A frío-caliente. Hotz-beroka
Un niño esconde un objeto o una prenda cualquiera y los demás deben encontrarlo. Mientras buscan se les ayuda con las palabras «beroa», caliente, si están cerca del objeto y «hotza», frío, si se encuentran lejos del mismo. En algunos lugares, como Artajona (N) se añade el término «templado», indicando con ello que la dirección tomada para encontrar la pieza es la correcta, aún cuando se está alejado de ella, o «¡que te quemas!» cuando ya prácticamente se toca el objeto. El primero en localizarlo será el próximo en esconderlo. Este juego se ha recogido en las localidades de Pipaón (A), Busturia (B), Hondarribia (G), donde se le llama «Tesoro gordetzen» o «Búsqueda del tesoro», Zerain (G), Artajona y Lekunberri (N).
En Zerain le decían «Billaketan». Un adulto guardaba un objeto (piedra, trozo de teja, manzana, etc.) en la plaza del pueblo o sus proximidades: el quicio de una ventana, el tronco de un árbol, entre la hierba, etc. Avisaba a los niños diciendo «Billaketan». Si no lo encontraban les ayudaba diciéndoles «Bero, bero» u «Hotza, hotza».
En la década de los veinte se recogió un juego denominado «Otz-beroka», que se jugaba en sitios donde hubiera paredes destartaladas. Los participantes menos uno cerraban los ojos, con objeto de que éste, libre de las miradas de sus compañeros, pudiese ocultar en un rincón un objeto cualquiera. Cuando lo había escondido, gritaba: «Etorri!». Los restantes comenzaban la búsqueda y el que lo había ocultado en función de la proximidad o lejanía a la que se encontrasen del objeto les decía: «Bero, bero», «Erretan», «Kiskelduten», o por el contrario, «Otz, otz». El que conseguía hallar el objeto adquiría el derecho de ocultarlo en la siguiente jugada[1].
En Mendiola (A) encontramos un juego similar denominado «Frío-caliente», que también se ha recogido en Amézaga de Zuya, San Román de San Millán (A), Bermeo (B) y Arrasate (G). En Eugi (N) le llamaban «Caliente-caliente».
A este juego se le conoce con el nombre de «Frío, frío» en las localidades de Eslava, Gallipienzo, Lerga y Sada (N). Los niños recitaban una retahíla mientras otro buscaba el objeto escondido de modo que unas frases iban indicando su proximidad y otras su lejanía con respecto al objeto que buscaba.
- Frío, frío, frío,
- como el agua del río.
- Caliente, caliente, caliente,
- como el agua ardiente.
- Tibio, tibio, tibio.
- ¡Que te quemas!
- ↑ A. URIGOITIA. “Folklore. Juegos infantiles” in Eukalerriaren Alde, XIX (1929) p. 244.