A la cadeneta. Katean

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Son muy conocidas las modalidades de correr a coger formando cadeneta. Reciben diferentes nombres según las localidades. En Berastegi (G): «Arrapeteko soka»; Zerain (G): «Irteketan» y «Katean»; Amézaga de Zuya, Artziniega, Salvatierra (A), Viana (N): «A pillar»; Apellániz (A): «A pillares»; Aramaio (A): «Sebilla bandaka» y «Bandaluiske»; Urturi (BernedóA): «El paime»; Salinas de Añana (A) y Zamudio (B): «A coger»; Amurrio, Laguardia, Salcedo, Valdegovía (A), Durango, Galdames, Portugalete, Zeberio (B), Hondarribia (G): «A la cadeneta»; Lezama (B): «A coger y a librar»; Aoiz (N): «A las cadenas»; Artajona, Obanos y Sangüesa (N): «A la cadena» y en Garde y Lekunberri (N) además de «A la cadena» le denominan « Tximirrusti»; Monreal (N): «Soga o cadeneta»; Izal (N) «A marguilla»; en Apellániz, Gamboa, Mendiola, Moreda, Narvaja, Ribera Alta y Salinas de Añana (A) recibe el nombre de «A la banda»; Apodaca y Vitoria (A): «A la banda atada»; Bermeo (B): «A cadenitas»; Zeanuri (B): «Txitonka»; Busturia (B): «Txopinke»; Abadiano (B): «Soka libreka», «Preso libreka»; Arrasate (G): «Cadenita»; Aria (N): «Txirristian» o «A pillar»; San Martín de Unx (N): «El águila atada»; Pamplona (N): «Al águila»; Goizueta (N): «Kate hautsia» (cadeneta rota) y «Atekaka». En el Baztan (N) este juego es denominado «Sarea» y «Azkenka»; en Leiza (N): «Balea», y en Lukiano (A): «Landra»[1].

Juegan niños y niñas. El que se queda debe tratar de coger a otro de los que corren. Si lo consigue, ambos se dan las manos y corren a atrapar a otro y así sucesivamente hasta que todos resultan cazados y, por lo tanto, con las manos encadenadas.

A la banda atada. Apodaka (A), 1985. Fuente: Isidro Sáenz de Urturi, Grupos Etniker Euskalerria.

En Arraioz (N) antiguamente las niñas practicaron un juego de este estilo llamado «Sorginke». La que se queda corre a atrapar a las demás niñas. Cuando coge a una la sujeta por los pelos preguntándole: «Sorgin-argin vale?». Mientras la atrapada no confesara que fuera bruja no le soltaba. Cuando lo hacía iba a por otra y así hasta que cogiera a todas. La última en ser cogida reiniciaba el juego.

El P. Donostia recogió en Elizalde (Oiartzun-G) un juego denominado también «Sorginke», que consiste en lo siguiente: Se queda uno que tiene que coger o tocar a otro y los dos juntos deben coger a un tercero, y así sucesivamente. Algunas veces señalan un sitio o perímetro de donde no debe salirse. Si alguno sale le dicen «erre». Antes de dar comienzo al juego se establece un diálogo entre el que se queda, bete, y los demás jugadores:

— Sorgin?
— Ez.
— Arin?
— Bai.
— Biartiko zate?
— Bai i ere.
– Bruja? / – No. / – ¿A correr? / – Sí. / – (?) / – Tú también.

Tras decir esto último, echan a correr[2].

Para los juegos de cadeneta es conveniente contar con espacios amplios y al aire libre que permitan correr sin problemas. El juego que hemos descrito antes someramente es el de la cadeneta libre, es decir, aquél en el que la cadeneta se hará tan grande como jugadores haya. Pero existen variedades en las que las cadenetas son de dos, de tres o de más jugadores. Por lo demás las reglas son iguales.

En Lezaun y Lekunberri (N) se juega alrededor de una casa y le llaman «No vale retroceder», porque los perseguidos no pueden ir hacia atrás salvo que no sean vistos por el que la para. En caso de serlo se unirán a la cadena.

El P. Donostia recogió en la localidad navarra de Alkoz[3] un juego de cadeneta llamado «Kastelu» que se juega así: Se reúnen varios niños y para señalar quién es el que se queda, se cuenta hasta veinte (en euskera). Los dos que quedan bete corren detrás de los demás, hasta que cogen a uno. Este, en el sitio donde está preso, tiende la mano para que otro le toque y así quedar libre, pero a condición de que la otra mano esté en contacto con la pared.

En Obanos (N) hasta la década de los cincuenta se practicó una modalidad de cadeneta llamada «Barriá» en la que por su rudeza participaban solamente los chicos. El que iniciaba el juego perseguía a los demás y los que cogía iban agarrados a él intentando atrapar a los otros. Estos gritaban: «¡Barriá, barriá!», de ahí el nombre. En el intento de alcanzar a los restantes jugadores se hacía pasar a los de la cadena por sitios inverosímiles y saltar por cualquier obstáculo resultando a veces peligroso. La cadena no debía soltarse nunca; por ello, para salvar a alguien a punto de ser cogido, los otros compañeros trataban de romperla. Este juego fue sustituido por el de «La cadena» que al ser mixto* incluir también a niños pequeños resultaba menos arriesgado. En esta última variante empezaban la carrera siete jugadores. Por lo demás era similar al anterior.

Aunque este tipo de juegos se pueden repetir y de hecho se repiten una y otra vez hasta que los jugadores se aburren, la posibilidad de librarse ofrece una nueva dimensión, haciéndolos a la vez más emocionantes y duraderos.

Tal es el caso del denominado «Katian» que en Elgoibar (G) jugaban de la siguiente manera: Mediante un sorteo elegían al que se tenía que quedar, siendo dos en el caso de que los participantes superasen la cifra de diez. Una vez elegido el que se quedaba, éste tenía que ir cogiendo al resto; una vez atrapado uno de los participantes se colocaba con una mano tocando una pared y con la otra extendida. El siguiente en ser pillado se colocaba también tocando la pared con una mano y con la otra al compañero anteriormente cogido y así sucesivamente hasta ser cazados la totalidad de participantes. De esta manera se conseguía formar una cadeneta que tenía que ser cuidada por el* los que se quedaban, ya que si en algún momento del juego uno de los participantes libres tocaba la mano extendida del primero de los atrapados, resultaban todos libres, teniendo los perseguidores que atraparlos de nuevo.

El juego finalizaba cuando todos eran pillados. Entonces pasaba a quedarse el que había sido cogido en primer lugar; en caso de ser necesarios dos, también el segundo. En este juego participaban tanto chicas como chicos. De forma similar se jugaba en Durango (B) donde se conocía como «A la cadeneta».

En Sangüesa (N) recibía el nombre de «Perro Pepe» y estuvo vigente hasta la década de los sesenta, aunque aquí eran exclusivamente chicos los que lo practicaban. Con este mismo nombre se juega en Eugi (N) y es mixto.

En Lezaun (N) era conocido con el nombre de «A la farola» y lo jugaban dos equipos de unos diez jugadores cada uno. Unos hacían de perseguidores y a los que iban cogiendo los colocaban agarrados unos a otros, el primero a una farola. Por lo demás era similar a las variedades descritas. Parece ser que este juego lo introdujeron en Lezaun los primeros chicos que se desplazaron a Estella a estudiar con motivo de la concentración escolar.

En Zerain (G), se llama «Irteketan» y el que se queda debe contar hasta veinte apoyado en un árbol con la cabeza sobre el brazo antes de emprender la carrera para atrapar a los sueltos. La cadena de cogidos se va formando unida al árbol, con la particularidad de poder girar en torno al mismo buscando a los que quedan libres. Para librar a toda la cadena es necesario que algún jugador libre toque la mano del último de la cadena a la vez que dice «tallo».

A veces, todas las facilidades son pocas para posibilitar el libramiento de los atrapados. Por ejemplo, en la modalidad de Moreda (A), denominada «A dar mano», es válido que los pillados se agarren unos a otros con pañuelos, jerseys o cintos con la finalidad de hacer más larga la cadena humana de jugadores. Asimismo, si uno de los pillados consigue pegar tres patadas en el culo a algún jugador de los que se quedan y mientras les están vigilando para que no les «den mano», todos los pillados quedan libres.

En Lekunberri (N), bajo el nombre de «La cadena» o « Txirrimist» eran tres los jugadores que la paraban, de los que uno permanecía vigilando la pared mientras los demás se afanaban en pillar al resto.

Por otra parte, el lugar de custodia de los cogidos, que en Mendiola (A) llaman cárcel, además de una pared o una farola también podía ser una simple circunferencia trazada en el suelo como en San Martín de Améscoa (N), donde se metía a los jugadores atrapados hasta que alguno de los libres lograba rescatarlos.

En Sangüesa (N) se practica un juego similar a los descritos anteriormente llamado «Veneno» al que juegan tanto niños como niñas. Está en uso y su mecanismo es sencillo: El que la paga pone las manos extendidas y los demás jugadores tocan con los dedos esas manos. Aquél comienza a contar un cuento, y cuando de improviso dice: «veneno», los demás deben escaparse rápidamente, pues sale en su persecución. Cuando pilla a uno lo coloca en una pared que debe tocar con un brazo; si pilla a otro, lo sitúa a continuación en cadena, y así con el resto. Si uno de los jugadores no pillados pasa cinco veces por debajo de la cadena, se salva el primer pillado; y así los demás.


 
  1. De entre la gran cantidad de nombres que recibe este juego agregamos los recogidos por Azkue para Olaeta (A) «Bandaluxka»; Rosa Hierro: Jaravaca o Caravaca»; Urigoitia: «Atxioketan» y López de Guereñu para las localidades alavesas de San Vicente de Arana y Antoñana «Banda» y «Pillar» respectivamente.
  2. APD. Cuad. 3, ficha 324.
  3. APD. Cuad. 5, ficha 544.