Imitaciones de armas de adultos
Algunos de los instrumentos citados en el apartado anterior son también armas propias de adultos, al menos de otras épocas, sin embargo los que describimos a continuación son tan sólo imitaciones.
Un arma muy apreciada por los niños ha sido la espada. En Portugalete (B) las fabricaban con madera de una manera muy rudimentaria: utilizaban dos estrechos listones, uno largo a modo de hoja y otro mucho más corto que con dos clavillos se fijaba al anterior formando una cruz. En Lezaun (N) recuerdan que cuando se introdujo la moda de cubrir los techos de las habitaciones con cielo raso, los chicos aprovechaban los listones para fabricar espadas y jugar a romanos.
Además de las espadas también han sido comunes las lanzas. En Sangüesa (N), por ejemplo, las fabricaban con cañas y en Beasain (G) con mimbres pelados.
En San Martín de Unx (N) preparaban además látigos con cuerdas finas a las que hacían nudos en el extremo y una lazada para introducir la mano.
Además de pistolas de pinzas los niños han hecho con maderas o ramas otras que procuran se asemejen cuanto más a las reales pero que no disparan más que con la imaginación.
En Mendiola (A) las fabricaban con madera de pino y de olmo para jugar a matarse entre ellos. En Ribera Alta (A) recortaban una tabla con un cuchillo hasta que conseguían darle la forma apropiada. También las preparaban así en Portugalete (B), donde les servían para jugar a policías y ladrones.
De igual modo se han fabricado rifles. En Moreda (A) recuerdan que los hacían con los palos de las escobas. En Monreal (N) los que fueron niños durante la postguerra construían fusiles de madera a imitación de aquéllos, también de madera, que se utilizaron durante la guerra para hacer la instrucción.