Los caminos de la cruz parroquial y del Viático
Un aspecto relacionado con los caminos funerarios es el saber si el Viático que se administraba al moribundo y la cruz parroquial que se llevaba a la casa mortuoria utilizaban o no en sus desplazamientos las mismas rutas que se seguían para la conducción del cadáver y si el desviarse del camino trazado, en su caso, creaba servidumbre de paso.
En las localidades de poblamiento concentrado el Viático se llevaba, al igual que el cuerpo del difunto, por el camino más corto o el que se consideraba más cómodo, sin que hubiera ninguna ruta establecida para ello. La cuestión se plantea en las localidades de poblamiento disperso.
Bonifacio de Echegaray, en los años veinte, constató en varias localidades vascas que para llevar el Viático, para las bodas y los bautizos y también la mujer que asistía a la misa de purificación post partum utilizaban los mismos caminos señalados para los entierros. La desviación de la ruta que seguían el Viático y los cortejos nupciales en aquel entonces originaba servidumbre[1].
Algunas de las localidades encuestadas que tienen poblamiento disperso han aportado unos datos de interés respecto de este asunto.
En Heleta (BN) el sacerdote tornaba el camino denominado elizabidia para llevar los últimos sacramentos al moribundo. Era el mismo camino que utilizaba para proceder al levantamiento del cadáver y por el que luego discurría el cortejo fúnebre. En Izpura (BN) también se ha recogido que el Viático y la cruz parroquial eran llevados por el camino de la iglesia, elizabidea. Igual ocurría en Telleriarte-Legazpia (G) donde el sacerdote llevaba el Viático por el camino mortuorio, elizbidea o korpuzbidea.
En Oragarre (BN), tanto el Viático a la casa del agonizante como la cruz parroquial a la del difunto, hasta tiempos recientes, se llevaban por el camino mortuorio, hilbidia. El paso de la cruz creaba servidumbre de camino por donde pasaba, aunque esta situación desapareció con el asfaltado de los caminos y la introducción de artilugios para el transporte del cadáver.
En Anzuola (G) el Viático se llevaba de la iglesia a la casa por el elizbidea que era el mismo camino por donde discurrían los cortejos de bodas, bautizos y entierros. Si el sacerdote con el Viático se apartaba del camino, gravaba con servidumbre el fundo por donde pasaba y por tanto se cuidaba mucho de que esto no ocurriera[2].
En Salcedo (A) y Arrasate (G) se ha recogido que tanto el paso del cadáver como el de la cruz parroquial y el Viático creaban servidumbre.
En Orozko (B) el paso del Viático no creaba servidumbre. Por contra, algunos informantes recuerdan que sí lo hacía el paso de la cruz. En Elgoibar (G), según los encuestados, el paso del Viático no creaba servidumbre al no ir acompañado de la cruz parroquial.
En Artziniega (A), Abadiano y AmorebietaEtxano (B) para llevar el Viático o la cruz se utilizaba cualquier camino, normalmente el más rápido y ello no creaba ninguna servidumbre. En Carranza (B) y Amezketa (G) tampoco creaba servidumbre el paso del Viático ni la cruz parroquial.