Rompepucheros. Eltzeak hausten

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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«Rompepucheros» es la denominación castellana más general del juego. También es conocido por otros nombres como «Eltzek auzten» (Berastegi-G), «Eltze apustua» (Goizueta N), «Lapiko-jokue» (Zerain-G), «Botijoak apurtzen» (Aramaio-A), «Eltzen puskatzen» en Bidegoian (G), «Romper botijos» (Artziniega, Ribera Alta-A), «Romper pucheros» (Portugalete-B), «A los pucheros» (Trapagaran-B) o «A las tinajas» (Garde-N).

Se cuelgan varios pucheros, tiestos, botijos u otros recipientes de barro, como en Bidegoian (G) donde utilizan huchas, de una cuerda tensada horizontalmente entre dos soportes. En algunas localidades dicha cuerda tiene un extremo fijo y el otro móvil de modo que una persona pueda tirar de ella para elevar y arriar los recipientes durante el juego con el fin de incrementar su dificultad. Unos pucheros guardan en su interior caramelos, juguetes o dinero; otros, en cambio, están repletos de agua, ceniza, tierra, arena, serrín, harina o confeti de papel dependiendo de las localidades. En San Martín de Unx (N) recuerdan que llegaron a introducir hasta conejos y algún gato. Precisamente en Sara (Ip) este juego recibía la denominación de «Gatujoku» ya que trataban de romper un puchero colgado a cierta altura en cuyo interior se hallaba un gato que huía raudo en cuanto destrozaban su prisión.

Antes de comenzar a jugar se le vendan los ojos al concursante, se le proporciona un palo y se le hace girar para desorientarlo. Acto seguido comienza a dar palos al aire tratando de acertar a los pucheros. Se le suele guiar gritándole «frío» o «caliente», según se aleje o acerque a los mismos.

Si consigue romper alguno se queda con su contenido. Claro que no siempre atina a dar a los que guardan regalos, a veces golpea uno de los que contienen tierra o agua. Si le cae encima siempre provoca la risa de los asistentes.

Al concursante que le toca jugar se le cronometra el tiempo o bien se le cuenta el número de garrotazos que da. Cuando cumple lo estipulado debe abandonar aunque no haya logrado acertar en ninguna ocasión y pasa a probar suerte otro compañero.

Hoy día en algunas localidades debido a que los pucheros de barro son caros, a veces se sustituyen por globos que los niños, provistos de alfileres, deben tratar de pinchar (Abadiano-B).