A torito sí
En Allo (N) tomaban parte en este juego tanto niños como niñas pero siempre por separado. El mecanismo era el siguiente: Participaban varios jugadores uno de los cuales oficiaba de madre. Previamente se echaba a suertes para ver quién era el encargado de desempeñar este papel y a quién le tocaba empezar el juego pagando. Se escogía también un banco, poyo de sentar o lugar prominente enfrente de una pared. Desde aquí iban saltando los jugadores uno por uno diciendo correctamente una palabra que comenzara por una determinada letra o que llevase «h» intercalada o «w», que eran los casos más difíciles. Esto se hacía a voluntad de la madre que era quien saltaba primera. Después iban diciendo los demás, y al llegar al suelo avanzaban un paso los que habían saltado con anterioridad.
Era imprescindible que la palabra fuera correcta y que no se tardara demasiado tiempo en pensarla, pues de lo contrario este jugador pasaba a pagar.
Luego de saltar todos, el que iba en cabeza tenía que pronunciar las palabras «torito-sí» para que saliesen corriendo hasta la pared del fondo y volviesen de nuevo al banco. Si en el trayecto alguno era alcanzado por el pagador, se invertían los papeles.
Con frecuencia, la madre intentaba complicar las cosas, pues al tiempo de dar la salida a la carrera iba diciendo palabras que comenzaban por «to», como «tomate», «tocino» o «toritono», intentando confundir a los jugadores, para ver si alguno se despistaba y salía corriendo antes de tiempo, en cuyo caso pasaría a pagar. La señal de partida era solamente «torito-sí», y mientras que la madre no la pronunciara, nadie podía moverse.