A labores agrícolas
En Aramaio (A) el juego consistía en montar una granja. A tal fin a menudo utilizaban hormigas, mariquitas, saltamontes, mariposas y grillos. Valiéndose de papel de color rojo se las apañaban para confeccionar gallinas, gallos y mariposas. También se recurría a otros elementos como camiones a los que hacían circular por caminos hechos con piedras de diferentes tamaños.
En Lezama (B) imitaban también las labores de una granja tales como ordeñar vacas, dar de comer al ganado, limpiar el establo... En Garde y San Martín de Unx (N) se entretenían con un juego similar reproduciendo las faenas agrícolas que los mayores llevaban a cabo en los huertos, razón por la que a este juego denominaban «A los huerticos».
En Ezkio (G), imitaban al baserritarra y al animal de carga. Mientras uno representaba el papel del primero, el otro valiéndose de una pala, cuyo mango colocaba entre sus piernas, arrastrando un pequeño bulto o peso que soportaba la pequeña plancha de la pala, hacía las veces de animal de carga.
En Gamboa (A) los niños jugaban a construir caleros. Utilizando los taludes naturales cercanos a casa, cavaban un agujero y luego le hacían una salida hacia arriba a modo de chimenea. Normalmente el juego acababa cuando la construcción se les derrumbaba. No llegaban a utilizar fuego ni ningún material combustible como pudiera dar a entender la actividad de la que el juego recibe su nombre.
En Narvaja (A) y Muskiz (B) imitan el carro de bueyes. Para ello se ponen dos con un brazo cada uno en el hombro del otro —como una pareja de bueyes uncida—, un tercero agacha la cabeza metiéndola entre las cinturas de los dos «bueyes» —a modo de carro—, mientras un cuarto va delante con una varita dirigiendo la yunta y el quinto se monta a horcajadas encima del niño que hace de «carro» —a modo de carga—. Para que todos puedan disfrutar de los distintos puestos intercambian los papeles de vez en cuando. En Améscoa (N) se abrazaban dos jugadores por el cuello simulando la pareja de bueyes y un tercero les arreaba y guiaba con su palo a semejanza del bueyetero.
En Arrasate (G) este juego además servía para competir, es decir, una vez formados los «carros de bueyes», se hacían dos grupos que avanzaban uno hacia el otro hasta embestirse. El grupo que antes se rompía era el perdedor.
En Donibane Garazi (Ip) los niños se divertían imitando las numerosas caravanas de mulos o asnos que jalonaban en otro tiempo los caminos vascos, diciéndose unos a otros: «Ekar nezaxu konkolotx!». A menudo, era el perdedor de este juego colectivo el que estaba condenado a llevar konkolotx, a horcajadas, a todos sus compañeros. «Arri astoa!» gritaban entonces los niños, mientras aquél les movía en todas direcciones en el terreno de juego.
En Muskiz (B) se practicaba un juego similar. Un niño hacía las veces de caballo atándose una cuerda a la cintura de forma que un trozo más o menos largo le quedara colgando por detrás. El otro se convertía en jinete, agarrándose a ella y con una varita de palo o caña le arreaba simulando ir al trote. En Narvaja (A) a veces la figura del caballo la representaban con un palo entre las piernas y de este modo entre varios niños hacían carreras.
En Carranza (B) se conoce un juego mixto parecido practicado por varias parejas simultáneamente. Un niño se monta a caballo sobre otro y comienza diciendo:
- A la lera lera
- me comí tres huevos
- y me fui caballera.
El caballo que no para de correr y saltar, responde: «¡Que te calles, que te tiro!». Vuelve a insistir el caballero, añadiendo: «A la lera lera / me comí cuatro huevos / y me fui caballera». El caballo vuelve a dar la misma respuesta. Así hasta llegar a la docena de huevos. En ese momento el caballo deja de sujetar las piernas del caballero y sigue corriendo y saltando hasta que consigue tirarlo. Después invierten los papeles. Si el caballero cae antes de la docena pasa a ser caballo. Si por el contrario el caballo no resiste hasta doce debe volver a serlo nuevamente.
En Bermeo (B) se jugaba «A bigas y cuádrigas». Era una imitación de las carreras de carros, teniendo en cuenta que éstos podían ser de varios tipos: En el caso de las bigas dos jugadores están de pie haciendo de caballos, rodeando con sus brazos el cuello de un tercero agachado, que representa el carro, sobre cuya espalda montará un cuarto jugador, el jinete. En las cuádrigas son cuatro los que hacen de caballo aunque sigue siendo uno el que hace de carro y otro de jinete.