Diferencia entre revisiones de «PROBA»

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En los entierros de los niños, ''aingeruak, ''no se iba de luto por entender que se trataba de seres puros, almas inocentes que se encaminaban directamente al cielo.  
 
En los entierros de los niños, ''aingeruak, ''no se iba de luto por entender que se trataba de seres puros, almas inocentes que se encaminaban directamente al cielo.  
 
  
 
Hoy las muestras de luto en los componentes del duelo familiar están muy atenuadas y restringidas exclusivamente a los familiares más próximos. Si acaso, los hombres del duelo visten de oscuro con corbata negra y las mujeres de luto o de alivio de luto. Incluso estas muestras residuales de los modos antiguos de expresión externa del dolor en las exequias fúnebres quedan con frecuencia circunscritos a las personas adultas y a los ancianos pues los jóvenes visten de manera informal y no observan el luto. Los restantes participantes en la comitiva fúnebre no atienden a un modo peculiar en el vestir sino que impera la más absoluta discrecionalidad.
 
Hoy las muestras de luto en los componentes del duelo familiar están muy atenuadas y restringidas exclusivamente a los familiares más próximos. Si acaso, los hombres del duelo visten de oscuro con corbata negra y las mujeres de luto o de alivio de luto. Incluso estas muestras residuales de los modos antiguos de expresión externa del dolor en las exequias fúnebres quedan con frecuencia circunscritos a las personas adultas y a los ancianos pues los jóvenes visten de manera informal y no observan el luto. Los restantes participantes en la comitiva fúnebre no atienden a un modo peculiar en el vestir sino que impera la más absoluta discrecionalidad.

Revisión del 17:00 24 ene 2019

Fue costumbre generalizada que los hombres fueran descubiertos, con la boina en la mano, durante el desfile de la comitiva fúnebre. Parece que el origen de esta tradición es una superstición por miedo a los peligros que amenazaban en la conducción de cadáveres[1].

Las mujeres del duelo femenino, a partir de las décadas citadas, siguieron vistiendo de negro. La indumentaria consistía en vestidos, chaquetas, faldas, guantes, medias y zapatos negros. Se generalizó el uso de distintas clases de mantillas, al principio más largas y gruesas que poco a poco fueron reduciéndose de tamaño. En algunas localidades, la viuda y algunas otras mujeres de la casa mortuoria no asistían al cortejo fúnebre. En el País Vasco continental son dos las prendas femeninas de las mujeres que integran el duelo, la mantaleta y la kaputxina. En este territorio eran las vecinas las encargadas de preparar la indumentaria funeraria, sobre todo la femenina[2].

En los entierros de los niños, aingeruak, no se iba de luto por entender que se trataba de seres puros, almas inocentes que se encaminaban directamente al cielo.

Hoy las muestras de luto en los componentes del duelo familiar están muy atenuadas y restringidas exclusivamente a los familiares más próximos. Si acaso, los hombres del duelo visten de oscuro con corbata negra y las mujeres de luto o de alivio de luto. Incluso estas muestras residuales de los modos antiguos de expresión externa del dolor en las exequias fúnebres quedan con frecuencia circunscritos a las personas adultas y a los ancianos pues los jóvenes visten de manera informal y no observan el luto. Los restantes participantes en la comitiva fúnebre no atienden a un modo peculiar en el vestir sino que impera la más absoluta discrecionalidad.


 
  1. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, p. 223. Observó que la misma costumbre existía en algunos lugares de Alemania. La afirmación de que el origen es una superstición fue hecha por Paul Sartori.
  2. Michel DUVERT. “Données Ethnographiques sur le vécu traditionel de la Mort en Pays Basque-nord” in Munibe, XLII (1990) p. 481.