIII (1971) p. 491.
  3. Este remedio creencial se aplicaba también a los animales.
  4. APD. Cuad. 1, ficha 19.
  5. Arantzazu HURTADO DE SARACHO. “Medicina popular” in Navarra. Temas de Cultura Popular. Núm. 86. Pamplona: Diputación Foral de Navarra, 1968, pp. 21-22.