Remedios de las dolencias hepáticas

De Atlas Etnográfico de Vasconia
Revisión del 19:17 19 jun 2019 de Admin (discusión | contribuciones)
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Saltar a: navegación, buscar

En Astigarraga, Beasain, Bidegoian, Elgoibar, Elosua, Hondarribia, Telleriarte (G) y Navarra[1] el remedio más difundido para limpiar el hígado o para el mal de hígado, gibeleko gaitza, y vesícula es tomar infusión de la planta llamada gibel bedarra o pareta zuloko belarra, parietaria (Parietaria judaica), según algunos en ayunas y según otros después de cenar durante tres días consecutivos (Telleriarte). En Hondarribia dicen que además de la planta anterior son recomendables la infusión de hojas de nogal (Juglans regia) y la de nabo (Oenanthe crocata)[2]. En esta villa costera elogian también el ajo, baratxuria, (Allium sativum) del que hay quien dice que cura hasta siete enfermedades del hígado. En Lekunberri (N) se tomaba la decocción de la planta llamada koxka-belarra, doradilla, y en Berastegi (G) agua con limón. En Lekunberri decían que cuando una persona había desarrollado una cirrosis, la infusión de pétalos de rosa aliviaba las consecuencias de la enfermedad.

En Apodaca (A) se ha consignado la siguiente receta para la hepatitis: se pone en un recipiente un litro de vino blanco, medio kilo de azúcar y un manojo de verbenas y se hierve durante una media hora. Se deja al sereno durante tres noches, al cuarto día se cuela y se toma un vaso en ayunas. En Amorebieta-Etxano, Muskiz (B) y Astigarraga (G) también se tomaba en ayunas agua de la cocción de verbena. En Astigarraga (G), Aoiz, Goizueta y Sangüesa (N) para las dolencias hepáticas recomiendan infusión de manzanilla y en Moreda (A) de tomillo.

En Agurain (A) contra el cólico de hígado se toma infusión de milenrama (Achillea millefolium), comenzando nada más sentir los agudos dolores de vientre y en Bozate de Arizkun (Baztan-N) se hacía una bebida con el fruto del espino negro[3]. En Carranza (B) para tratar los problemas hepáticos, se ha recurrido a tomar el agua de la decocción de las raíces de la planta llamada bernaula, del género Rumex; las raíces se debían cocer durante bastante tiempo. En Agurain se mastican después de las comidas seis u ocho bayas de enebro maduras. En Mendiola, Moreda, Pipaón (A); Bedarona (B); Oñati (G) y Lekunberri (N) se ha constatado la prohibición de comer huevos por parte de quienes padecían del hígado; en Mendiola, Pipaón (A) y Liginaga (Z) la prohibición alcanzaba a los productos del cerdo y en Mendiola, Moreda (A) y Arraioz (N), sobre todo los cirróticos, deben abstenerse de beber alcohol. En Apodaca, Mendiola, Pipaón, Valdegovía (A); Muskiz (B); Berastegi y Elgoibar (G) aconsejan hacer una alimentación sana prescindiendo de grasas, comiendo pescado cocido, verduras con aceite crudo, y frutas. En Agurain, Moreda (A); Carranza (B) y Sangüesa (N) se ha recogido que para las afecciones de hígado se toma en ayunas una cucharada sopera de aceite de oliva (Olea europaea). En Elgoibar (G), hasta los años setenta, a quienes padecían del hígado se les daba a beber en ayunas leche de burra, que entonces era fácil conseguirla. En Oñati (G) recomiendan permanecer en reposo y en Moreda reducir los medicamentos. En Beasain (G) al creerse que el mal estaba causado por el frío, se aplicaba calor.

En Murchante (N) para remediar las enfermedades hepáticas dicen que es bueno tomar cruda, o preparada como cualquier verdura, achicoria silvestre (Cichorium intybus), que se sirve caliente y aliñada con aceite y vinagre; en la Navarra Media oriental se han empleado las hojas y raíces de achicoria en infusión en casos de insuficiencia hepática[4] y en Muskiz (B) también se ha constatado la utilización de la achicoria con esta finalidad. En Aoiz (N) se bebía el agua en la que se habían cocido alcachofas.

Achicoria silvestre. Fuente: Vander, Adr. Medicina natural. Barcelona: Librería Sintes, 1937.

En Lekunberri (N) para curar la hepatitis, gibeleko mina, se preparaba y tomaba el siguiente remedio casero: se batía una yema de huevo que se mezclaba con una cucharada de azúcar y un vaso de leche. Había que beberlo para “romper la tela que se formaba alrededor del hígado”. También se bebía el agua de la decocción de rosas que tomada durante quince días seguidos garantizaba la curación del enfermo. Se han valido asimismo de infusión de pétalos de rosa. Se piensa que la cola de caballo es una hierba extraordinaria para el hígado.

En Olaeta (A), según recogió Azkue en las primeras décadas del s. XX, el dolor de hígado, gibeleko mina, se curaba con agua termal y con suero. Entre las localidades de Otxandiano y Villarreal se encuentra Gombillas y allá solían acudir a tomar aguas termales quienes padecían del hígado[5]. También en nuestras encuestas actuales se ha consignado la costumbre de acudir a los balnearios a tomar baños para sanar o aliviar las dolencias hepáticas. Con frecuencia se trataba de los mismos centros a donde se iba a recibir tratamiento para dolores reumáticos o renales. Así se recuerda que de Busturia (B) se desplazaban al balneario de Zestoa (G). Tanto este balneario como los de Alzola (G), Urberuaga (B) y Fitero (N) han sido visitados por numerosas personas del país. En Ocio y en Payueta (A) se ha consignado la existencia de fuentes sulfurosas para el tratamiento de enfermedades del hígado.

Balneario de Sobrón (A). Fuente: Abascal Escuza, Gustavo. Antiguos balnearios alaveses. Vitoria: Diputación Foral de Álava, 2000.


 
  1. Margarita FERNÁNDEZ. “Medicina popular navarra” in Zainak. Cuadernos de Antropología-Etnografía, XIV (1997) p. 33 y Las plantas en la medicina popular. Navarra húmeda del noroeste. Pamplona: 1981, p. 32.
  2. Debido a los conocimientos médicos que tiene hoy día la gente, señalan los informantes que estas infusiones son buenas para bajar los índices de ácido úrico y colesterol.
  3. Mª del Carmen AGUIRRE. Los agotes. Pamplona: 1978, p. 222.
  4. Margarita FERNÁNDEZ. Las plantas en la medicina popular. Navarra húmeda del noroeste. Pamplona: 1981, p. 26.
  5. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 244.