Función mensual de almas y Ogerrena
En varias localidades de Navarra se anota la costumbre de celebrar una misa mensual por el alma del difunto.
En Artajona, en el día mensual de la fecha de la muerte tenía lugar, durante un año, la llamada «función de almas» que consistía en una Misa de Requiem cantada con Nocturno de difuntos. Solamente las familias pudientes encargaban estas misas[1].
En Allo y Aoiz la costumbre era similar. Hasta cumplir el año se celebraban doce «funciones de almas» una cada mes. Estas misas estaban precedidas de un Nocturno cantado.
En Obanos se celebraba una vez al mes en la fecha de la muerte una misa por el alma del fallecido. En la puerta de la iglesia se colocaba todos los meses una lista con los días asignados a cada familia. También en Monreal era costumbre sacar una misa mensual.
En San Martín de Unx es práctica general encargar una misa al mes por el alma del difunto el día en que murió y esto durante el año siguiente a su fallecimiento. Frecuentemente la celebración de estas misas mensuales se prolonga hasta el tercer año.
En Eugi y en Mezkiriz, la misa mensual que se celebra en la fecha del fallecimiento o en otra que se le aproxime continúa celebrándose durante tres o cuatro años. También en Aoiz y Mélida perdura actualmente (1990) la costumbre de mandar celebrar una misa todos los meses, en la fecha de la muerte.
Barandiarán registró en los años veinte un caso particular de día exequial en Otxagabia (N). Se celebraba a los veinte días del funeral y por esta razón se denominaba Ogerrena. Las familias emparentadas con el difunto ofrendaban ese día luces, panes y dinero para responsos. El martes o miércoles siguiente se celebraba otro funeral como el del día del entierro. En todas estas funciones, la mujer que presidía el duelo, al salir de la iglesia, introducía en la pila de agua bendita su rosario y las demás mujeres que salían detrás de ella lo iban tocando y santiguándose. El hombre que presidía el duelo hacía lo mismo, pero con el dedo. Este día todos los hombres parientes y algunas mujeres iban a comer a casa del difunto[2].
También Azkue constató la celebración exequial de este día en el Valle de Salazar. Elizako obialat arzagia ermaten ginixun lenago ogei egunez ilarietan: deitzen baitzen ogerrena. (Antes llevábamos cera a la sepultura de la iglesia durante veinte días en los funerales como que se llamaba veintenario)[3].