A hacer pies. Hankak egin
Se conoce por «A hacer pies» en Elgoibar (G), Laguardia, Ribera Alta, Valdegovía (A), Aoiz, Izal, Lezaun, Murchante (N); también por «A hacer pies» o «A pasos» en Lekunberri (N); «Echar pies» (Allo, Sangüesa-N); «Echar a pies» (Galdames, Getxo, Muskiz-B); «Echar los pies» (Artajona-A); «A pies» (Carranza, Durango-B, Artziniega, Narvaja-A); «A ankas» (Durango-B); «Anketara» (Amorebieta-Etxano, Zeanuri-B); «Ankata» (Zerain-G) y «Ankakin» (Elosua-G).
Dos niños se colocan a cierta distancia uno frente al otro y se aproximan dando pasos por turno, de tal modo que sitúan el tacón del pie que avanza inmediatamente por delante y tocando la puntera del que permanece inmóvil en cada desplazamiento. Suele ser habitual que a medida que caminan uno diga «oro» y el otro «plata». Cuando la distancia que les separa es aparentemente menor que la longitud del pie de quien le toca la vez, éste pisa con el suyo la punta del que le sirve de apoyo en ese momento y el del contrincante, mientras dice «monta». A continuación lo introduce perpendicularmente entre ambos añadiendo «y cabe». Si se cumplen ambas condiciones, éste niño tiene derecho a ser el primero en elegir. En caso de que su intento resulte fallido, se vuelven a alejar y el que ha dicho «monta y cabe» inicia la aproximación.
En Vitoria (A), cada niño al dar el paso decía: «le doy» y cuando lo había hecho añadía: «dale», para indicar al otro que podía avanzar.
En Carranza (B) a la circunstancia de que las punteras de los contrincantes quedasen tan próximas que tuviesen que volver atrás y comenzar de nuevo se le llamaba «puntas». En Mur-chante (N), en vez de la fórmula citada, al final dicen: «pisa y amonta».
El procedimiento descrito muestra algunas variaciones locales. Así, en Salvatierra (A), Sangüesa y Viana (N) gana él que al dar el último paso monta su pie sobre el de su oponente. Algo similar sucedía en Allo (N): Si al aproximarse uno de los chicos conseguía montar más de medio pie sobre el del otro salía ganador y en consecuencia era el primero en elegir. Si montaba menos de medio pie decían que se habían hecho «puntetas» y repetían de nuevo. En Valdegovía (A), en cambio, si el que efectúa los movimientos con el pie consigue realizar el primero de ellos «monta», pero no el segundo «cabe», se le considera perdedor.
En algunas localidades se han practicado además estrategias para evitar que el contrincante sea el primero en elegir. En Portugalete (B), a medida que se acercan los dos jugadores y calculan las posibilidades de ganar, les está permitido colocar el pie atravesado, denominando a este acto «hacer medias». El final es igual al descrito para la versión general, si bien en otras ocasiones se considera suficiente pisar al contrario.
En Muskiz (B), para avanzar menos, también se admite poner el pie perpendicularmente o «hacer puntas», es decir, apoyar sólo la punta.
En Zerain (G) antes de comenzar, decidían si se permitía exclusivamente «a pies» o también valía «a medias o puntas», en cuyo caso podían colocar el pie que avanzaba girado noventa grados, o sólo la punta.
En Durango (B) se comenzaba proponiendo las reglas del juego. Así, decía uno: «eules va o ules no va?», y el otro contestaba afirmativa o negativamente. Cuando ya estaban próximos ponían el pie «a medias», ya que esta posición siempre estaba autorizada. Después, dependiendo de lo acordado inicialmente, se podía poner «a ules», que consistía simplemente en apoyar la punta del pie. Posteriormente se pasó a llamar «puntas».
En Artajona (N), igualmente, podían poner «medio pie» colocándolo perpendicularmente a medida que se aproximaban. El jugador que conseguía «tocar» o «montar» el del contrario ganaba, y se decía que «hacía pie».
En Moreda (A), al final, si un pie entero ya no cabe se continúa por medios pies puestos de lado. Y si aún sobra hueco se emplean los dedos como medida. Comienza a elegir el que consigue decir «monta y cabe».
En este método de selección descrito hasta aquí se aprecia un cierto arcaísmo. Es una suerte de lucha ritual en la que se combina la intuición y el cálculo del espacio con una expresión plástica de victoria: pisar, o de derrota: ser pisado.
Normalmente son los dos niños más hábiles los encargados de probar suerte. Sin embargo, cuando el liderazgo de un grupo está aún indeterminado o son varios los que quieren ser líderes, «echan a pies» dos individuos cualesquiera.
Este método, así como algunos otros vistos anteriormente, da derecho al ganador a ser el primero en efectuar la elección pero no a que elija todo su equipo de una vez. Son ambos quienes deben hacerlo alternativamente hasta repartirse los participantes en dos bandos iguales. Por lo tanto este procedimiento permite que un equipo sea ligeramente superior al otro: el del primer niño en haber elegido, ya que éste siempre tiene la posibilidad de descartar a los inmediatamente mejores respecto del otro grupo; sin embargo, evita que uno de ellos lo sea abrumadoramente, como ocurriría si el ganador tuviese la opción de formar su equipo de una vez. La composición de los dos bandos se realiza por tanto jerárquicamente, del más fuerte al que lo es menos y del más hábil al considerado más torpe. Durante la selección, además de estos rasgos objetivos también cuenta el trato de amistad.