Acondicionamiento de la habitación del enfermo

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Tal como se ha constatado en todas las localidades encuestadas, antaño el Viático era llevado con gran solemnidad. El sacerdote iba revestido y acompañado de los acólitos o del sacristán. En el momento de salir de la iglesia se tocaba la campana que anunciaba el Viático a toda la parroquia. En las villas y pueblos de poblamiento concentrado se formaba una comitiva de vecinos que con velas en las manos acompañaban al Santísimo hasta la casa del enfermo.

Por otra parte se engalanaba la casa y de modo particular la habitación del enfermo disponiendo en ella un pequeño altar. En las aldeas y localidades de población dispersa los vecinos acudían a la misma casa del moribundo para recibir allí con las velas encendidas al sacerdote que traía la sagrada Comunión.

Muchas de las costumbres y prácticas recogidas en las encuestas de campo tienen su origen en las disposiciones preceptuadas por el ritual romano en sus rúbricas.

Para el acondicionamiento de la habitación del enfermo que iba a recibir el Viático las normas litúrgicas disponían lo siguiente:

«Límpiese bien la habitación del enfermo y prepárese en ella una mesa cubierta con un mantel limpio sobre el cual se pondrá el Santísimo Sacramento. Pónganse también dos candelabros, un recipiente con agua bendita -de no ser que ésta sea llevada por los clérigos desde la iglesia- y un vaso con agua en la cual el sacerdote limpiará los dedos. Colóquese un paño limpio ante el pecho del que ha de comulgar»[1].

Para la administración de la Extremaunción, además de la mesa con mantel y el recipiente de agua bendita, había que tener dispuestos estos elementos:

«Algodón o una materia similar separada en seis porciones para limpiar las partes del cuerpo que fueran ungidas; miga de pan para limpiar los dedos y agua para lavar las manos del sacerdote»[2].

Altar doméstico

En cumplimiento de tales prescripciones rituales se disponía en la habitación del enfermo un pequeño altar utilizando para ello algún mueble doméstico: una mesa, la cómoda, el lavabo, el tocador o la mesilla de noche. Sobre el mueble elegido se colocaba un mantel o paño blanco, generalmente de lino o hilo, decorado con bordados y puntillas. En Apodaca (A) anotan que este mantel era el mismo que se colocaba sobre la sepultura familiar en la iglesia. Para este menester servía también una sábana blanca bien doblada (Narvaja-A, Zeanuri-B) o una toalla de hilo (Aoiz-N). En Urnieta (G) al lienzo utilizado para esta ocasión lo denominaban aldare-zapia.

En Beasain (G) en todos los caseríos había antaño lienzos de lino tejidos en casa para ser utilizados en este rito. Algunas amas de casa todavía hoy los conservan con todas sus piezas: mantel, tapete central para colocar sobre él la píxide[3] y los santos óleos, tapetes para poner debajo de los candelabros y paño para que el sacerdote se seque con él los dedos. En Izpura (BN) entre los diversos elementos que componían el ajuar de una joven casadera se incluía siempre un mantel bellamente bordado que servía para cubrir la mesa o la cómoda donde se colocaba el Viático en la habitación del enfermo. Algunas casas conservan aún el lienzo o toalla que servía para revestir la silla sobre la que se colocaba la cruz de la iglesia. Estos lienzos tienen bandas o franjas de color azul oscuro y servían también para cubrir los espejos de la habitación mortuoria. En Zerain (G) una informante recuerda haber bordado en la escuela uno de estos manteles de lino con las iniciales J.H.S. En Getaria (G) era también de hilo y llevaba bordadas las imágenes de un cáliz y la hostia.

Sobre este pequeño altar se colocaba comúnmente un crucifijo y también estampas (San Román de San Millán-A, Izurdiaga-N) o una imagen de la Virgen o del Sagrado Corazón de Jesús (Alto, Garde-N).

Además se ponían dos candelabros con velas bendecidas el día de la Candelaria (Aramaio-A; Carranza, Durango, Orozko, Zeanuri-B; Beasain, Elosua, Zerain-G; Obanos-N), o bien una lamparilla de aceite (Abadiano-B) o una palmatoria (Apodaca-A, Elosua-G, Hazparne-L). En la última localidad señalan que la palmatoria era la mejor de la casa y, cuando el enfermo fallecía, sustituían ésta por una lamparilla de aceite, lanpioa. En Obanos (N) las velas de esta ocasión eran aquéllas que se llevaban a la iglesia «el día de almas» (2 de noviembre) o al añal. Las que se colocaban en Santa-Grazi (Z) eran elaboradas con la cera de las abejas de la propia casa y recibían el nombre de ezkoak. En Sara (L) estos cirios se llaman xirioa.

Este improvisado altar se adornaba a veces con flores naturales o de papel y delante de él colocaban un cojín o una alfombra (Apodaca-A).

Mobiliario y ajuar para el Viático y la Unción. Urnieta (G). Fuente: Luis Mari Zaldua, Grupos Etniker Euskalerria.
Mobiliario y ajuar para el Viático y la Unción. Urnieta (G). Fuente: Luis Mari Zaldua, Grupos Etniker Euskalerria.

A un lado de la mesa convertida en altar se colocaba un vaso con agua bendecida el Sábado Santo y una ramita generalmente de laurel, erramua, o bien de romero, erromerua (Aramaio-A, Zeanuri-B) o de olivo (Narvaja-A) o de boj (Berganzo-A) bendecido el Domingo de Ramos. El sacerdote se servía de ella para asperjar con agua bendita la habitación y la cama del enfermo antes de administrarle los sacramentos. En otras localidades el acetre de agua bendita y el hisopo eran portados desde la parroquia por el monaguillo que acompañaba al sacerdote (Llodio-A).

También se ponía otro vaso con agua para que el enfermo pudiera ingerir con más facilidad la Comunión (Zeanuri-B, Zerain-G, Murchante, Obanos-N), o para que el sacerdote purificara los dedos después de dar la Comunión. Luego el cura pedía a los familiares que esta agua que había estado en contacto con lo santo fuera consumida en el fuego doméstico « gelditzen dance, su-atzekaldera bota» (Zerain-G).

Si además del Viático el enfermo iba a recibir la Extremaunción se disponían en un plato siete trozos de algodón en rama para que el sacerdote limpiara con ellos las partes del cuerpo que habían sido ungidas con el óleo de los enfermos. Así lo constatan en Abadiano, Durango, Orozko, Zeanuri (B), Urnieta (G), Garde (N), Urruña (L), Heleta, Lekunberri, Oragarre (BN) y Zunharreta (Z). En Zerain (G), para este menester antiguamente se usaba una porción de estopa de lino que luego fue sustituido por algodón de farmacia.

Junto al algodón y en el mismo plato se ponía un trozo de miga de pan, ogi-mamia, (Zeanuri-B), para que el sacerdote purificase con su miga los dedos con los que había ungido al enfermo. También en Urruña (L) colocaban miga de pan; en Abadiano (B) purificaba los dedos con salvado, zaia. Después del rito de la unción, tanto los algodones como las migas de pan o el salvado eran quemados en el fuego del hogar.

En el momento de dar la Comunión se colocaba sobre el pecho del enfermo un lienzo blanco que se retiraba inmediatamente después. En Zerain (G) este lienzo era de hilo con puntilla en los bordes. En Obanos (N) ponían sobre la cama «el paño de comunión» o, en todo caso, una servilleta o toalla de hilo. Muchas familias de Sangüesa (N) disponían de esta «toalla de comunión»; era un paño generalmente de hilo, con motivos eucarísticos o ángeles bordados, confeccionado por las mujeres de la casa. En Garde, Murchante (N) y Getaria (G) el paño tenía bordado un cáliz.. En San Martín de Unx (N) se le conoce como paño de viático y estaba bordado y decorado con un cáliz, los clavos y las espinas de Cristo. En Aoiz, Eugi e Izal (N) le denominaban paño de comunión.

Engalanamiento de la casa

Se tenía gran cuidado de vestir la cama del enfermo con las mejores sábanas y colchas, siempre de color blanco. Algunas casas guardaban sobrecamas con adornos o signos particulares que eran utilizadas únicamente en esta ocasión (Zeanuri-B).

También se cuidaba perfumar la habitación del enfermo. En épocas pasadas se recurría para ello a quemar sobre un plato hojas de laurel o a colocar algunas hierbas olorosas como la menta, patana, o el espliego (Zeanuri-B).

Además de acondicionar la habitación del enfermo se adecentaban y adornaban las inmediaciones de la casa y su entrada principal para recibir al sacerdote que venía con el Viático.

Mobiliario y ajuar para el Viático y la Unción. Urnieta (G). Fuente: Luis Mari Zaldua, Grupos Etniker Euskalerria.
Mobiliario y ajuar para el Viático y la Unción. Urnieta (G). Fuente: Luis Mari Zaldua, Grupos Etniker Euskalerria.

En algunas localidades del País Vasco continental, confeccionaban delante de la puerta de entrada una especie de tapiz o alfombra con ramas de laurel cuyas hojas se mantienen verdes durante todo el año. En Baigorri (BN) engalanaban de esta manera el camino que traía a la casa. En Lekunberri, Oragarre (BN) y Beskoitze (L) esta alfombra se confeccionaba con boj y laurel, ezpela eta erramia. El primer vecino tenía la misión de adecentar la entrada de la casa del enfermo además de la parte delantera de su propia casa. Los otros vecinos engalanaban cada cual su parte. En estación de flores se entrelazaban éstas con las ramas de laurel.

En Pipaón y en Salcedo (A) se cubrían con sobrecamas blancas las puertas de entrada a la casa. Los informantes de Berganzo (A) señalan que, en la vecina localidad de Montoria, se practicaba esta misma costumbre. En Bernedo (A) se ponían sábanas sobre el portal y las puertas interiores de la casa por donde tenía que pasar el Santísimo para llegar a la habitación del enfermo. En Moreda (A) se colocaba una sábana blanca sobre el espejo de la habitación del moribundo.

En Portugalete (B) se recuerda que los vecinos colocaban en los descansillos de la escalera por donde pasaba el sacerdote con el Viático un pequeño altar con velas y flores y una imagen que fuera de la devoción del enfermo, generalmente del Sagrado Corazón de Jesús o de la Virgen.


 
  1. Jos. AERTNYS. Compendium liturgiae Sacrae iuxta Ritum Romanum. Roma, 1943, p. 195.
  2. Jos. AERTNYS. Compendium liturgiae Sacrae iuxta Ritum Romanum. Roma, 1943, p. 199.
  3. Píxide: coponcito o cajita de plata cuyo interior es dorado. Se utiliza para contener la hostia consagrada que será dada como Viático al enfermo.