Diferencia entre revisiones de «Elementos del juego»
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Ha habido épocas y lugares en que debido a la escasez de medios eran las propias niñas quienes se confeccionaban sus cromos, valiéndose de recortes de periódicos, sellos, tapas de cajas de cerillas, billetes de tren o calendarios de bolsillo. Así se constata en Amézaga de Zuya, Laguardia, Ribera Alta, Salinas de Añana, Valdegovía (A); Portugalete (B); Eugi y Garde (N). En Viana (N) los que no podían comprarlos en las tiendas de chucherías confeccionaban sus cromos recortando figuras de alguna revista o folleto y los denominaban «cromos falsos». | Ha habido épocas y lugares en que debido a la escasez de medios eran las propias niñas quienes se confeccionaban sus cromos, valiéndose de recortes de periódicos, sellos, tapas de cajas de cerillas, billetes de tren o calendarios de bolsillo. Así se constata en Amézaga de Zuya, Laguardia, Ribera Alta, Salinas de Añana, Valdegovía (A); Portugalete (B); Eugi y Garde (N). En Viana (N) los que no podían comprarlos en las tiendas de chucherías confeccionaban sus cromos recortando figuras de alguna revista o folleto y los denominaban «cromos falsos». | ||
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+ | [[File:4.157 Cromos de niñas. Lezama (B) 1965.png|center|600px|Cromos de niñas. Lezama (B), 1965. Fuente: Gurutze Ezkurdia, Grupos Etniker Euskalerria.|class=grayscalefilter]] | ||
Se solían guardar en cajitas pequeñas siendo las más estimadas las metálicas, (Artziniega-A; Bermeo, Durango-B; Zerain-G; Allo-N). Las niñas disponían los cromos según sus distintos tamaños y pesos, de forma que los pudieran utilizar según las circunstancias y modalidades de juego. Se procuraba jugar con aquéllos que estuvieran más deteriorados ya que los nuevos eran más estimados. | Se solían guardar en cajitas pequeñas siendo las más estimadas las metálicas, (Artziniega-A; Bermeo, Durango-B; Zerain-G; Allo-N). Las niñas disponían los cromos según sus distintos tamaños y pesos, de forma que los pudieran utilizar según las circunstancias y modalidades de juego. Se procuraba jugar con aquéllos que estuvieran más deteriorados ya que los nuevos eran más estimados. |
Revisión actual del 07:49 30 may 2019
Se emplean cromos impresos por una sola cara, de colores y temática variada, comprados a marchanteras, vendedores ambulantes, o en el comercio. En ocasiones eran regalo de los padres o abuelos a las hijas y nietas en fiestas o ferias. Se venden por planas o pliegos de diferentes tamaños, con dibujos monotemáticos o con diversas figuras: flores, animales, muñecas, casitas, ángeles, cestitas florales, personajes de cuentos infantiles, etc. Algunos cromos, los que se consideran de chicas, tienen rebordes de puntillas y son de brillantina o purpurina. Los de los chicos son de coches, aviones, caballos, motos, futbolistas, ciclistas, etc.
Ha habido épocas y lugares en que debido a la escasez de medios eran las propias niñas quienes se confeccionaban sus cromos, valiéndose de recortes de periódicos, sellos, tapas de cajas de cerillas, billetes de tren o calendarios de bolsillo. Así se constata en Amézaga de Zuya, Laguardia, Ribera Alta, Salinas de Añana, Valdegovía (A); Portugalete (B); Eugi y Garde (N). En Viana (N) los que no podían comprarlos en las tiendas de chucherías confeccionaban sus cromos recortando figuras de alguna revista o folleto y los denominaban «cromos falsos».
Se solían guardar en cajitas pequeñas siendo las más estimadas las metálicas, (Artziniega-A; Bermeo, Durango-B; Zerain-G; Allo-N). Las niñas disponían los cromos según sus distintos tamaños y pesos, de forma que los pudieran utilizar según las circunstancias y modalidades de juego. Se procuraba jugar con aquéllos que estuvieran más deteriorados ya que los nuevos eran más estimados.
Los cromos eran además objeto de colección y de intercambio entre amigas, siendo su valor casi siempre subjetivo, a tenor del deseo que una de las intervinientes demostrara por determinado cromo, bien por su dibujo, colorido, etc. (Beasain-G). Podían cambiarse uno por otro, dos por uno, tres por uno, y así sucesivamente según el valor adjudicado. En Allo (N) el valor de cada cromo estaba en función de su tamaño y servían como moneda de pago en algunos juegos de cartas como «El siete y medio», «La liga» y «La raposa».