Diferencia entre revisiones de «Clases de funerales»

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Los ritos funerarios prescritos por el Ritual Romano eran comunes para todos los difuntos; pero, tal como se indica en todas las localidades encuestadas, hasta la reforma litúrgica promovida por el Concilio Vaticano II la celebración de las exequias podía presentar notables diferencias en el número de sacerdotes actuantes, en la calidad de los ornamentos litúrgicos, en las luces que se encendían durante la celebración, en la solemnidad de los cantos e incluso en el número de misas que configuraban el funeral. Estos rasgos diferenciadores estaban estipulados en la clase o categoría de funeral.  
 
Los ritos funerarios prescritos por el Ritual Romano eran comunes para todos los difuntos; pero, tal como se indica en todas las localidades encuestadas, hasta la reforma litúrgica promovida por el Concilio Vaticano II la celebración de las exequias podía presentar notables diferencias en el número de sacerdotes actuantes, en la calidad de los ornamentos litúrgicos, en las luces que se encendían durante la celebración, en la solemnidad de los cantos e incluso en el número de misas que configuraban el funeral. Estos rasgos diferenciadores estaban estipulados en la clase o categoría de funeral.  
  
Había entierros de La, de 2. <sup>a </sup>y de 3. <sup>a </sup>clase.  
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Había entierros de La, de 1.<sup>a </sup>, de 2.<sup>a  y de 3.<sup>a </sup> clase. Esta escala en la categoría de los funerales ha sido común en la mayoría de las localidades de Vasconia peninsular y ha estado en uso hasta la década de los sesenta. Tiene su origen en la Cédula Real del año 1838 en la cual se determina «el arancel general y derechos de estola y pie de altar». En dicha cédula se establecía, entre otras cosas, que «entierros de adultos habrá de tres clases 1.<sup>a </sup>, 2.<sup>a </sup> y 3.<sup>a </sup>» y «los pobres de solemnidad serán enterrados gratuitamente en el entierro de 3.<sup>a </sup> clase»<ref> Juan Cruz LABEAGA. “Ritos de pasaje: La muerte en Sangüesa (Navarra)in AEF, XXXVIII (1992-1993) pp. 90-92.
 
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Esta escala en la categoría de los funerales ha sido común en la mayoría de las localidades de Vasconia peninsular y ha estado en uso hasta la década de los sesenta. Tiene su origen en la Cédula Real del año 1838 en la cual se determina «el arancel general y derechos de estola y pie de altar». En dicha cédula se establecía, entre otras cosas, que «entierros de adultos habrá de tres clases 1. <sup>a</sup>, 2. <sup>a </sup>y 3.<sup>a</sup>» y «los pobres de solemnidad serán enterrados gratuitamente en el entierro de 3.<sup>a </sup>clase» <ref>Juan Cruz LABEACA. «Ritos de pasaje: La muerte en Sangüesa (Navarra) » in AEF, XXXVIII (1992-1993) pp. 90-92.  
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La existencia de clases en los funerales es, con todo, anterior a esta fecha si bien con una escala diferente. A fines del siglo XVIII en las parroquias y conventos de Bilbao estaban establecidas cinco clases de entierros. El más modesto de ellos era el entierro de primera clase con asistencia de seis sacerdotes y coste de 50 reales; el de más boato el de quinta clase al que asistía todo el Cabildo y por el que se pagaban 1048 reales. Vide ''Escritura de Concordia entre la M.N. Villa de Bilbao, y el Venerable Cabildo Eclesiástico de ella, sobre derechos de funerales''… ''1º de Abril de 1799''. Bilbao, 1799, pp. 22 y ss.</ref>.
 
 
La existencia de clases en los funerales es, con todo, anterior a esta fecha si bien con una escala diferente. A fines del siglo XVIII en las parroquias ''y ''conventos de Bilbao estaban establecidas cinco clases de entierros. El más modesto de ellos era el entierro de primera clase con asistencia de seis sacerdotes ''y ''coste de 50 reales; el de más boato el de quinta clase al que asistía todo el Cabildo ''y ''por el que se pagaban 1048 reales. Vide ''Escritura de Concordia entre la M.N. Villa de Bilbao, y el Venerable Cabildo Eclesiástico de ella, sobre derechos de funerales... 1.° de Abril de 1799. ''Bilbao, 1799, pp. 22 ''y ss. ''</ref>.  
 
  
 
Al parecer esta escala se estableció en correspondencia a las posibilidades económicas y al rango social de las familias. En Berganzo (A) se indica que los funerales de primera clase correspondían a la «gente pudiente», los de segunda a la «gente media» y los de tercera a la «gente pobre». La misma apreciación se hace en Telleriarte-Legazpia (G), Amorebieta-Etxano y Lemoiz (B).  
 
Al parecer esta escala se estableció en correspondencia a las posibilidades económicas y al rango social de las familias. En Berganzo (A) se indica que los funerales de primera clase correspondían a la «gente pudiente», los de segunda a la «gente media» y los de tercera a la «gente pobre». La misma apreciación se hace en Telleriarte-Legazpia (G), Amorebieta-Etxano y Lemoiz (B).  
 
[[Image:.png|thumb|left|{| style="border-spacing:0;margin:auto;width:2.879cm;" |- style="border:none;padding-top:0cm;padding-bottom:0cm;padding-left:0cm;padding-right:0.058cm;" || EXEQUIAS. HILETAK |- |}]]Fig. 130. Zerain (G), 1990.
 
  
 
Los entierros de primerísima clase que denotaban una categoría superior fueron más propios de los núcleos urbanos. Esta modalidad se constata sobre todo en villas como Bermeo, Bilbao, Durango, Portugalete (B), Andoain, Beasain, Hondarribia, Oiartzun, Zegama (G) y en valles como Carranza y Orozko (B) donde residían familias de cierto abolengo.  
 
Los entierros de primerísima clase que denotaban una categoría superior fueron más propios de los núcleos urbanos. Esta modalidad se constata sobre todo en villas como Bermeo, Bilbao, Durango, Portugalete (B), Andoain, Beasain, Hondarribia, Oiartzun, Zegama (G) y en valles como Carranza y Orozko (B) donde residían familias de cierto abolengo.  
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Resultaría extremadamente prolijo precisar los elementos adicionales que configuraban las diferentes clases de funeral en cada una de las localidades encuestadas. Se han descrito algunos de ellos anteriormente al hablar de los diversos tipos de catafalco o túmbano y se aludirá más tarde a otras al tratar del número de misas que se celebraban en los funerales.  
 
Resultaría extremadamente prolijo precisar los elementos adicionales que configuraban las diferentes clases de funeral en cada una de las localidades encuestadas. Se han descrito algunos de ellos anteriormente al hablar de los diversos tipos de catafalco o túmbano y se aludirá más tarde a otras al tratar del número de misas que se celebraban en los funerales.  
  
Sirvan como ejemplo de gradación los cuadros que aportan dos encuestas elaboradas una en Navarra y la otra en Bizkaia. En Sangüesa (N):  
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Sirvan como ejemplo de gradación los cuadros que aportan dos encuestas elaboradas una en Navarra y la otra en Bizkaia.
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En Sangüesa (N):  
  
  
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== Sátiras a las clases de funeral  ==
 
 
A juzgar por las tonadillas recogidas en diversas localidades, existía entre la gente un rechazo a esta diferenciación en el modo de celebrar los funerales. '''El '''destinatario de estas sátiras era el clero.
 
 
En Bilbao (B) y Gamboa (A) en un momento dado de la ceremonia funeraria, acoplándose a la melodía que cantaba el clero, se solía recitar entre dientes:
 
 
''Cinco duros, cinco duros, esos sí que están seguros. ''
 
 
En Laguardia (A) eran sobre todo jóvenes quienes, al entrar a un funeral, tarareaban: * ''Corramos, corramos que aquí no ganamos dos ochavos. ''
 
* ''Detenéos, detenéos que aquí ganamos para mantenernos. ''
 
* A ''prisa, a prisa que este no lleva camisa. ''
 
* ''Detenerle, detenerle que éste buen bolsillo tiene. ''
 
 
 
 
En Artziniega (A), cuando los funerales eran de primera se decía de forma lenta: ''Un duro, dos duros, tres duros ''y cuando era de segunda o terce-
 
 
ra, con ritmo muy rápido: ''Una peseta, dos pesetas, tres pesetas. ''
 
 
En Obanos (N), con la tonadilla del ''Dies Irae ''cantaban: ''Deprisa, deprisa, deprisa / que no paga ni p a misa, ''aludiendo al modo de celebrar los funerales de los más pobres. En Durango (B), con la misma entonación en los funerales de primera se cantaba:
 
 
A ''éste que tiene muchos cuartos cantémosle muchos cantos. ''
 
 
En los de tercera que eran rezados:
 
 
''A éste que tiene pocos cuartos cantémosle en cuatro saltos. ''
 
 
En Lemoiz (B):
 
 
''• Corre, corre que éste a pobre huele. • Tenle, tenle que buena bolsa tiene. ''
 
 
En San Román de San Millán (A) los mozos aplicaban en ocasiones la música del ''Dies Irae ''para recitar estos versos satíricos:
 
 
''Cinco duros, cinco duros, éstos sí que están seguros... Cinco duros y la vela, y después la tripa llena. ''
 
 
En Urnieta (G), la condición social del fallecido se relacionaba con el tiempo que duraban los cantos en los funerales. En la calle se tarareaban sarcásticamente algunos estribillos como los siguientes:
 
 
''Onek badik, onek badik onek oaindik emen gettu biar dik. ''(Este tiene, éste tiene -dinero- / éste todavía se queda aquí -en la iglesia-).
 
 
En los funerales de tercera, sin ninguna esperanza de estipendio:
 
 
''Onek eztik, onek eztik onek lenbailen emendik jun bear dik. ''(Este no tiene, éste no tiene -dinero- / éste tiene que irse cuanto antes -de la iglesia-).
 
 
 
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|| EXEQUIAS. HILETAK
 
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También en Zeanuri (B) el diferente trato que los sacerdotes daban a ricos y pobres en los cantos funerarios se ridiculizaba con una tonadilla que imitaba la recitación de un salmo. Se cantaba lentamente:
 
 
''Onek badauko, badauko, oneri kantauko jako. ''
 
 
(Este tiene, tiene; / a éste se le cantará).
 
 
Y se recitaba de prisa:
 
 
''Onek ez dauko ezer, guazen emendik laster. ''
 
  
(Este no tiene nada, / vámonos pronto de aquí).
 
  
  

Revisión del 11:07 21 ene 2019

Los ritos funerarios prescritos por el Ritual Romano eran comunes para todos los difuntos; pero, tal como se indica en todas las localidades encuestadas, hasta la reforma litúrgica promovida por el Concilio Vaticano II la celebración de las exequias podía presentar notables diferencias en el número de sacerdotes actuantes, en la calidad de los ornamentos litúrgicos, en las luces que se encendían durante la celebración, en la solemnidad de los cantos e incluso en el número de misas que configuraban el funeral. Estos rasgos diferenciadores estaban estipulados en la clase o categoría de funeral.

Había entierros de La, de 1.a , de 2.a y de 3.a clase. Esta escala en la categoría de los funerales ha sido común en la mayoría de las localidades de Vasconia peninsular y ha estado en uso hasta la década de los sesenta. Tiene su origen en la Cédula Real del año 1838 en la cual se determina «el arancel general y derechos de estola y pie de altar». En dicha cédula se establecía, entre otras cosas, que «entierros de adultos habrá de tres clases 1.a , 2.a y 3.a » y «los pobres de solemnidad serán enterrados gratuitamente en el entierro de 3.a clase»[1].

Al parecer esta escala se estableció en correspondencia a las posibilidades económicas y al rango social de las familias. En Berganzo (A) se indica que los funerales de primera clase correspondían a la «gente pudiente», los de segunda a la «gente media» y los de tercera a la «gente pobre». La misma apreciación se hace en Telleriarte-Legazpia (G), Amorebieta-Etxano y Lemoiz (B).

Los entierros de primerísima clase que denotaban una categoría superior fueron más propios de los núcleos urbanos. Esta modalidad se constata sobre todo en villas como Bermeo, Bilbao, Durango, Portugalete (B), Andoain, Beasain, Hondarribia, Oiartzun, Zegama (G) y en valles como Carranza y Orozko (B) donde residían familias de cierto abolengo.

También existió, por debajo de la escala más común, una clase de entierro gratuito destinado a aquéllos que carecían de todo recurso. En Sangüesa (N) se le denominaba «entierro de ánimas», en Salvatierra (A) «entierro de pobre», en Bilbao y Hondarribia (G) «entierro de caridad» y en Portugalete (B) «entierro de misericordia». En otros lugares estos entierros correspondían a los de cuarta clase (Mélida, Monreal-N y Apodaca-A). En Abadiano (B) anotan que se hacían entierros de tercera clase a aquellos muertos «que carecían de familia». En Aramajo (A), los entierros de los pobres del pueblo eran pagados por el Ayuntamiento y su funeral era de segunda clase.

Las encuestas dan a entender que, de hecho, los funerales más comunes eran los de clase intermedia, es decir los de segunda clase. En Aramaio y Llodio (A) anotan que no se celebraban entierros de clases inferiores. En Bedia (B), al igual que en otras localidades, eran los de segunda categoría los más comunes. En Galarreta (A) se afirmaba que todos los entierros eran iguales y en Garagarza-Arrasate (G) que siempre eran de la misma clase.

Por otra parte la solemnidad de un funeral dependía también del rango de la parroquia donde tenía lugar y a una misma categoría de funeral no correspondía el mismo boato en una iglesia rural y en una parroquia enclavada en una villa.

Un signo de la categoría del funeral era la presencia de un buen número de sacerdotes. Por ello cuando se celebraban entierros de clase superior en las localidades rurales se recurría a los sacerdotes residentes en parroquias vecinas de la zona (Apodaca, Bernedo-A). También se acudía a parroquias próximas en demanda de ornamentos en casos de funerales de gran categoría (San Román de San Millón-A).

En Bizkaia y Gipuzkoa el distintivo de los funerales de gran boato era la celebración simultánea de misas en altares laterales.

Resultaría extremadamente prolijo precisar los elementos adicionales que configuraban las diferentes clases de funeral en cada una de las localidades encuestadas. Se han descrito algunos de ellos anteriormente al hablar de los diversos tipos de catafalco o túmbano y se aludirá más tarde a otras al tratar del número de misas que se celebraban en los funerales.

Sirvan como ejemplo de gradación los cuadros que aportan dos encuestas elaboradas una en Navarra y la otra en Bizkaia.

En Sangüesa (N):


Panes

Sacer- Cande-

Funeral Hachas de dotes leros ofrenda


1.a clase

2.a clase 3.a clase

4.a clase

9 8 8

6 6 6

4 4 4

1 2 2

3

2

1

1

En Portugalete (B):
Funeral Sacer- Cande- dotes labros Cantores
Primerísima 12 12 12-15
Primera 6 8 8
Segunda 3 6 2

Tercera 1 4 1 con órgano

De misericordia 1 2 1 sin órgano


 

  1. Juan Cruz LABEAGA. “Ritos de pasaje: La muerte en Sangüesa (Navarra)” in AEF, XXXVIII (1992-1993) pp. 90-92.

    La existencia de clases en los funerales es, con todo, anterior a esta fecha si bien con una escala diferente. A fines del siglo XVIII en las parroquias y conventos de Bilbao estaban establecidas cinco clases de entierros. El más modesto de ellos era el entierro de primera clase con asistencia de seis sacerdotes y coste de 50 reales; el de más boato el de quinta clase al que asistía todo el Cabildo y por el que se pagaban 1048 reales. Vide Escritura de Concordia entre la M.N. Villa de Bilbao, y el Venerable Cabildo Eclesiástico de ella, sobre derechos de funerales1º de Abril de 1799. Bilbao, 1799, pp. 22 y ss.