Los caminos mortuorios en villas con población rural
A continuación se mencionan unas localidades que son villas. En ellas se daba una doble situación. Si la persona fallecida había vivido en zona de población concentrada no existían o apenas quedaban vestigios de los caminos funerarios. Por el contrario, si el cadáver provenía de zona rural era llevado a la parroquia por un camino funerario que responde a las mismas características de los caminos descritos en localidades de poblamiento disperso.
En Bermeo (B), los caseríos disponían de su propio camino de conducción del cadáver denominado andabidie, camino de andas, que unía la casa mortuoria con la parroquia a la que pertenecía y con el cementerio. Siempre se utilizaban estos caminos que eran fijos y sólo en casos extremos se variaba el recorrido. También las casas del núcleo urbano hacían un itinerario fijo al que llamaban igualmente andabidie. Generalmente se trataba del camino más corto o el mejor acondicionado entre los dos puntos. Los recorridos de las dos parroquias Santa María y Santa Eufemia, convergían en el Arco de San Juan, San Juan Portale, el de Santa Eufemia dando un giro para evitar pasar delante de la iglesia de Santa María. Desde el «Arco» continuaban por el único camino existente hasta el cementerio.
Numerosas leyendas sobre apariciones de difuntos están relacionadas con estos caminos o andabidiek. El Arco de San Juan, punto de confluencia de los caminos de andas urbanos era el lugar elegido por casi todos los relatos de almas en pena para la toma de contacto entre los vivos y el difunto con el fin de iniciar el recorrido y cumplir así la promesa que el muerto había dejado incumplida en vida.
En Arrasate (G) las casas alejadas del núcleo urbano contaban con caminos fijos para la conducción del cadáver denominados kurtzebideak o andabideak que no se podían cerrar bajo ningún pretexto. Si por inclemencias del tiempo u otras razones el cortejo se veía obligado a modificar la ruta y discurría por una propiedad privada, la franja de terreno correspondiente pasaba a ser kurtzebidea. Con el tiempo, algunos de los caminos pasaron a ser vecinales por lo que se ha recogido que eran llamados también auzobideak. A las personas fallecidas donde el poblamiento era concentrado se les llevaba por las calles siguiendo los itinerarios más cortos o más cómodos.
En Elgoibar (G) existían caminos fijos de conducción conocidos como andabideak. También se ha recogido la denominación ilbideak. Siempre que pasase la cruz parroquial en comitiva fúnebre por un terreno particular se constituía servidumbre de paso. El medio de evitarlo era que el dueño de la finca, u otra persona en su nombre, llevase la cruz mientras el cortejo atravesase el tramo de terreno de su propiedad y una vez traspasada ésta, se la volvía a ceder al sacristán. La importancia de la cruz parroquial al frente de la comitiva era decisiva ya que el paso del Viático al que no acompañaba la cruz, no creaba servidumbre de paso. En el centro de la villa no existían caminos específicos, se llevaba el cadáver por el más corto.
En Plentzia (B), los caminos recibían el nombre de andabideak. Cada casa tenía su propio camino o contaba con acceso a un andabidea compartido. Tenían la consideración de cosa sagrada que había que respetar. Según algunos informantes, el paso del cortejo por un terreno particular creaba servidumbre. En el núcleo el traslado se hacía por la vía más directa.
En Getaria (G), en la zona urbana, la conducción del cadáver se realizaba por las calles y los caminos públicos. El traslado desde los caseríos a la parroquia se realizaba por los caminos vecinales habituales hasta acceder al camino público o a la calle y se les denominaba gorpuzbideak. No era posible prohibir o impedir el paso de la comitiva por dichos lugares.
En Artziniega (A) la gente del núcleo urbano traslada el cadáver por las calles, acortando por los cantones. El sentido es siempre el mismo, condicionado por la situación de la iglesia y del cementerio dentro del casco urbano. En los demás casos el féretro se trasladaba por los caminos vecinales y teniendo en cuenta que «por donde pasaba un cadáver se hacía camino», los propietarios tenían buen cuidado en impedir el paso por su heredad aunque el camino fuera más corto.
En Llodio (A), localidad en la que la población está distribuida en zona urbana y zona rural, en el núcleo urbano se utilizaba la carretera general o las estradas o caminos del pueblo para el traslado del cadáver. En la zona rural existían caminos fijos denominados «caminos de andas», normalmente coincidentes con los caminos vecinales. El paso por una propiedad privada creaba servidumbre y por ello en algunos caseríos se daba un rodeo evitando el paso más corto o conveniente.