Harri-gordetzea
En Zerain (G) se ha recogido un juego similar a los anteriores. Se elegían tres jugadores: Uno representaba a Jesucristo, podía ser un chico o chica de libre elección, un ángel, aingerue, que debía ser chica y el demonio, etzaie, que era un niño.
El resto de niños se sentaban en un banco corrido del pórtico de la iglesia con las dos manos semicerradas sobre las rodillas. Los tres elegidos se colocaban en la pared de enfrente. El que hacía de Jesucristo con una pequeña piedra se adelantaba e iba haciendo el gesto de depositarla en las manos de todos los niños, dejándosela a uno sin que los restantes se percibieran. Cuando había cumplido este cometido, regresaba a su sitio.
A continuación se adelantaba el demonio y si acertaba quién tenía la piedra se lo llevaba consigo «al infierno», inpernura. «Jesucristo» repetía la operación dejando otra piedra en las manos de un niño y luego pasaba el ángel llevándose «al cielo», zerura, al niño que tenía la piedra en caso de que hubiera acertado quién era su depositario.
De esta manera todos los niños quedaban repartidos entre «el cielo» y «el infierno». El juego terminaba con una sokatira para lo que se daban las manos el ángel y el demonio, colocándose al lado de cada uno de ellos los de su bando y tirando para tratar de arrastrar a los contrarios hacia sí.