XXII. ASOCIACIONES EN TORNO A LA MUERTE
El acontecimiento de una muerte afecta principalmente al círculo familiar del fallecido. Pero su repercusión se extiende a ámbitos sociales más extensos como la vecindad, el pueblo, la parroquia.
Al hilo de nuestras encuestas de campo nos hemos topado con múltiples asociaciones de ámbito local, orientadas a prestar ayuda al moribundo, a la familia del fallecido y a ofrecer sufragios por su alma.
Estas asociaciones reciben diversos nombres y presentan características distintas. De las aquí reseñadas, las más antiguas tienen su origen en el siglo XVI y reciben el nombre de Cofradías. Siempre aparecen vinculadas a una Iglesia, a un Santuario, o a una Ermita y están formadas por agrupaciones de devotos a un santo o a una advocación piadosa.
Al parecer, son posteriores en el tiempo las asociaciones denominadas Hermandades si bien también éstas aparecen frecuentemente bajo el patrocinio de un santo. No siempre están vinculadas a una iglesia y su característica primordial consiste en ofrecer prestaciones mutuas dentro de un espíritu de confraternidad.