Fabricación de adornos
Una dedicación estival propia de niñas ha sido la de fabricar collares, pulseras, pendientes, coronas y vestidos con distintos elementos vegetales a fin de adornarse. Sin lugar a dudas los más utilizados han sido las cabezuelas de las margaritas y junto con ellas los tapaculos o escaramujos.
En Monreal (N) preparaban los collares, pendientes, pulseras, coronas, etc., con margaritas y otras flores. En Obanos (N) hacían coronas y vestidos con malvas y margaritas. En Viana (N) recogían estas últimas flores u otras, les arrancaban el tallo y enhebrándolas en un hilo se las colocaban a modo de collares. En Sangüesa (N) también los fabricaban con margaritas, y con ramas de sauce llorón componían coronas como las de los romanos. En Lezaun (N) elaboraban los collares ensartando en un hilo tapaculos, frutos del alcarache o rosal silvestre. En Izal (N) con frutos de boj y con margaritas. También en Garde (N) empleaban con este fin los frutos del boj, además de para fabricar rosarios y pulseras.
En Abadiano (B) con las margaritas, txibiritak, hacen pulseras y con las bayas rojas de algunos arbustos también pulseras y collares uniéndolas con hilo y aguja. En Zerain (G), encadenando flores pequeñas de tallo largo, normalmente margaritas o tréboles encarnados, preparan collares, pulseras y anillos.
En Portugalete (B) las niñas cortaban las florecillas dejándoles a cada una un trozo suficiente de tallo como para que pudiesen ser hincadas en el centro de otra flor y así formar un collar o diadema. En Durango (B) los collares se preparaban con txibiritas. Se adornaban además con coronas que tejían con abibollis o amapolas y con anillos hechos de cuscuta.
En Carranza (B), echando mano de las birigañas (Clematis vitalba), se disfrazaban de reyes y reinas. Los muchachos se ataban una a la cintura y otra cruzando el pecho. Ellas se colocaban una rodeando la cintura y de la misma colgaban otras simulando una falda. Además hacían anillos, pulseras y collares de chiviritas pero no atravesándolas con un hilo sino clavándolas unas en otras.
En Laguardia (A) los collares se fabricaban con tapaculos unidos con un hilo. Con las hojas de los arbustos, atravesándolas mediante palos pequeños, confeccionaban coronas y vestidos. También en Artziniega (A) hacían los collares entretejiendo tapaculos con una fina cuerda. En Salcedo (A), con el mismo fin, ensartaban en una cuerda, dependiendo de la estación, chiribitas, tapaculos o gaullas (posiblemente frutos del espino albar).
En Barakaldo (B) hacían gorros con hojas de castaño. En Zerain (G) también con hojas de castaño y roble y hoy en día más habitualmente con las de los plátanos de la plaza, confeccionan vestidos, delantales y otras prendas.
Además ha sido muy frecuente la costumbre de prenderse pares de cerezas como pendientes aprovechando que sus rabos o pedúnculos están unidos en forma de horca.
Un caso particular de preparación de adornos es el que se estilaba en la localidad guipuzcoana de Zerain hace ya seis décadas. Los niños del barrio de Aizpeas durante la primavera, al volver de la escuela los sábados por la tarde, recogían de las orillas de los caminos flores, arbustos en flor y ramas de árboles, y con todo ello confeccionaban pequeños ramilletes. Más tarde elegían un lugar en el camino que reuniese ciertas condiciones para exponerlos: un árbol, un tronco viejo, una carga de madera, una roca al borde de la regata, y allí los depositaban dispuestos de modo que formasen un conjunto lo más bonito posible, como si fuese un altar. Al día siguiente, los vecinos del barrio, al regresar a sus casas desde la iglesia por el mismo camino, solían verter comentarios halagadores sobre dichas labores que eran muy bien recibidos por los niños.
Otro entretenimiento específico de niñas es la fabricación de colonias a partir de los pétalos de algunas flores, principalmente rosas. Así en Durango (B) se acostumbraba macerar en agua o alcohol los pétalos de dicha flor. Los de las rosas rojas servían para pintarse los labios. En Obanos (N) los metían en pequeños frascos de penicilina llenos de agua y la colonia obtenida la daban a oler a las amigas. En Moreda (A) empleaban tanto pétalos de rosa como de violeta, que tras machacar introducían en un frasco con alcohol. También en Lezaun (N) la preparaban con los marchaleros o violetas.