Ocultación de los espejos

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Una de las manifestaciones más extendidas y que ya ha caído en desuso, era la de cubrir con paños los espejos de la estancia mortuoria. Como suele ocurrir habitualmente, el rito perduró más tiempo que las razones que lo motivaron, aún así algunos informantes recuerdan las causas que llevaban a actuar de este modo. En Berganzo (A) se decía que si había un armario con luna en la habitación se cubría para evitar «la representación del muerto» en la misma. En Beskoitze (L), donde ponían lienzos blancos sobre las lunas, según comenta algún informante: «Il ne faut pas voir le mort se refléter, cette apparence de vie doit être cachée» (No se puede ver al muerto reflejarse).

En Sara (L) se cubrían con lienzos los espejos de la habitación ya que los que venían de visita no debían ver su imagen en los espejos ni la de otras personas[1].

En Salvatierra (A) se cubrían o retiraban los espejos que hubiese en la habitación donde se encontrase el cadáver, los del resto de la casa se dejaban tal cual. En Moreda (A) se tapaban los de armarios y comodines con trapos y sábanas.

En Apodaca (A) sólo los tapaban los de fuera del pueblo, los oriundos no. Esta costumbre ha desaparecido hoy en día.

En Hondarribia (G) empleaban velos negros o grandes mantillas de igual color con los que ocultaban los espejos de la casa. En Bidegoian (G) se cubrían igualmente con unos trapos o paños negros. En Getaria (G) se tapaban con un velo negro, aunque si era posible se retiraban. También existe constancia de que se ocultaban en Amezketa, Arrasate, Berastegi, Elosua, Ezkio (G) y Busturia (B).

En Zerain (G) hacia 1950 se tapaban los espejos, retratos y cuadros a excepción de los de santos. En la actualidad esta costumbre se ha abandonado.

Velo de luto sobre el espejo. Urnieta (G). Fuente: Luis Mari Zaldua, Grupos Etniker Euskalerria.

En Beasain (G) lo que se cubría con tela negra eran los espejos de la habitación donde se disponía el cadáver, si es que los había.

En Urkizu-Tolosa (G) cubrían con lienzos negros el espejo y la lámpara de luz eléctrica de la habitación donde se exponía el difunto, y en algunas casas se hacía otro tanto con los muebles[2].

Los informantes del centro de la villa de Elgoibar (G), donde se recuerda que en tiempos pasados se observó esta práctica, siguen tapando los espejos en la actualidad, cuando los hay, y retiran las fotografías.

En Urnieta (G) también existía antiguamente la costumbre de cubrir los espejos con una tela negra. Esta práctica se ha constatado asimismo en Allo y Goizueta (N).

Fijación del paño de luto sobre el espejo (Baja Navarra).

En Mélida (N) cubrían los armarios de la habitación del difunto con un paño blanco o una sábana.

En Bera (N) se tapaban los espejos, cuadros y retratos que hubiera en el dormitorio[3].

En Iparralde hay constancia de que se han ocultado los espejos o las lunas de la habitación del difunto en Bidarte, Itsasu, Hazparne (L), Arberatze-Zilhekoa, Armendaritze, Baigorri, Gamarte, Izpura, Lekunberri, Oragarre (BN), La- rraiñe, Santa-Grazi, Ezpeize-Undüreiñe y Urdi- ñarbe (Z). En Heleta (BN) todos los de la casa[4].

En Ziburu (L) se cubría la luna del armario que se halla en la habitación del difunto con una sábana blanca decorada con hojas de laurel.


 
  1. A. ARÇUBY. «Usages mortuaires à Sare» in Bulletin du Musée Basque, IV, 3-4 (1927) p. 18.
  2. Juan GARMRNDIA LARRAÑAGA. «La vida en el medio rural: Urkizu (Tolosa-Gipuzkoa)» in AEF, XXXVIII (1992-1993) p. 165.
  3. Julio CARO BAROJA. La vida rural en Vera de Bidasoa. Madrid, 1944, p. 169.
  4. José Miguel de BARANDIARAN. «Notas sueltas para un estudio de la vida popular en Heleta» in AEF, XXXIV (1987) p. 70.