Misa de aniversario. Urteburuko meza

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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La misa que se celebraba al cumplirse el año del fallecimiento tenía en tiempos pasados la solemnidad y las características rituales de la del funeral. Se celebraba en día laborable, oficiándose una misa de Requiem, generalmente diaconada y precedida del canto del Nocturno; se colocaba el catafalco o túmbano en medio de la iglesia; se activaba la sepultura familiar encendiendo las luces y se ofrendaban las limosnas para los responsos. Al igual que el día del entierro también en esta ocasión los parientes eran obsequiados por la casa mortuoria con una comida o un refrigerio. Con la celebración del aniversario terminaba generalmente el periodo de las ofrendas sobre la sepultura y a partir de este día se aliviaba el luto que durante el año habían guardado los familiares más directos.

En los libros parroquiales de difuntos y también en los testamentos, este aniversario figura como «misa de cabo de año».

Varias encuestas indican que el aniversario por el difunto se repetía algunos años más. En Andoain (G), en la década de los veinte, se celebraba por dos años consecutivos; en Zeanuri (B) durante tres y en Murelaga (B), si uno de los cónyuges moría joven, podía prolongarse toda la vida[1]. En Santa-Grazi y Barkoxe (Z) se mantiene la práctica de celebrar cada año una misa de aniversario por el esposo o la esposa fallecidos.

La conmemoración del aniversario con asistencia de los familiares, parientes y amigos del difunto se mantiene vigente comúnmente. En la mayoría de las localidades encuestadas tiene lugar en domingo, en una de las misas que se celebran en la parroquia y suele ser anunciada por el sacerdote el domingo anterior; en algunas parroquias colocan para ello una esquela en la puerta de la iglesia.

En el oficio religioso se menciona el nombre del difunto y los familiares ocupan lugares preferentes en la iglesia; no se hace ninguna oración o rito de carácter funerario.

En ocasiones, en una misma misa coinciden los aniversarios de dos o más fallecidos.

 
  1. William A. DOUGLASS. Muerte en Murélaga. Barcelona, 1973, p. 78.