Averiguar en qué mano se esconde un objeto
Un procedimiento que carece de nombre pero que ha sido utilizado en algunas localidades, consiste en que un niño esconda una piedra en una de sus manos y otro deba averiguar o más propiamente evitar acertar en cuál se halla.
Así lo hacen en Sangüesa (N): Un componente del grupo de niños oculta una piedra en una mano y el siguiente en el turno le toca en la que cree que no la tiene. Si falla pasa la piedra a su poder y debe repetir la operación hasta que se la queda el último.
En Mendiola (A), uno de los jugadores esconde la moneda en una de sus manos y muestra las dos a cada participante, uno por uno. Los que van acertando se libran de tener que pagarla.
En Apellániz (A) lo que esconden es una piedra. Después presentan los puños cerrados y para adivinar en cuál de ellos está cantan: «Di-osdi-rá-la-ver-dad-si-no-es-tá-a-quí-a-quí-es-ta-rá». Al terminar dan una chuletica o golpe en el puño señalado en último lugar, pretendiendo así tener suerte.
Este procedimiento de sorteo se asemeja al descrito por José Pérez Vidal como «dar la piedra» o «dar la china», si bien muy simplificado: «...convenido lo que se ha de jugar, uno de los muchachos se apresura a gritar: "Primero pa cogerla". Y otro: "Segundo pa cogerla". Y otro: "Tercero...", y así sucesivamente. De este modo se establece el orden por el que han de probar fortuna. El que se haya adelantado a gritar "primero pa dar la piedra", coge una piedrecilla, la esconde en una mano y presenta ambas al que dijo: "Primero pa cogerla", el cual, silabeando alguna (...) letrilla (...), y tocando una y otra mano alternativamente, se decide por aquella con que coincidió la última sílaba. Si en esa mano estuviese la piedra, el que la tenía quedará libre y la cogerá el que probó fortuna, para repetir con los demás la misma operación. Verificada ésta con todos los muchachos, se encargará, en definitiva, del papel rehuido el que no haya logrado endosar a otro la piedrecilla»[1]. Las letrillas a las que se refiere son del estilo de las fórmulas recogidas más adelante en este mismo capítulo.
En Portugalete (B) utilizan un procedimiento opuesto para la elección de los equipos e incluso para quedársela un jugador. Dos niños se colocan delante de un tercero, que mantiene sus manos a la espalda. Este se halla en posesión de una piedrita o moneda que guarda en una de las manos. Acto seguido muestra ambas a los jugadores, con los puños cerrados, y éstos deben efectuar la elección que crean más conveniente. El que acierta dónde está oculta gana y procede a elegir los componentes de su equipo uno por uno, alternándose con el otro niño.
El procedimiento que practicaban en Hondarribia (G) se denominaba txina libre. Un niño escondía en una de sus manos un objeto y el contrario debía adivinar en cuál se hallaba. Si acertaba se encargaba de escoger. Por ejemplo, cuando se iba a jugar al fútbol los considerados jefes decidían a la txina libre cuál era el primero en elegir.
- ↑ José PÉREZ VIDAL, Folclore infantil canario. Madrid, 1986, pp. 147-148.