La prevención de la integridad corporal
En casi toda Álava es común el siguiente conjuro-oración que suelen recitar los muchachos al saltar desde un lugar un tanto elevado del suelo:
- Salto, salto
- de un pajar;
- si me rompo la cabeza
- Dios me la curará.
En Salvatierra (A) recuerdan esta otra fórmula: «San José, si me mato no lo sé».
En Plentzia (B):
- Saltu maletu erremaletu
- miñin itxen ba'da
- Jaungoikoak osatu.
- Salto maleto erremaleto / si uno se hace daño / que el Señor lo sane.
En Alio (N), antes de saltar un ribazo o cruzar una acequia se decía:
- La Virgen saltó
- y no se mató
- yo saltaré
- y no me mataré.
Y a continuación se santiguaban.
Los dientes de leche, cuando se caen, son objeto de prácticas de carácter mágico. Al des-Aprenderse una pieza de la primera dentición era costumbre entre los niños de Zeanuri (B) guardarla hasta la noche y arrojarla al murciélago que se viera aletear bajo el alero del tejado, al tiempo que se recitaba:
- Saguzarra,
- eutzi agin zarra,
- ekasu agin barrie,
- saguzar barragarrie.
- Murciélago, / toma el diente viejo, / dame diente nuevo, / murciélago risible.
En Funes (N) creían que para que saliese otro diente en el lugar del arrancado debía echársele a un murciélago a la vez que se decía: «Murciélago, dame otro diente, si no te mato»; o al fuego, en esta ocasión pidiéndo: «Devuélveme otro diente nuevo». También se creía que si se echaba el diente a un perro después crecía un diente de perro[1].
En Salcedo (A) lo arrojaban a un tejado mientras exclamaban:
- Diente, dientillo,
- te echo al tejadillo,
- para que me salga
- otro más majillo.
En Santelices (Muskiz-B) usaban la fórmula anterior diciendo en el segundo verso: «vete al campillo».
En Errigoiti (B) lo echaban también al tejado, diciendo: «Marije talletukok barrije ekarri deitela» (María del tejado me traiga uno nuevo).
En Ibarruri y Larrabezua (B), también existía la costumbre de echarlos al tejado, donde invocaban a Mari con estas palabras:
- Mari talletuko,
- gona gorridune,
- otzi agin zarra,
- ekatzu barrie.
- Mari la del tejado, / la de la saya roja, / toma el diente viejo, / dame el nuevo.
En Berriz (B) en cambio:
- Maritxu telletako,
- gona gorri dune,
- artizu agin zarra
- ta ekatzu baraje.
- Maritxu de las tejas, / la que tienes saya roja, / tómate el diente viejo / y tráeme uno nuevo.
En Kortezubi (B) la fórmula empezaba por estas palabras «Manija talletuganeko» (María la de encima del tejado).
En Ataun (G) lanzaban el diente al fuego del hogar, diciendo:
- Andra Marie,
- otson ortz zarra
- t'ekatzan berrie.
- Señora María, / toma el diente viejo / y dame el nuevo.
Del mismo modo obraban en Elosua y Zerain (G) donde decían: «Eutsi zarra ta ekarri berrixa» (Toma el viejo y tráeme el nuevo) o «Berrixa etorri deilla» (Que venga el nuevo) y «To zarra ekarri berrie» (Ten el viejo y tráeme el nuevo).
En Tolosa (G) se repetía por tres veces una fórmula similar a la de Elosua: «Torizu zarra ta ekatzu berriya» (Toma el viejo y dame el nuevo). En Oiartzun (G): «Tori zarra ta ekatzu berriya». En esta última población guipuzcoana aseguraban que si no se hacía así no nacía un nuevo diente.
En Uharte-Hiri (Ip) se tiraba el diente a la chimenea mientras se recitaba «Ori, Jinko, zaharra; ekarzu bernia» (Toma, señor, el viejo; dáme uno nuevo).
En Abezia (A) lo echaban al gallinero, diciendo estas palabras:
- María la del gallinero,
- toma un diente viejo
- y dame otro nuevo.
Y en Carranza (B) lo arrojaban al campo diciendo:
':Diente dientecillo
- vete al campillo
- y dile al Señor
- que me dé otro mejor[2].