Diferencia entre revisiones de «Representacion de romances»

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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El romance conocido como ''El Conde Olivos'' se ha recogido completo en Portugalete (B); en Amézaga de Zuya (A) únicamente las tres primeras estrofas:  
 
El romance conocido como ''El Conde Olivos'' se ha recogido completo en Portugalete (B); en Amézaga de Zuya (A) únicamente las tres primeras estrofas:  
  
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:''Madrugaba el Conde Olivos''
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:''mañanita de San Juan,''
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:''a dar agua a su caballo''
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:''a las orillas del mar.''
  
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:''Mientras el caballo bebe''
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:''canta un hermoso cantar,''
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:''las aves que iban volando''
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:''se paraban a escuchar.'' (bis)
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:''— Bebe, mi caballo bebe,''
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:''Dios te libre del mal,''
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:''de los fieros de la tierra''
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:''y de la furia del mar.'' (bis)
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:''Desde las torres más altas''
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:''la reina le oyó cantar.''
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:''— Oliva, hija, cómo canta''
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:''la sirenita del mar.'' (bis)
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:''que esa tiene otro cantar.''
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:''Es la voz del Conde Olivos''
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:''que por mí penando está.''
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:''— Si es la voz del Conde Olivos''
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:''yo le mandaré matar,''
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:''que para casar contigo''
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:''le falta sangre real.''
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:''—No le mande matar madre''
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:''no le mande usted matar,''
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:''que si mata al Conde Olivos''
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:''a mí la muerte me da.''
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:''Guardias mandaba la reina''
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:''al Conde Olivos buscar,''
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:''que le maten a lanzadas''
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:''y echen su cuerpo al mar.''
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:''La infantisca con gran pena''
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:''no cesaba de llorar,''
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:''él murió a media noche''
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:''y oyó a los gallos cantar.''
  
 
Las niñas de Salvatierra (A) y Portugalete (B), antes de la Guerra Civil de 1936, escenificaban el siguiente romance cantando:  
 
Las niñas de Salvatierra (A) y Portugalete (B), antes de la Guerra Civil de 1936, escenificaban el siguiente romance cantando:  

Revisión del 08:55 8 jul 2019

Muchas veces no resulta fácil trazar la línea divisoria entre juegos pues los hay que participan de varios. Así ocurre con los romances pues los niños se han servido de ellos para recitar o escenificar, pero también para saltar a la cuerda, jugar al corro e incluso las personas mayores se los han cantado a los niños como canciones de cuna.

Ha sido frecuente la representación de romances por los niños y entre ellos uno de los más recurridos era la figura de Don Juan Tenorio.

En Artajona (N) era un juego mixto. Intervenían varios jugadores, colocados en corro. Uno inicia con el que tiene a su derecha el siguiente diálogo que éste lo continúa con el siguiente y así sucesivamente:

— Don Juan Tenorio se casa.
— ¿Se casa?
— Se casa.
— Pregúntale a tu vecina
y verás lo que pasa.

Durante la primera ronda todos deben permanecer serios; el que se ría, pierde. En la segunda vuelta, los jugadores deben imitar al primero en el momento que se inicia el diálogo: llorando, riendo, tartamudeando, cucando o guiñando el ojo. Los perdedores pagan prenda.

En Durango (B) se ha recogido una variante del juego anterior. En esta localidad lo practicaban únicamente las niñas que tenían que hablar con los labios pegados sin que se les vieran los dientes. La primera jugadora con el semblante serio mantenía con la segunda el siguiente diálogo:

— ¡Don Juan Tenorio ha muerto!
— ¿Ha muerto?
— Sí, ha muerto.

Seguidamente la segunda niña dialogaba de igual forma con la tercera, pero esta vez llorando. Esta última hacía lo propio con la siguiente, ahora riendo, y así sucesivamente. Quedaba eliminada la que mostrara los dientes o se equivocara al representar el estado de ánimo que le correspondía mantener.

El romance conocido como El Conde Olivos se ha recogido completo en Portugalete (B); en Amézaga de Zuya (A) únicamente las tres primeras estrofas:

Madrugaba el Conde Olivos
mañanita de San Juan,
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar.
Mientras el caballo bebe
canta un hermoso cantar,
las aves que iban volando
se paraban a escuchar. (bis)
— Bebe, mi caballo bebe,
Dios te libre del mal,
de los fieros de la tierra
y de la furia del mar. (bis)
Desde las torres más altas
la reina le oyó cantar.
— Oliva, hija, cómo canta
la sirenita del mar. (bis)
— No es la sirenita madre
que esa tiene otro cantar.
Es la voz del Conde Olivos
que por mí penando está.
— Si es la voz del Conde Olivos
yo le mandaré matar,
que para casar contigo
le falta sangre real.
—No le mande matar madre
no le mande usted matar,
que si mata al Conde Olivos
a mí la muerte me da.
Guardias mandaba la reina
al Conde Olivos buscar,
que le maten a lanzadas
y echen su cuerpo al mar.
La infantisca con gran pena
no cesaba de llorar,
él murió a media noche
y oyó a los gallos cantar.

Las niñas de Salvatierra (A) y Portugalete (B), antes de la Guerra Civil de 1936, escenificaban el siguiente romance cantando:


Le pregunta el capitán:


En San Román de San Millán (A) se han recogido varios romances. Aquí transcribimos uno de ellos[1]:


En Artajona (N) dos niñas, disfrazadas una de hombre y otra de mujer, escenificaban cantando el siguiente relato:


En Durango (B), el romance que a continuación transcribimos servía para que los niños lo escenificaran. Los días lluviosos eran los más propicios y la representación se efectuaba en los rellanos de las escaleras o portales de las viviendas.


En Hondarribia (G) se ha recogido este otro:


Interviene el coro:


En Artajona (N) las niñas puestas en corro escenificaban Caballero de arma blanca. Una jugadora representaba al rey, otra al capitán y una tercera al paje al tiempo que cantaban:



 
  1. Para otros romances recopilados en esta misma localidad cfr. Alberto GONZÁLEZ DE LANGARICA. “Estudio etnográfico de San Román de San Millán” in Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Alava y Navarra. San Sebastián, 1990, pp. 164-166.