Versión de Mendibe

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En Mendibe (Baja Navarra-Ip) se practicaba en la década de los anos treinta un juego que los niños, obligados a expresarse en francés durante sus horas escolares, llamaban «Le jeu du cochon» (el juego del cerdo). Aunque el juego se desarrollaba generalmente en francés los informantes recuerdan algunos términos euskéricos empleados en su desarrollo.

El campo del juego era el patio de la escuela, eskolako korralia, que se hallaba delante de ésta, al borde de la carretera. Se trazaba en tierra un cuadrado determinado por cuatro hoyos, xiloak, poco profundos y de 3 a 4 cm de diámetro; estos hoyos distaban entre sí un metro y medio aproximadamente. En el centro del cuadrado había un quinto hoyo suficientemente grande y profundo para poder alojar un trozo de madera que recibía el nombre de xerria, cerdo. En las cuatro esquinas del cuadrado se situaban cuatro jugadores, cada uno con un bate, makila, en la mano, e introducían la extremidad del mismo en el hoyo que les correspondía. El quinto jugador se colocaba a unos 8 ó 10 metros del cuadrado; su emplazamiento estaba señalado por una marca o raya sobre el suelo.

Antes de iniciar el juego había que decidir quién de los cinco jugadores quedaba fuera del cuadrado como lanzador del xerria. Esta selección se hacía por exclusión: Los cinco muchachos que se aprestaban a jugar se colocaban en línea, lerroan, y corriendo y empujándose se dirigían hacia las cuatro esquinas del cuadrado para plantar en los hoyos sus bastones. Aquél que se quedaba sin hoyo venía a ser el xerri-zaina (literalmente guarda-cerdo) o lanzador. Este, durante el desarrollo del juego, trataría de apropiarse de uno de los hoyos.

Los instrumentos de juego, como ya se ha indicado, eran un trozo de madera de 18 cm de largo y 8 cm de grueso denominado xerria y un palo descortezado de 1,10 m de largo y 3 ó 4 cm de diámetro, makila.

El xerri-zaina, colocado en el punto exterior, iniciaba el juego lanzando con la mano el xerria en dirección al cuadrado, mientras los otros cuatro jugadores aguardaban con sus bastones levantados para rechazarlo. Para realizar este lanzamiento levantaba la mano con el xerria hasta la altura de los ojos, como para lanzar una pelota a volea, mientras sostenía en la otra mano su makila o bastón.

Una vez hecho el lanzamiento se precipitaba hacia el cuadrado y trataba de introducir el xerria en el hoyo central sirviéndose de su makila. Los otros jugadores procuraban impedirlo con sus bastones, pero a la vez tenían que vigilar sus respectivos hoyos no fuera que en un momento de descuido el xerri-zaina introdujera su makilla en uno de los hoyos del cuadrado; en este caso el jugador que guardaba el hoyo perdía su plaza y pasaba a actuar de xerri-zaina.

Si el lanzador lograba introducir el xerria en el hoyo central, uno de los cuatro jugadores tenía que cederle su puesto pero los informantes no recuerdan cómo se designaba al que tenía que abandonar su hoyo.

Los jugadores rechazaban el xerria hacia cualquier dirección golpeándolo con todas sus fuerzas y el xerri zaina tenía que desplazarse a recogerlo, siendo ésta una tarea fatigosa. Los informantes consideran que era un juego peligroso, de hecho se recibían fuertes golpes en las piernas, y se extrañan hoy de que el maestro les permitiera practicarlo en la escuela[1].


 
  1. Michel Duvert y Arnaud Aguergaray han estudiado las analogías de este juego infantil recogido en Mendibe (Ip) con otro de pastores de Zuberoa denominado Urdanka. Cfr. “Étude d'un jeu de bergers basques en Soule: Urdánka” in AEF, XXXV (1988-1989) pp. 109-125 y AEF, XXXVI (1990) pp. 49-58. Según estos autores en la región de Couserans, Pirineos Centrales, se conoce un juego similar que lleva el nombre de “La porca”.